Capítulo 51:

“Me llamo Courney, gracias por no dejarme sola”

Unas lágrimas aparecieron en sus ojos al recordar lo que vivió en manos de esos hombres.

“Dame los datos de tu familia para llamarlos. Deben de estar preocupados”

“No tengo familia”

Jimena le tenía lástima a la pobre chica, cuando le dijeron que fue ultrajada de la peor forma y estaba destrozada por sus partes íntimas, no tuvo el valor de dejarla sola y ahora que sabe que no tiene parientes menos la dejara en estos momentos.

“Si te parece, yo me puedo quedar contigo hasta que te mejores”

“¡Sí! Gracias”

“Ya vengo, voy a avisar a los médicos que despertaste y la policía está afuera esperando que des tu declaración de lo que te paso”

El pánico se volvió a apoderar de Courney, su cuerpo templo de miedo.

“¿Qué pasa? ¡Ya no llores!, me partes el alma verte así”

Jimena se acercó y la abrazo.

Courney se aferró a ella con todas sus fuerzas sin querer soltarla, no quería llorar, pero no podía detener sus lágrimas, quiere ser fuerte y no sabe cómo.

“No me dejes sola”

“Aquí estaré para ti Courney, llora todo lo que quieras, verás que pronto lo que te sucedió será solo un recuerdo”

Los médicos la revisaron y la policía entró a hablar con ella, por miedo a represalias y que le hicieran algo peor de lo que vivió, prefirió permanecer callada y solo afirmaba:

“¡No sé qué me pasó! ¡No sé nada!”

El lunes Jimena fue a visitarla en la mañana y a llevarle unas cosas, no se quedó por mucho tiempo porque tenía que asistir a una boda.

Llegó el día más esperado para Lindsey y Kyle, ella estaba feliz, a pesar de que ya se habían casado no fue nada agradable para ambos, ahora sí se podría casar por amor.

Ella le había preguntado al Abuelo Hugo si la podía entregar al altar, como no tenía un padre que la representara quien más que ese hombre que desde que está en su vida le ha demostrado el cariño que en su familia nunca disfrutó.

El Abuelo Hugo estaba emocionado porque iba a entregar a su nieta al altar.

Lindsey estaba lista y sus amigos estaban allí con ella.

“Ya deja de llorar Luan que me vas a hacer llorar el día de mi boda”, vociferó Lindsey mirándose al espejo.

“Es que estás tan hermosa, tengo tantas emociones encontradas, me encantan las bodas y sé que es algo difícil para una persona como yo”, soltó Luan entre lágrimas.

Stefany lo abrazó por detrás, ese amigo suyo es tan extrovertido y exigente que las parejas no lo dudan.

“Ya llegará el indicado hermano, debemos estar felices por la novia, así que deja de llorar que vas a estar muy feo para el día más importante de nuestra amiga, además, las damas de honor debemos estar impecables”

Lindsey colocó a Janna como madrina de su boda, Luan, Stefany e Isa eran las damas de honor.

Las chicas tenían un vestido color rojo con detalles blanco, era de medio hombre pegado al cuerpo hasta las rodillas y Luan portaba un traje de camisa y pantalón con los mismos detalles de los vestidos.

Lindsey parecía una princesa con un vestido blanco descubierto en los hombros con forma de corazón, ceñido al cuerpo hasta la cintura y la falda era larga con encaje.

Los vestidos de las niñas eran casi parecidos al de su mamá, los de ellas contenían mangas y con armazón.

“Estamos listos, ahora salgamos que el novio nos espera”, comentó Janna para sacar a sus amigos de la nostalgia.

“Vamos que la limusina nos está esperando. La abuela ya llegó con los niños a la mansión de Kyle”, indicó Isa sacando a las mujeres de la habitación.

Antonella se adelantó con los niños para organizar con Sussan la entrada de la novia.

El casamiento se realizaría en el jardín.

Estaba decorado con flores blancas y rojas.

La celebración se llevaría en el interior de la mansión, con ayuda de los empleados y personal contratado se pudo lograr todo en un día.

Sussan y Emilia estaban orgullosas por el resultado, al final fueron ellas quienes se encargaron de la decoración y el banquete.

Kyle buscó un esmoquin parecido a los trajes que usarán sus tres hijos.

“¡Kyle! ¿Puedes mantener los nervios calmados?”

Freed estaba bromeando detrás del novio frente al altar.

“Pareciera que fuera la primera vez que te casas, este es tu segundo matrimonio, deberías de estar acostumbrado”

“Esta mujer todavía no llega, ya debería de haber comenza…”

No término de decir las palabras cuando se escuchó la música nupcial.

Sus cinco hijos representaron los pajecitos, ellos marcharon regando pétalos de flores por la alfombra roja, seguidos por la novia, quien estaba colgada del brazo del abuelo.

Kyle al verlos aproximarse, le regaló a la novia una sonrisa de oreja a oreja, para él ella le parecía la más hermosa hada que sus ojos habían visto.

Lindsey transitaba hacia el altar donde se encontraba el hombre que amó desde el primer día que sus ojos lo evaluaron.

Al llegar el Abuelo Hugo se la entregó a su nieto.

“Te entrego a mi nieta y esta vez has hecho las cosas bien, cuídala y valórala como la joya valiosa que es”

A Kyle se le notaba la emoción en sus ojos, toma las manos de su esposa y asiente con la cabeza a su abuelo.

El sacerdote comenzó la ceremonia, el padrino le entrega los anillos a Kyle.

Ellos dan sus votos matrimoniales y los declara marido y mujer.

Kyle se acercó a su esposa y le dio un tierno beso, entre aplausos la abuela Antonella fue la primera en llegar a felicitarlo.

Luego de las felicitaciones caminaron hacia la fiesta, ellos dieron el primer brindis.

“Ahora si soy tu esposo, como debió ser desde el principio de nuestro amor, cuando me enamoré de un ser noble y bondadoso, estoy cautivo con tu cuerpo”

Un susurró salió con un gesto de satisfacción.

“Te amo mi amor, ¡Eres perfecto!”

Le dedicó una enorme sonrisa.

Kyle de repente le quitó la copa que ella sostenía, la colocó en una mesa cercana y la llevó de la mano a la zona de baile.

La música empezó a sonar, ellos dieron paso al primer baile.

Lindsey con la cabeza en su cuello derramó unas lágrimas al escucharlo tartamudear.

“Le pido al cielo que me alcance la vida y me dé tiempo para regresar, aunque sea tan solo un poco de lo mucho que me das, le pido al cielo que me alcance la vida para decirte todo lo que siento gracias a tu amor”

La fiesta continuó entre tragos, bailes y alborotos, varias parejas no desaprovecharon el momento para dedicarse miradas.

Sus hijos interrumpieron ese momento mágico para ellos, con risas bailaron todos juntos.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar