Capítulo 68:

Tiempo después del altercado, Maximiliano habló con Stefany en su habitación.

“Un día tenía un fuerte dolor en mi vientre, le dije a mi mamá que no lo soportaba y que me llevara a un médico, solo me miraba con desprecio y se ría a carcajadas de mi sufrimiento, al otro día sangre mucho y me dio fiebre, esos desgraciados al verme casi muriendo me dejaron en el hospital sola”, dijo Stefany con lágrimas en los ojos.

“El médico me dijo que estaba embarazada de 5 meses y que el feto llevaba días muerto dentro de mí”

Hizo una pausa para limpiarse unas lágrimas que rodaban por su mejilla.

“También me dijo que tenía una infección en mi útero y lo más probable es que no pudiera ser madre en el futuro, allí fue cuando me escapé del hospital y llegué a la casa hogar”

La sangre le hervía en el cuerpo de Maximiliano, suspiró varias veces para calmar su rabia, al ver esas lágrimas rodar por su rostro triste se arriesgó.

“¡Chiquita! ¿Te puedo abrazar? Durará lo que tú quieras que dure”

Su corazón decía que, SÍ, y su mente gritaba que, NO, estaba en esa batalla, ella cerró los ojos y de sus labios salió.

“¡Sí!”

Él se incorporó en la cama, la atrajo hacia él y la abrazó con fuerza, casi sentándola en sus piernas, apoyó su cabeza en su cuello.

Otra vez, ella no sintió las ganas de alejarlo, decidió hacerle caso a su corazón, se aferró a su cuello con fuerza, Maximiliano dibujó una sonrisa.

“Yo quiero todo contigo, ya tenemos al pequeño Max como nuestro hijo, dejemos todo en manos del destino, gracias, chiquita, por estar en mi vida y hacerme cambiar”, dijo susurrándole al oído.

“Yo te quiero con tus traumas, tus inseguridades, tú eres perfecta para mí, sácate de la cabeza eso de que estás rota, porque no lo estás, me has complacido más de los que crees, Stefany déjame borrar todo lo malo que recuerdas en tu cuerpo”

“¡Max! Yo…”

“Di que sí, por favor, déjame enseñarte amarte y que me ames”

Stefany no respondió, solo se aferró a su cuello.

“Mantén tus ojos cerrados”

Él quitó sus manos de la cintura de ella y sacó las manos de ella de su cuello, podía sentir su corazón latir a gran velocidad, pero tenía que arriesgarse, es la única manera que ella venza ese miedo a experimentar.

Se posicionó frente a ella y rozó dos dedos por sus labios.

“Si te sientes incómoda, me lo haces saber”

Ella asintió con la cabeza.

Él siguió delineando la comisura de sus labios por unos segundos, luego acercó su boca y los pegó a la de ella acariciándola suavemente, la sintió temblar.

“¿Me detengo?”

“¡No!”

Aunque el miedo se estaba apoderando de su cuerpo, ella quería saber que se siente besar y si el hombre que ha amado por años puede borrar esa sensación de asco de su cuerpo.

“¿Te puedo ver besar?”

“Yo nunca he besado, ese hombre me tomaba a la fuerza, pero yo siempre volteaba la cara y esperaba en silencio que terminara, aunque a veces me ganaba unas fuertes cachetadas, no me importaba, solo quería que acabara”

Maximiliano maldijo en su interior. Empezó a besarla con suavidad, un sentimiento de felicidad en su corazón al ver que ella no lo rechazaba.

Gustoso aceptó esos movimientos toscos de su mandíbula, con delicadeza introdujo su lengua y jugueteo con la de ella, no sabe cuánto tiempo duraron así, no quería detenerse, pero la falta de aire y sus respiraciones impidieron que continuara.

Se despegó y pego su frente a la de ella para recuperar el aliento.

Stefany estaba ansiosa, le gusto lo que había experimentado y más cuando su mente rogaba que no se acabara.

“¡Maxi…!”, susurró con un hilito de voz.

“¿Sí?”

“Me gustó mucho, siento algo”

Tomó la mano de él y se la colocó en su pecho.

“Aquí adentro, y en mi interior sentí cosquilleos y calor, pero no sé cómo explicártelo”

Maximiliano agarró una mano de ella e hizo lo mismo.

“Ahora siente mi corazón que quiere salir de mi pecho por ti”

“Maxi, quiero que sepas algo”

“¿Qué mi tesoro?”

“Yo llevo años pensando en ti, has ocupado un lugar en mi ser, pero con tus antecedentes y mi pasado, me reprimía aceptar que te amaba y que no era la mujer que merecías”

“Chiqui…”

“Déjame terminar, tomé el valor de decirte lo que tantas veces quise hacer”

Lo observó fijamente a los ojos.

“Y que no era la mujer que mereces en tu vida, pero hoy me has demostrado que puedo ser feliz, me gusto esta cercanía entre los dos y si me dejas, te prometo dejar mis inseguridades y tratar de ser la mujer que buscas”

Maximiliano soltó una carcajada de felicidad.

“Yo te amo tal y como eres, vamos a ir despacio ¿Sí? Hoy comenzamos con los besos, si tú quieres podemos dormir juntos, te prometo respetarte y poco a poco enseñarte a descubrir sensaciones que verás que te van a gustar”

Stefany mostro una sonrisa y afirmó con la cabeza.

“¡Cariño! Ve a lavarte la cara, para bajar a almorzar que nuestro hijo nos espera y luego nos vamos de cine los tres”

Ella se levantó y salió corriendo al baño, quiere darle fin a su pasado y crear una nueva historia con el nuevo Maximiliano.

Lindsey realizó una auditoría en cada departamento, encontró las pruebas que necesita para hundir a su papá en la cárcel por estafa y malversación de fondos de la empresa.

Dexter sé encargos de presentar todas las pruebas a un juez y le dieron orden de captura.

Lindsey desde la distancia observó cómo sacaron a John de la casa esposado e introducido en una patrulla de la policía.

Un gesto frío y triste se asomó en su rostro recordando los días de desesperación que vivió junto a su padre.

En ese momento no recordaba ni un momento de felicidad, luego de ver esa escena pidió a su chofer llevarla a su casa.

Los días pasaron, el juicio contra John Girt se llevó a cabo, lo sentenciaron a 10 años de prisión,

Estaba insatisfecha por el tiempo de condena que le dieron, eso era poco para todo el daño que hizo.

Sus malas acciones no le devolverán a su madre y todo el sufrimiento que vivió con él.

Después del juicio, Dexter solicitó una visita a la cárcel.

John Girt fue llevado a una habitación, no sabía quién lo visitaba.

Estaba demacrado y pálido, con la mirada perdida, nunca imaginó que su hija lo llevara a la cárcel.

“¡Hola, señor John! ¿Cómo lo trata la cárcel?”

Entró Lindsey con aire de superioridad.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar