Derribando las barreras de mi CEO -
Capítulo 66
Capítulo 66:
Lindsey saludó a Antonella y se dirigió a la habitación de Courney.
Tocó la puerta.
“¿Puedo pasar?”
“¡Sí!”, expresó frente a la peinadora cepillándose el cabello.
Al verla entrar preguntó:
“¿Cómo estás?”
“Bien”
Le mostró una grata sonrisa.
“¿Tú que has pensado hacer? ¿Vamos a la clínica?”
“Sabes hermana, sé que he sido mala y lo que me pasó es culpa de mis malas acción…”
Fue interrumpida.
“Courney ya te he…”
“Déjame hablar por favor”
“Está bien”
Se sentó en la punta de la cama.
“Lo que me paso en gran parte fue mi culpa, por no pagar una deuda que yo misma me busque, pero el cielo se apiado de mí, me colocó un ángel que me rescato, hizo que me reencontrara contigo y colocó otro ángel protector para cuidar de mí y de este niño. He decidido tener a este bebe”, comentó mirando fijamente a su hermana.
Lindsey se levantó de un brinco y la abrazó.
“Es la mejor noticia que me has dado, pero ahora me vas a decir ¿Quién es ese ángel protector?”, preguntó frunciendo el ceño.
“Es Óscar, cuando salía en mis noches de insomnio, le contaba mis problemas ese viejo roble, por casualidad Óscar me llegó a escuchar, él sabe toda mi vida, ¿Sabes? Anoche él se acercó y se sentó a mi lado, no le tuve miedo, al contrario, me genero paz”
“Me alegra hermanita, Óscar es un buen hombre”
Sus ojos chispeaban de emoción.
“No es lo tú piensa, es solo un amigo, él ayudó a dar fin a mis profanadores”
“¿Cómo es eso?”, exclamó confundida.
“Él, con la ayuda de unos amigos que tiene en el FBI, dieron con los que me dañaron y los mataron”
“Es un héroe entonces”
“Es más que eso, es mi ángel protector, hasta que consiga a otra a quien proteger”
“No vayas a empezar con la negatividad, Óscar es un excelente hombre y quien quita y sea mi cuñado”
Courney se puso colorada, en su mente solo lo veía como esa persona que la ha liberado de muchas de sus pesadillas.
“Yo no lo veo como hombre, lo veo como esa persona que me ha ayudado a ver las cosas buenas de mis errores”
“Está bien como digas ¡Me voy! Mi cuñado y Mario me deben de estar esperando, perdón Óscar y Mario”
Soltó con una risa juguetona.
Courney entrecerró los ojos y antes de que Lindsey le diera la espalda le dijo:
“Quiero conocer a tu familia, ya es hora de que me presentes a mis sobrinos”
Lindsey esbozó una gran sonrisa y respondió:
“Esta noche a las siete te espero en mi casa para cenar, eso sí, prepárate para las locuras, los cuentos no de uno sino de cinco indiscretos, bueno cuatro porque Lucas es más reservado”
Siguió su camino y salió de la habitación.
Lindsey llegó al estacionamiento y busco con la mirada a Óscar.
Se acercó.
“Óscar ¿Podemos hablar 5 minutos?”
“¡Sí! Claro Lin”
En su mente se hizo a la idea que lo iban a regañar o despedir por su atrevimiento de acercarse a Courney.
Lindsey caminó al interior de la casa y se metió en el despacho seguido por un tenso Óscar. Los dos entraron.
“Lin sé que no debí acercarme a tu herma…”
No continuó las palabras, porque fue interrumpido por un abrazo que lo dejó más confundido de los que estaba.
“Gracias por estar allí para Courney, cuentas conmigo para lo que necesites y para lo que tengas pensado para su futuro”
Lo miró con agradecimiento.
“Eres una gran persona”
“No tiene por qué agradecerme, disculpe por lo que le voy a decir, pero su hermana me importa mucho, sé que es muy pronto para decirlo, pero escucharla hablar todas las noches se hizo parte de mí”
Lindsey dibujó una sonrisa, pasó por su lado diciendo:
“Vamos cuñado es hora de trabajar”
Lindsey junto a lsa empezaron hacer las investigaciones sobre el desfalco que ella encontró en la empresa de su madre cuando tomó el control.
Maximiliano no sabe qué hacer para llegar al corazón de Stefany.
Estaba confundido, la ha encontrado muchas veces comérselo con la vista y mordiéndose el labio inferior, pero cuando se aproxima un centímetro a ella sale huyendo.
Él se hallaba en su despacho mirando por la ventana, no sabe qué hacer con su amada esposa.
Stefany se encuentra en el jardín jugueteando con Max cuando una de las empleadas se le acerca.
“¡Stefany! Hay una señora que te busca e insiste en hablar contigo”
“¿A mí? ¿Quién será? ¿Dónde está?, preguntó extrañada.
“¡Sí! Pregunto por ti, Está la entrada principal, Marco no le dio acceso a la mansión, hasta que tú le des el permiso para dejarla entrar”
“No te preocupes, yo misma iré a ver de quién se trata”
Caminó hacia Max y se inclinó con una sonrisa.
“Príncipe, espérame aquí, mamá ya vuelve”
Stefany se enderezó y salió del jardín.
Caminó hacia la entrada de la mansión, mientras más se aproximaba a la figura de la mujer que estaba de espalda, más se le hacía conocida.
Sus pasos fueron acelerando hasta llegar a pocos centímetros.
“Dígame”
La mujer se giró y echó un vistazo a Stefany con añoranza.
“¡Hija! No vas a saludar a tu madre”
“Señora, no sabía que era su madre, por eso no le di acceso”, expuso Marcos, el vigilante de la entrada principal.
Stefany estaba paraliza.
Su corazón se removió y empezó a palpitar con ímpetu, su mente se había vuelto un caos.
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