Corazón esteril -
Capítulo 9
Capítulo 9:
Aviento una pluma que rueda por el escritorio.
Resopló cansada de que mi cabeza sea un completo desastre, primero era Aarón y su maldita infidelidad y sentirme tan pero tan mal, Y ahora este desgraciado viene a meterse en mi pensamiento y me tiene con las bragas mojadas.
¿Qué clase de persona soy? Vi su anillo y no una ¡Dos veces! Cuando lo vi yendo al elevador y cuando desperté en su cama y aún con eso no me importo y me metí con él.
Y peor aún… creo que sin dudarlo lo volvería a hacer. Miro al techo tomando respiraciones, intentando recobrar la cordura, cuando suena el interfón.
“Dime Rachel”, me dirijo a mi asistente.
“Señora Lennox, está aquí la señorita Velarde”.
¡Rayos! ahora viene el interrogatorio.
“Desea hablar con usted”.
Pensé que podía esquivar a Lily, por lo menos hasta la noche que regresara a su casa ¡Pero no! Siendo Lily era demasiado pedir.
“Hazla pasar Rachel, gracias”.
“Con gusto señora Lennox”.
“¡No puedo creer que no me despertarás Isabella…!”, dice cruzando los brazos en señal de que está más que ofendida.
“Llegue muy tarde y estabas muy dormida”, digo tranquilamente.
“¿Y eso que? Pude haber estado muerta y resucitar solo para que me cuentes cada detalle de tu noche, que por lo visto estuvo fenomenal”, dice sonriendo cuando descubre una pequeña marca que no alcanza a tapar mi blusa.
Acomodo mi atuendo y me enderezó en la silla.
“Dime por favor que te lo tiraste… “.
Hace una mueca de súplica que si no fuera está la situación me causaría gracia, incluso junta las manos.
“Me lo folle”, suelto sin anestesia ¿De que serviría negar lo evidente?
Lily sonríe más que cuando le conté que me hicieron gerente del área de recursos humanos.
“Y estuvo… ¿Bien?”, pregunta con ojos expectantes.
Suspiro, dudo un poco si decirle pero, es Lily. Aunque ahora pudiera no decirle nada, no me la quitaré de encima y además… ¡Necesito decírselo!
“Fue…”, dejo caer los hombros derrotada.
“Fue el mejor sexo de toda mi vida”, le digo y veo como su rostro resplandece mientras yo hago una mueca de desagrado.
Siento que en cualquier momento puede empezar a hiperventilar de tan emocionada que está.
“Es que si te hubieras visto, no lo desnúdate ahí solo porque… bueno no sé porque no lo hiciste porque las intenciones eran claras. Y él… él está casado Lily”, interrumpo su delirio y veo la confusión instalarse en su rostro.
“Pero… ¿Casado, casado, casado?”, pregunta.
“Si, casado, casado, muy casado con un hijo y todo”.
“¡Wow! ¿Y eso lo supiste cuando…?”.
“Cuando desperté en su cama, con el desnudo abrazado a mi espalda y ahí vi su anillo y cuando me levanté a vestirme, vi una foto con su esposa y un bebé”, Lily me mira en silencio, supongo que tratando de encontrar que decir.
“Ósea que te llevo su casa para follar…”.
“Toda la noche”, digo completando su frase.
“Toda la noche”, repite supongo comprendiendo mi postura.
“O ese hombre es el hijo de p%ta más grande del universo o es árabe y en su cultura está bien tener más de una esposa”, me mira y sabe que para mí esto no está nada bien.
“Isa…”, dice tomando mi mano izquierda entre sus dos manos.
“Yo sé lo que piensas tú de involucrarse con casados pero aquí la diferencia, es que tú no sabías que era casado. No eres como las golfas que se metían con el insecto de Aarón”, sonrió por su elección de palabras.
“Es que no es que me sienta al nivel de ellas, ciertamente no. “
Busco las palabras correctas para explicarle.
