Capítulo 69:

John miró a su hija con rabia, con ira contenida, en ese momento deseaba arrojarse sobre ella.

“¿A qué has venido? ¿A restregarme tu felicidad de verme en la cárcel?”

Lindsey por un segundo tuvo miedo de esa mirada siniestra que mostró, guardó sus emociones y habló de lo más normal.

“Tú eres poca cosa, no he podido entender ¿Cómo Lina pudo estar y amar a un hombre como tú?”

“Ella fue la que amó, yo solo la utilice a mi antojo, ahora que lo recuerdo fue muy satisfactorio”

En su rostro se dibujó una sonrisa burlona.

Lindsey le clavó una mirada fría, su cuerpo tembló de resentimiento, esperaba encontrar un poco de arrepentimiento en él, al verse solo y en la cárcel, pero fue lo contrario, seguía siendo el mismo hombre cruel.

“¡Eres despreciable! Tú junto a Kathen mataron a mi mamá por su maldito dinero, tienes el corazón podrido, creíste que te ibas a salir con la tuya, reniego de ser tu hija”

John abrió los ojos como platos, para su sorpresa nunca imaginó que ella supiera la verdad.

“Yo no maté a tu madre, fue a Kathen ella…”

“Tú y ella son de la misma calaña, se aliaron para manipular el noble corazón de mi madre. Me voy a encargar que el poco tiempo que estés acá vivas un infierno, si llegas a salir, me voy a encargar que nadie te tienda la mano”

Lindsey le dio la espalda a su padre, echó un vistazo al guardia de seguridad quien le dio paso para que se retirara.

John apretaba los dientes y maldecía mientras era arrastrado por un guardia de seguridad a una de las alas de la prisión más problemáticas.

Lindsey salió tranquila del lugar, al introducirse en su carro su corazón se agitó, parecía que quería salir de su pecho, por sus mejillas rodaban lágrimas de dolor.

Llegó con la esperanza de ver en ese hombre un poco de arrepentimiento y recibió lo contrario, pero después de escuchar lo que él dijo le quedó claro que nunca tuvo padre.

Ahora faltaba encontrar a Kathen, su gente la ha buscado, pero no han logrado localizarla.

Regresó a la mansión y fue a su habitación, se acostó un rato, fue sumamente agotador emocionalmente enfrentar a su padre.

Su mente estaba clara que ese hombre no nació para amar.

Luego de un par de horas encerrada en su habitación salió rumbo a la casa de su abuela.

Les contó la conversación que tuvo con su padre a Courney y a Antonella.

Courney no dijo nada, su corazón se sobrecogió, solo sollozó y abrazó a su hermana. En estos momentos ella no tiene valor de ir a la cárcel a enfrentar a su padre, con lo que le contó Lindsey está claro que ese hombre no va a cambiar.

Le dolió que su familia fuera un fracaso, pero se siente feliz por el corazón noble de su hermana que fue capaz de perdonarla a pesar de sus errores.

Ha pasado un mes, los chicos estaban reunidos en la mansión de Lindsey preparando la boda de Janna, al principio se molestaron con ella por mantener su relación a escondidas, pero la noticia del bebé les daba alegría.

“Tiene que ser en un salón de hotel lujoso, con muchos invitados, comidas y bebidas, adornos glamurosos, flores de todo tipo”, soltó Luan desde el sofá.

“Eso lo hacemos en tu boca, yo quiero algo sencillo, solo con mi familia que son ustedes”, susurró emocionada Janna.

Los 4 amigos se le lanzaron encima a Janna para apapacharla.

“Amiga, dime. ¿En dónde tienen pensado hacer la ceremonia?”, intervino Luan nuevamente.

“iJanna! La podemos hacer en mi mansión, si deseas podemos inventar tu boda como la mía”

Sonrió con un brillo en sus ojos.

“pero mejor”

“Gracias, Lin”

Unas lágrimas traviesas se desparramaban en su rostro.

“Gracias, chicos por ayudarme con mi boda, nunca pensé tener una familia y mírenme, con tres meses de embarazo y en dos semanas seré una mujer casada”

Daba una ojeada a cada uno de sus amigos.

“Los amos chicos son los mejores hermanos que la vida me pudo dar”

“A mí me dejaron por la fuerza de lo que están hablando”, interrumpió Courney quien llegaba a ellos en ese momento.

“Tú eres adoptada, te toca agarrar el ramo para que seas la próxima en casarse con el bombón de Óscar, lástima que solo le gusten las mujeres”, expresó Luan suspirando varias veces.

Courney se puso colorada y las chicas soltaron una carcajada.

Lindsey se levantó agarró la mano de su hermana y la sentó a su lado.

“Si le prestas atención a las locuras de Luan, vas a vivir sonrojada toda la vida”, expresó lsa desde su asiento.

“Las barrigonas, ¿Cuándo voy a saber el se%o de mis dos sobrinos?”, manifestó Luan.

“Freed y yo mañana vamos a nuestra segunda consulta médica, yo no quiero saber el se%o, pero el papá tienes días que no duerme porque ya quiere saber que es”, dijo Janna.

“Yo quiero enterarme cuando lo tenga en mis brazos, lo importante es que nazca sano y que va a tener amor de familia”

Con los ojos chispeantes, se pasaba la mano por su barriga de cinco meses.

“Claro que si hermana, tú sabes que tienes el apoyo de todos nosotros”

Luan empezó a sollozar.

“Ignórenme, saben que estas cosas me emocionan, yo me iba a encargar de la revelación del se%o, pero el impaciente de tu marido me echo todo para atrás”

Miró haciendo pucheros a Janna, luego volteo hacia Courney.

“Y a ti te respeto tu decisión, pero ahora yo soy el que va a organizar los dos baby showers, las envidiosas no protesten”

Stefany rodó los ojos, su hermano nunca iba a madurar. Así continuaron su tarde de charla mientras los niños estaban en la sala de juegos.

Al siguiente día, una pareja asistía a una consulta ginecológica, Freed tenía dibujada en su rostro una sonrisa que enmarca su cara, ellos estaban sentados en la sala de espera. Él no dejaba de pasarle la mano derecha por encima de la camisa tocando suavemente la barriga de Janna.

“Señor y Señora Gregen, pueden pasar al consultorio médico de la Doctora Maritza Wilson”

Freed tomó de la mano de Janna, empezó a caminar junto a ella y se adentraron al consultorio.

“Buenos días, ¿Cómo se porta esa barriga?”

“Bien doctora, no he tenido malestares, el papá es quien en las mañanas experimenta náuseas, algunos alimentos no los pasa y creo que los antojos también, porque lo he visto comiendo dulce y él no es dulcero”

“Es bueno que ellos sufran por lo que témenos que enfrentar nosotras como mujeres, ahora vamos a conocer el se%o de ese bebe”

Freed ayuda Janna a recostarse en la camilla y levantó su camisa.

La doctora encendió el aparato para hacerle el ultrasonido, le coloca gel en la barriga y comienza a presionar el dispositivo que tenía en la mano, lo deslizó de un lado a otro, se escuchaba el sonido de un corazoncito.

“¿Están listo para conocer el se%o del bebe?”

Solo se escuchó la voz del papá.

“¡Sí!”

“¡Felicitaciones! Serán padres de una niña”

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