Capítulo 57:

Kyle cuando la escuchó hablar entrecerró los ojos de fastidio, esa mujer era de lo peor, tuvo la osadía de presentarse en su oficina.

“¡Habla! ¿A qué has venido?”

“Kyle es un gusto volver a verte, he venido por negocios, nuestras empresas en cooperación pueden abarcar el mercado mundial”

El hombre levantó la mirada con advertencia.

“No me interesa formar parte de tus negocios, si no tienes más nada que acotar, te puedes largar de mi oficina”

“Sabes que en este mundo de la moda es mejor tener aliados que enemigos. Además, lo que pasó entre nosotros quedó en el pasado, vengo en son de paz”

Catrina buscaba la forma de entrar en la vida de Kyle, parece que ese hombre no se la va a poner fácil.

Kyle dio una sonora carcajada, le pareció gracioso que esa mujer que tiene al frente tenga el descaro de amenazar.

“¿Crees que me interesa crear alianzas contigo? ¡Pues no! Te lo dije una vez y no lo voy a repetir, te quiero lejos de mi vista y ahora mismo te vas de mi oficina”

Catrina estaba indignada por cómo la estaba tratando, especuló que, por tener poder en el mundo del marketing de moda y lujos, adicional a algunas acciones en casas de modas conocidas, sería mejor tratada.

Con tranquilidad sacó una tarjeta de presentación de su cartera y la colocó en su escritorio.

“Cuida tus palabras cariño, no estás hablando con cualquier persona, allí te dejo mis datos personales, piénsalo, te conviene estar de mi lado, nos estamos viendo Kyle”

Ella se levantó con sutileza y salió como una diosa de la oficina sin mirar a nadie, unos guardaespaldas ya la esperaban para ser custodiada.

Kyle trató de calmar su ansiedad, meditativa sobre la visita de esa mujer.

‘Esto no trae nada bueno, tengo que mantener los ojos bien abiertos y prevenir a Lin’

Catrina salió del edificio, un carro negro la estaba esperando.

“¡Señora! ¿Cómo le fue con el Señor Kyle?”, preguntó su asistente.

“Se negó a escucharme ni me miro el muy imbécil, con él va a ser más difícil acercarme, pero pronto va a saber de mí y de una forma que no le va a gustar, ahora llévame a la reunión con mi segundo objetivo”

Catrina llegó a la oficina de Maximiliano, entró de forma coqueta, movió sus caderas y sensualmente camino a la silla que estaba frente a su escritorio y se sentó.

Maximiliano echó una mirada a cada paso que dio Catrina, el día anterior su asistente pidió una reunión privada con él, al verla entrar de esa forma vanidosa se imagina cuál será el truco.

‘Cree que soy estúpido para caer nuevamente en sus telarañas’

“Al grano, ¿A qué has venido?”

“Amor no tienes que estar a la defensiva, recuerda que tenemos un hijo en común. Mañana es la audiencia de la custodia de Max, después de tanto pensarlo y por bienestar de nuestro hijo, vengo a proponerte un trato”

“Primero no soy tu amor, te voy a agradecer, te dirijas a mí por mi nombre, segundo no me interesa nada de lo que venga de ti, mi hijo no merece una madre que lo utilizó para sus propios beneficios”, vociferó con seguridad, en su mirada.

Se notaba el desagrado que sentía por esa mujer.

“Maximiliano, no merezco que me trates así, yo he cambiado, desde que me arrebataste a mi hijo, he sufrido por él, no regrese ante por temor de no brindarle la comodidad que tiene a tu lado, pero ahora tengo como darle la vida que se merece”, articuló con melancolía.

A pesar de que su vida de resentimientos y preponderancia, en su corazón añora tener a su hijo, quiere tenerlo a su lado como sea.

