Derribando las barreras de mi CEO -
Capítulo 73
Capítulo 73:
Catrina se acercó a Maximiliano mientras uno de los hombres le colocaba un arma en la frente.
Max se enganchó del cuello de su papá al sentir unas manos en su pequeña barriga que lo jalaba, no tenía suficiente fuerza para resistir, empezó a soltar unos gritos desgarradores al verse apartar de su papá.
Stefany se hacía añicos el corazón al escuchar los lamentos a su hijo. Apretaba los dientes y su mirada se volvió oscura, no podía entender la crueldad de esas mujeres.
Catrina agarró al niño por detrás, y los presionó entre sus brazos, unas lágrimas se desbordaron de su frío rostro, estaba inundada de emociones, por primera vez tenía a su hijo en sus brazos, su corazón se regocijaba de felicidad.
Susurró suave al oído del pequeño.
“Tranquilo príncipe, ya estás con tu mamá, no llores mi niño, pronto me vas a amar como siempre te he amado”
“Tú no eres mi mamá”
Señaló con su manito hacia la dirección de Stefany y con su vocecita entrecortada dijo:
“Ella es mi mama, la que me ha cuidado desde que nací, por favor no me lleves contigo”
“Yo soy tu verdadera mamá, ellos te apartaron de mí, ahora estamos juntos mi amor”
Se dio media vuelta y empezó a caminar con su hijo forcejeando entre su regazo, lo presionaba a su pecho fuerte, pero sin hacerle daño.
Fabiana se acercó a su hija con una sonrisa malévola, la agarró fuerte por su brazo izquierdo y la trato de obligar a caminar.
“Vamos, hay alguien que espera por ti”
“¿Por qué nunca me quisiste? ¿Tanto odio te produzco para que me trates siempre como una basura?”
“Tu misma te lo buscaste cuando te metiste por los ojos de Francisco, si no hubieras estado de coqueta con él no se hubiera obsesionado contigo”
“En qué cabeza cabe que una niña de 11 años va a seducir a un hombre de 40, yo le tenía miedo desde el primer día que me miró con esos ojos depravados, te conté para que me protegieras”
El ojeo con sarcasmo y continuó con una voz gruesa.
“¿Qué hiciste tú? Me lanzaste a los brazos de ese hombre por tu vicio”
“Ya deja de protestar de que cualquiera cree que no te gusto lo que te hizo, mejor camina que Fabricio te está esperando, como sé que te gustan los viejos te voy a entregar a uno”
Maximiliano apretaba los puños y sus dientes relinchaban en su boca de impotencia por no poder moverse.
Todavía tenía el arma de fuego pegada a su frente.
Stefany se nubló, se sentía un objeto que su madre podía tomar y utilizar a su antojo, unas lágrimas chocaban unas con otras para ser las primeras en pasar por aquel el triste rostro, no midió las consecuencias y empezó a forcejear con su madre.
“Esta vez no voy a hacer tu voluntad, prefiero que me maten a irme contigo”
“Niña estúpida, camina por las buenas o verás que son capaces estos hombres de hacer por las malas”
El hombre que estaba apuntado a Maximiliano se aproximó a ella y le expresó:
“Será mejor que cooperes o te doy un tiro aquí mismo”
En ese momento se escucharon unos disparos, seguido de una exclamación fuerte desde el centro del evento.
“Todos al suelo y no levanten la cabeza”
El hombre que amenazó a Stefany fue derribado por Óscar. Maximiliano tomó el arma de fuego de ese hombre y se escondió, empezó a disparar a los que tenían en la mira a su esposa.
Stefany empujó a su mamá con toda su fuerza y salió corriendo detrás de Catrina que caminaba abrazada a su hijo.
Al estar cerca la giró y empezó a forcejear para quitarle a Max, quien también luchaba para salir del agarre de la mujer, Catrina en desventaja suelta al niño.
Stefany lo agarró, sin perder tiempo lo colocó en el suelo.
“¡Max! Acuéstate en el suelo y tapate con tus manitas tu lindo rostro, como cuando jugamos a las escondidas, escuches lo que escuches, no veas ni levantes la cara”, expresó Stefany, su vida no le importaba sino la de su niño.
Él asintió con la cabeza y se metió debajo de unas sillas que estaban cerca e hizo lo que su mamá le pidió.
Stefany tenía la furia contenida de muchos años, tomó a Catrina por el cabello y la tumbó al suelo, se montó sobre ella y le propinó manotazos y cachetadas en su rostro, allí descargó toda su ira.
Catrina se defendía, pero la mujer que tenía encima era más fuerte que ella, empezó a pegar gritos pidiendo ayuda a sus hombres, pero ellos estaban ocupados en el caos.
Stefany seguía dándole una paliza dejando el rostro de su oponente ensangrentado e hinchado.
Freed estaba en el suelo detrás de unas sillas con su esposa, miró a su hermano correr con un arma de fuego en las manos, se sentía impotente de no poder ayudar, pero también inseguro de dejar de darle valor a su esposa asustada.
Suspiró varias veces pensando que hacer, después de deliberar unos segundos susurró:
“¡Amor! ¡Quédate aquí! ¡No te muevas! Por nuestra princesa no se te ocurra levantarte, ni alzar la cabeza para mirar, mi hermano me necesita, voy a ayudar a poner en orden este lugar”
Janna al reflexionar en el peligro en que estaba, empezó a llorar a moco tendido, fijó su vista él y empezó a rogarle con súplica en su voz.
“¡Freed no me dejes! Yo me muero si algo te pasa, aquí estás a salvo conmigo y nuestra Fernanda”
Él le mostró una mirada dulce y le dio un tierno beso, al separarse le dijo una voz sutil y cariñosa:
“No me va a pasar nada, ya los verás, mi princesa me necesita y yo voy a estar junto a ti en todas sus etapas, por favor confía en mí”
“Está bien, procura que no te pase nada, porque te juro que el otro día de tu funeral me busco un amante y vuelvo a los días de se%o salvaje”, le dijo haciendo puchero.
A él esas palabras le parecieron tan excitantes que con una voz juguetona se despidió.
“Después que esto acabe, me voy a dar el lujo de dejarte adolorida, que no vas a querer salir de la habitación”
Se levantó con cuidado.
“Espérame aquí, en rato vengo por ti”
Freed corrió hacia la orientación de su amigo, al llegar Óscar le ofreció un arma de fuego y los tres dieron zancadas aceleradas hacia la dirección de Kathen, pero no llegaron a tiempo, sólo vieron unos carros desaparecer en el camino.
Kathen al escuchar los primeros disparos enfureció, observo a Catrina como era golpeada y la otra mujer tirada en el suelo, sin perder tiempo, agarro fuerte a su hija de brazo y la arrastró hacia uno de sus carros.
Se adentraron y pidió al chofer que arrancará, el otro carro que transportaba a Lindsey los siguió.
Los hombres corrieron a sus carros para perseguirlo, pero se llevaron una sorpresa.
“Maldita, seas todos los cauchos estaban sin aire”
Óscar inspeccionó uno a uno los vehículos de los invitados, todos estaban en las mismas condiciones.
“No hay un carro que no fuera manipulado, maldición, ¿Ahora que haremos?
Caminó de un lado a otro pensando en sus dos mujeres.
El Abuelo Hugo entrecerró los ojos y recuperó los sentidos, prestar atención al lugar que era restablecido.
‘Estos hombres tienen que estar liderado por algún mafioso de la ciudad’
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