Capítulo 64:

“Te voy a responder con sinceridad, pero lo que has visto hoy y lo que te diga tiene que quedar aquí”

Dexter se quitó la máscara, el moño y la correa, luego se acercó a ella y le tomó las manos.

“No tienes por qué preocuparte, a mí tampoco me interesa que otros conozcan mis gustos privados”

“Yo he sido muy liberal en mis pensamientos, no tengo tabús, me gusta experimentar y disfrutar de algunas cosas que para muchos son malas. En la universidad me gustaba un chico, empezamos a salir, él me contó que tenía gustos diferentes en cuanto al se%o, me invitó a un lugar parecido a este, yo fui con la mente abierta”, dijo coqueta.

“Antes de entrar nos colocamos unas máscaras, al entrar yo estaba encantada y me empecé a sentir libre, conocí varias parejas casadas y eran felices, me sentí una p$rvertida, pero no me importaba porque era feliz, Alan esa noche me explico muchas cosas que yo no conocía y otras que tenía dudas”

“¿Tu primera vez en esto fue con él?”

“¡Sí! Esa misma noche me invitó a su casa, no te voy a negar que al principio me asusté, pero él me gustaba y yo acepté, cuando llegamos a su casa estuve con él, fue mi primera experiencia de amo y sumisa, me hizo sentir cosas increíbles y me hizo experimentar todo lo que yo quise. Entre nosotros había más juegos de seducción”

“¿Qué pasó con él? ¿Siguieron juntos?”

“¡Sí! Él estaba a cuatro semestres más adelantado que yo, duramos dos años de pareja, él terminó la universidad y se fue a Londres a dirigir la empresa de su padre, quedamos en que terminaría mi carrera y me mudaría con él, pero la distancia nos separó, luego supe que se casó con una mujer que es igual a su mundo y él es feliz”

“¿Todavía lo quieres?”

“¡No! Al principio me dolió, porque teníamos los mismos gustos”

Dexter la escuchó con tranquilidad y le gusto saber de su vida.

“¿Cómo diste con este sitio aquí en Manhattan? ¿Él ha sido el único o has estado con otros?”

“Yo trabajaba con Lin cuando todavía era novia de Alan, él me comentó de este sitio, en una de sus vacaciones él visitó este lugar, luego me dio el contacto por si algún día llegaba a venir a Est$dos Unidos y ¡Sí! Alan fue mi primer hombre antes de ti”, dijo.

“Él fue mi único amo, ¿Sabes? me gustaría ejercer ambos roles contigo, ser ama y en otra ocasión sumisa, te voy a hacer una pregunta, ¿Te gustaría estar conmigo en esto?”

Dexter suspiró varias veces y la miró fijamente para responder con serenidad.

“Sí me gustaría, solo espero que ambos podamos complacernos en nuestros gustos y deseos. Ahora dime. ¿Por qué estabas con ese hombre en el restaurante?”

Isa soltó una carcajada, le gustó su rol de macho.

“Cuando vivía en Florencia, me metí en una aplicación de citas, allí conocí a Claudio, nuestra comunicación fue siempre por teléfono. Él de tanto insistir decidí conocerlo en persona, fue cuando nos viste en el restaurante y eso de que lo iba a utilizar de esclavo se%ual era broma, quería ver tu reacción”

“¿Por qué rechazabas mis invitaciones?, y ahora ¿Por qué me escogiste a mí para estar contigo en esto?”

“Primero te rechazaba porque pensé que no te gustarían mis fetiches y segundo, porque eres un hombre muy guapo y me gustó como te impusiste delante de Claudio y luego me seguiste como un corderito. ¡Dexter! Me gustas mucho y más ahora que vamos a compartir nuestros gustos”

“¿Te gustaría ser mi pareja?”

Isa sin pensarlo gritó.

“¡Sí!”

A Dexter se le iluminaron los ojos, emocionado la tomó de la mano, ella se levantó y se fundieron en un beso largo y profundo.

Se separaron para calmar sus deseos.

“Ahora vamos a tu departamento que quiero amarrarte a una silla y enseñarte unos juegos de seducción que conozco”, expresó lsa mimosa.

Dexter soltó una carcajada, los dos se volvieron a colocar las máscaras y salieron del lugar.

Courney salió en medio de la noche, no podía conciliar el sueño, caminó hacia un jardín que se encontraba detrás de la casa, ahí estaba un frondoso árbol de roble.

Ella se sentó, como cada noche, en sus raíces, cuando estaba en depresión le contaba sus pensamientos.

Se sentía libre de expresar sus emociones.

“Aquí estoy otra vez para contarte mis penas, ya me liberé de una carga mental que me carcomía mi corazón desgastado, estoy desanimada por ser la causante del sufrimiento de mi hermana en estos momentos”

Unas gotas cristalinas se peleaban por rodar por aquel triste rostro, luego se pasó la mano por su estómago.

“Como quiera abrigar un sentimiento de amor por ti, si decido darte la vida no quisiera hacerte sufrir contigo cada vez que te vea y me recuerdes a uno de esos hombres, o si Cesar se entera de tu existencia estoy segura de que te llevaría con él y no quiero esa vida para ti”

Ella agacho la cabeza en sus dos piernas y la abrazó, de repente alguien le habló, dejándola pasmada.

“Te prometo que ese tal Cesar y sus amigos no volverán hacerte daño, si decides traer a ese bebe a este mundo, aquí estoy yo para apoyarte en su crianza y todo lo que necesites”

Se escucharon unos pasos acercarse.

“Yo soy padre de una hermosa niña, por mi trabajo poco la veo, pero en mis momentos libres me dedico a ella, deje las fuerzas armadas por mi amada Oriana, ella es mi pilar y te puedo asegurar que ese bebé puede ser el tuyo”

Courney levantó la cabeza y allí vio a Óscar a unos pasos de ella, no sintió miedo, se quedó un rato viéndolo con sus ojos cristalizados.

“No me tengas miedo, te juro por lo sagrado que es mi hija que no te voy a hacer daño”

“¿Me has escuchado?”, articuló con una voz débil.

“¡Sí!”, expresó con su voz firme.

A pesar de que tenía el semblante serio, estaba conmovido por la desdicha de esa chica.

“¿Desde cuándo me has escuchado?”

“Desde que sales en las noches a refugiarte en los brazos de este viejo roble”

“¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me espías?”

“No fue mi intención, una noche salí de mi habitación para ver unas fotos de mi hija con la luz de la luna, fue ese mismo día que llegaste aquí. Te vi gimotear y me partías el alma, quise acercarme para consolarte, pero por tu reacción cuando te conocí me contuve y me escondí detrás de este árbol, tú llegaste aquí y te sentaste en él, empezaste a desahogarte, yo solo te escuchaba”

“¡Oh cielos! ¿Sabes toda mi vida? Pensé que estaba sola”

Se llevó la mano a la boca como gesto de pena.

“¡Sí! Sé muchas cosas sobre ti”

Él le mostró una media sonrisa.

“Ya te has fijado que no he sido una persona muy buena”

La tristeza se reflejó en sus palabras

“¿Me puedo sentar a tu lado?”

Mostró una expresión de calidez.

Courney dudó por unos segundos, pero tenía que afrontar sus miedos y ese hombre no le genera temor, sus defensas bajaron la guardia y meneó la cabeza indicando que sí.

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