“Es que, no me arrepiento”, abre los ojos como desconociendo a quien tiene enfrente y le doy la razón, antes de lo sucedido con Aarón nunca hubiera estado en una situación siquiera similar a esta”.
“Realmente en otro contexto me le hubiera vuelto a meter a la sábanas a Izar cuántas veces se pudiera, porque no solo lo disfruté a él, me disfrute a mí misma. Y no es que no haya amado a Aarón, porque si él y yo hubiéramos estado bien, ni siquiera habría tenido una conversación con él, pero busco dentro de mí si hay una mínima parte que se arrepienta, pero no, no puedo arrepentirme”.
“Y es ahí donde si me siento mal porque aunque no quiera, aún estoy casada y él también. Vi a su familia, en una foto, pero la vi”.
“Estuve en la cama de esa mujer que pude haber sido yo, tal vez de viaje pensando que su esposo está trabajando o con amigos y estaba conmigo, como seguramente cientos de veces estuve yo mientras Aarón me engañaba con solo los cielos saben quién…”.
De pronto me siento vulnerable, me detengo cinco segundos para evitar que se forme un nudo en mi garganta.
“Y sin embargo no me arrepiento Lily y no se ¿En qué clase de persona me convierte eso?”.
La cara de Lily es indescifrable, me mira con el rostro sin emoción alguna. ¿Han tenido esa sensación en el estómago cuando tienen miedo y se forma un hueco? Lo siento en este momento, algo como emoción o miedo atraviesa mi cuerpo.
Y le sonrió, agacho el rostro y niego, yo no quería esto, los cielos son testigos de que yo quería acabar mi vida a lado de Aarón, formar una familia, pero jamás quise ser infiel, jamás ni en mis peores pesadillas me imaginé separada del que creí el amor de mi vida porque simplemente nunca vi su verdadero rostro, el rostro del hombre más mentiroso que he conocido y mucho menos encamada con un casado, siendo yo la villana de la historia de otra mujer.
Paso saliva porque el nudo es cada vez más amenazante y de verdad no quiero llorar… Ya no quiero llorar porque yo no soy este ser débil que llora y se deja caer.
Siento como si hubiera perdido la brújula de mi propia vida y hasta empiezo a dejar de distinguirme y no sé cómo voy a empezar a reconstruirme.
“¡Ya se!”, dice Lily dando una palmada que me regresa a ese momento y veo el esfuerzo que hace por verse emocionada.
“Vamos a tomarnos un día de chicas. Vamos de compras”.
“Tengo trabajo”, le digo y vuelvo la vista a la computadora.
“¿Y eso que? De algo tiene que servir que seas gerente, vamos a posponer lo que sea que tengas que hacer y salgamos de aquí”.
Me levanta por el brazo y me dejó llevar, ni siquiera he puesto atención a nada. Necesito salir de aquí, así que ¡Lily gana! Vamos de compras. Al notar que no pongo resistencia, sonríe y me guía a la puerta, solo tomo mi cartera y un saco que por supuesto es suyo.
Antes de salir de la oficina la detengo y la abrazo muy fuerte, ella me devuelve el abrazo con la misma intensidad.
“Gracias, gracias por estar”, le digo mientras sigo abrazándola.
“Siempre…”, se separa un poco de mi “
¡Vamos! Que aún debes contarme si la tenía grande…
Está tan loca, sonrió solo para ella.
“Y debemos comprarte ropa porque mi guardarropa no resistirá una semana más”.
“Estás tan loca…”, le digo negando.
“¡Claro! Y me amas por eso”, me lanza un beso.
“Me encargaré de que tu nuevo guardarropa atraiga a más gente”, suelta una carcajada que aligera un poco mi peso.
“¡Ay ya cállate! Vámonos antes de que me arrepienta”, le digo sacándola de ahí.
Ha pasado una semana desde que pase la noche con Izar, he tenido ganas de buscar información sobre él, pero yo misma me regaño y me recuerdo esa foto donde la pelinegra sonríe grandemente como en su momento yo sonreía a lado de Aarón. No seré yo causante de un dolor así para nadie.
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