“Mi hijo no necesita comodidad, él necesita amor de una madre y en ti no lo encontrará”

“¿Tú qué sabes de amor? No has sido el mejor padre del mundo, Max precisa crecer en familia, te vengo a proponer que nos casemos por el bien emocional de nuestro hijo”

Maximiliano soltó una carcajada dejándola sorprendida.

“¿De verdad creíste que voy a caer en semejante estupidez?, ni loco me vuelvo a enredar contigo”

“Tú crees que un juez le va a dejar la custodia de un niño a un hombre mujeriego que desde que nació pocas veces ha estado con él. Prácticamente, ha sido creado por una niñera. Yo tengo las de ganar, recuerda querido que bajo amenaza me despojaste de mi derecho de madre”

“¡Hay un detalle Catrina! No me puedo casar contigo porque ya estoy casado y mi hijo tiene una madre que lo ha criado desde que llegó a sus manos”

“¿Qué? Eso no puede ser”

Ella se levantó furiosa.

“Tú no me vas a quitar a mi hijo, ¿Quién es esa mujer?”

Eso la puso en alerta, se casó con un viejo para obtener poder, en sus objetivos estaba recuperar a su hijo y casarse con Maximiliano para utilizarlo en sus aspiraciones.

“¿Quién es? No es tu problema, solo te puedo decir que es una mujer noble de mejor corazón que tú, que ha amado a Max desde que lo cargó por primera vez, mi hijo es feliz con ella”

“No me digas que es la niña estúpida que tiene como niñera, ¿Cómo pudiste poner de madre de mi hijo a una mujer insignificante?”

“¿Te escuchas? No dejaría que una mujer sin sentimientos se quede con Max y esta conversación no nos está llevando a nada, será mejor que te marches”

“Esto no se va a quedar así, quiero a mi hijo y va a estar conmigo”, vociferó llena de cólera mientras le daba la espalda.

“Eso lo veremos”, exclamó viéndola desaparecer por la puerta.

Catrina salió de la oficina hecha una fiera, ahora sí tendría la batalla perdida en un juzgado, pero ella quiere a su hijo sea como sea, va a buscar la manera de que esté a su lado, por las buenas o por las malas.

Lindsey, con la ayuda de sus amigos, localizó una psicóloga.

Al llegar Jimena le explicó lo ocurrido a la pobre chica, Carlota entró a revisar el estado mental de Courney, quien no duró mucho tiempo dormida.

“El diagnóstico es un cuadro depresivo agudo, producto del estrés postraumático”, le explicó Carlota a Lindsey saliendo de la habitación de su paciente.

Le extendió de una receta médica.

“Compre ese calmante, la ayudará a relajarse un poco, va a necesitar terapia”

“¿Cómo serán las terapias?”, respondió Lindsey.

“Un día a la semana, tengo disponible los jueves a las 2 de la tarde, puedo venir a atenderla personalmente hasta que ella mejore y pueda asistir a mi consultorio médico”

“Sí doctora, me parece perfecto, me comunicaré con usted para cuadrar sus honorarios, dejo a mi hermana en sus manos, gracias doctora”

“Estoy para ayudar, esa chica pasó por algo terrible. La mejor medicina es el tiempo, el apoyo y el amor que le puedan dar”

Jimena le recomendó que la dejara un tiempo en el orfanato. Lindsey se asomó a la habitación y la vio recostada en la cama, entró le dio un beso en la frente.

“¡Hermana! ¿Estás segura de que te quieres quedar aquí?, mi abuela quiere cuidarte, te prometo que con ella vas a estar segura, vamos a estar cerca y nadie te va a perturbar allí, cuando te sientas mejor tenemos que hablar”

“No quiero ser una molestia para ustedes, no soy buena compañía para nadie, solo les voy a causar problemas”

“¡Claro que no, preciosa! Si te vienes conmigo seré feliz”, dijo con ternura y le brindó una cálida sonrisa.

Lindsey sin esperar respuesta, la ayudó a levantarse, la agarró del brazo y salió con ella de la habitación, Courney se despidió entre llanto de todos.

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