Derribando las barreras de mi CEO -
Capítulo 63
Capítulo 63:
Isa llamó a un mesero y pago, mientras Dexter la miraba entusiasmado.
Desde que probó a esa mujer no ha dejado de pensar en ella, llevaba un mes buscándola y ella siempre lo rechazaba, va a aprovechar este encuentro para no dejarla escapar.
“¿Te vas a quedar allí?, o ¿Vas a venir conmigo?”, preguntó Isa levantándose de su asiento.
“Claro vamos”
“¡Sígueme! Vamos a la mansión a llevar mi carro, luego salimos en el tuyo”
“Perfecto”
Isa se lo quedó mirando antes de montarse en su carro, aunque el rostro de él era serio, le pareció que sería bueno para jugar un rato con él.
Al llegar a la mansión, Isa estaciono su carro y se acercó a Dexter.
“Ya vengo”
Le dio la espalda, subió a su habitación, se cambió de atuendo y se colocó una gabardina.
Dexter estaba confundido, ahora está rebobinando lo que ella le dijo en el restaurante.
Isa llegó al carro, abrió la puerta del copiloto y subió, al cerrar la puerta con una enorme sonrisa le entendió con su mano un papel.
“Soy nueva en esta ciudad, vamos a esta dirección”
“¿Para qué vamos allí?”, dijo otra vez hablo extrañado.
“¿Qué tan dispuesto estás por dejarte llevar por mí?”
“¡Isa me encantas! Quiero todo contigo, quiero saber todo de ti”
“Pero la pregunta era ¿Qué tan dispuesto estás por dejarte llevar por mí?, vamos a hacer algo, yo te voy a mostrar lo que me gusta y allí vemos si somos compatibles, ¿Te parece?”
“De acuerdo”
Puso el carro en marcha.
El trayecto fue silencioso, eso hizo que Dexter se sintiera tenso, estaba desesperado por saber a qué se refería ella con sus palabras.
Manejó una hora hasta llegar al otro lado de la ciudad, entraron por un portón y el trayecto era largo, llegaron a una edificación, él estacionó en un puesto privado.
“¡Dexter! Ponte esta máscara, esta noche serás mi esclavo”
Él iba a protestar, pero se quedó callado, tomó la máscara de cuero negra y se la puso.
Se sorprendió cuando ella le puso un collar como de mascota en el cuello con un largo lazo, él en ese momento supo de qué se trataba y la idea le pareció descabellada porque él quería ser el dominante, no el sumiso, pero estaba dispuesto a dejarse llevar.
Volteó a verla y notó que ella llevaba una máscara blanca que solo dejaba ver sus ojos de gata.
Ella salió del carro y se quitó la gabardina que traía puesta y la dejó en el asiento.
Dexter también salió del carro y se aproximó a ella, tragó en seco al verla, era toda una dominatriz.
Su vista se posó en unas largas botas negras que llegaban hasta arriba de la rodilla, tenía unas medias de red color negras y un short de piel corto pagado a su cuerpo, que dejaban ver su hermoso trasero.
Pero la parte de arriba lo dejo deslumbrado, era un top de cuero negro corto de tiras entrelazadas en la espalda, que dejaba su abdomen y cintura a la vista, pero llamo su atención un látigo que ella portaba en su mano derecha, esa imagen dominante le gustaba, se quedó congelado sin saber qué hacer.
Isa se dio cuenta de lo nervioso y asustado que estaba, que le dio ternura.
“¡Dexter! Tranquilo, solo estaremos aquí para mostrarte el lugar y veas lo que me gusta, luego nos iremos a un lugar privado tú y yo, no haremos nada que no te guste, esta noche voy a ver si tenemos química y si podemos tener estos tipos de juegos para nosotros”
“¿Por qué yo tengo que ser tu esclavo? No sería mejor ser yo quien te domine”
Isa empezó a reír al verlo tan molesto, con voz divertida expresó:
“Dexter no te enojes, esto es para divertirnos, no para que estés tenso o inseguro, así como estás no podremos disfrutar, además hoy quiero que veas tu rol de esclavo, para la próxima yo seré tu sumisa”
Él se relajó y le dedicó una delicada sonrisa.
“No te preocupes, este cuadrado loco por ti tratará de ser de mente abierta y complacerte en lo que digas”
Isa se sonrojó con esas palabras y su corazón dio un brinco de alegría.
Ella dio unos pasos hacia adelante, se quitó la máscara y lo besó suavemente, él profundizó el beso y sus lenguas jugaban una con la otra.
Una vez que se separaron, lsa le dedicó una sonrisa y se colocó otra vez la máscara, lo agarró de la correa y caminó hacia una puerta que estaba al frente del carro.
Al lado de la puerta había un pequeño lector de tarjetas.
[Por favor, coloque su tarjeta de acceso en el lector, muchas gracias]
Isa sacó la tarjeta de invitación y la acercó a la pantalla. Luego lee en ella.
[Bienvenida Señorita Isa Santoro, nos complace recibirla por primera vez en este club privado de BDSM, esperamos que disfrute de la visita]
La puerta se abrió y los dos empezaron a caminar por un pasillo, al salir se encontraron con una estancia con luces parpadeantes rojas y una melodía clásica que inundaba todo el lugar.
Dexter se quedó sorprendido, había personas como ellos, miraba de todo tipo de vestimenta.
Pero lo más que le llamó la atención, era que nadie tenía destapado su rostro y nadie ponía cuidado a otros, solo se enfocan en sus propios asuntos.
Eso lo hizo sentir más cómodo, aparte de que él era el menos llamativo entre todos los que estaban ahí.
Isa caminó segura de sí misma, ella se acercó a la barra y pidió dos tragos, los disfrutaron mientras ella le explicaba a Dexter como eran las reglas en ese lugar.
“Dexter te quiero enseñar como son las habitaciones en este tipo de lugar, no te asustes”
“¡Isa! Confió en ti”
“Sabes Dexter, solo puedo decirte que me gusta este tipo de diversión, no me gusta mucho el dolor, ni tampoco causar dolor si la persona no lo desea, yo prefiero más la seducción, el orden, lo suave”
Él le mostró una enorme sonrisa, quería besarla, pero no podía romper las reglas.
“Ahora vamos para mostrarte una habitación, luego nos vamos a tu departamento y solo por hoy lo dejamos hasta aquí”
Ella jaló la correa y él gustoso caminó detrás siguiendo sus pasos, el pasillo estaba iluminado por la misma luz roja, él observó cómo ella abrió una puerta haciéndolo pasar.
Al entrar a la habitación se iluminó con una luz cálida, no muy intensa, pero lo suficiente para ver su contenido.
En medio de la habitación hay una cama al fondo, en el lado derecho hay una especie de cruz junto a una jaula.
En el lado izquierdo un mural con diferentes herramientas para ser utilizadas y del techo colgaba unas cadenas gruesas.
“¡Isa! ¿Cómo llegaste a este mundo?”, preguntó estupefacto con lo que miraban sus ojos, no le desagradaba.
Isa suspiró profundamente, se quitó la máscara, se sentó en la punta de la cama y con voz tranquila expresó:
“Te voy a responder con sinceridad, pero lo que has visto hoy y lo que te diga tiene que quedar aquí”
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