Corazón esteril -
Capítulo 10
Capítulo 10:
De Aarón, no he sabido nada cerré toda comunicación, incluso ya tengo un nuevo número telefónico, no me he metido a las redes, quiero alargar lo más posible el tener que enfrentar esto con mi familia.
Justo hoy tendré una cita con Alexander un viejo amigo de la escuela para que meta la demanda de divorcio.
Quiero empezar a cerrar este ciclo lo antes posible, El sonido del interfón interrumpe mis pensamientos.
“Dime Rachel”.
“Señora Lennox, su mamá está en la línea. El estómago me da un vuelco, creo que ha llegado el momento”, pásame la llamada por favor.
“Con gusto señora Lennox”.
“Gracias”, espero 5 segundos en línea y la escucho con ese tono inigualable.
“¿Isabella?”.
“Hola mamá ¿Cómo estás?”.
“¿Preguntas como estoy? ¿Cómo crees que podría estar en medio de esta situación?”, la escucho alterada, seguramente Aarón ya le dijo que me fui de la casa.
“¿A qué situación te refieres mamá?”.
“¿Cómo a qué Isabella?”, está exaltada y mi mamá muy pocas veces pierde la postura, esto debe ser grande.
“Al hecho de que tu nombre e imagen están inundando el internet ¿Cómo pudiste engañar a Aarón?”
“¡¿Que?! ¡Mamá de que estás hablando!”, le pregunto totalmente desconcertada porque no entiendo media palabra de todo esto.
“Aquí la que tiene que hacer las preguntas soy yo… Yo no te crie así Isabella. ¿Por qué no tuviste el valor de terminar la relación en vez de engañarlo?”, pregunta.
¿Qué rayos? Ahora resulta que él es la víctima.
“A ver mamá, no puedes hablarme al trabajo para decirme tantas cosas sin sentido, no sé de qué hablas”, tomo una pequeña respiración para no perder el control.
“Ciertamente tenemos que hablar pero no por teléfono y no sé qué te dijo Aarón pero…”, le digo.
“Aarón no me dijo nada Isabella”, dice interrumpiéndome.
“Si te estoy llamando es porque yo me enteré de todo esto cuando vi en redes, tu imagen besándote obscenamente con un tipo en un antro y luego salir de madrugada de una casa ¡Una casa que no era tu casa! Con la ropa desaliñada”, explica.
“Te marque al celular y ya no está en servicio. Le marque a Aarón y me dice que no tiene idea de dónde estás y se pone a llorar. ¿Qué te sucede Isabella? No te reconozco”.
Estoy completamente muda ¿Cómo supo mi mamá de Izar? ¿Cómo sabe lo del bar y de su casa? ¿Qué significa todo esto? ¡Carajo! ¿Aarón Marshall qué demonios hiciste?
Conforme escucho a mi mamá hablar de mi crianza, sobre cómo mi papá nos lastimó con sus infidelidades yo entro a mis redes desde el computador. Y lo encuentro. Un vídeo donde claramente me veo besándome con Izar. ¡Cielos! Mi cara se ve perfectamente enfocada.
Después corta y aparezco de nuevo a cuadro me veo de espaldas entrando a la casa de Izar con él a mi lado. Y por último yo saliendo de la casa desaliñada con el cabello en una coleta alta que hice descuidadamente antes de salir.
Dejo de escuchar a mi madre, mis oídos pitan mientras leo los comentarios donde se dice mi nombre sin tapujo, acompañado de las palabras z%rra, p%ta, infiel, tiene cientos de comentarios y solo tiene unas cuantas horas en la red.
Siento mi corazón martillando frenéticamente dentro de mí, un hueco en el estómago se instala causándome unas náuseas impresionantes.
Cuelgo sin despedirme de mi madre, siento el corazón latir en la garganta. ¿Cómo demonios paso esto? Me grabaron con esta finalidad y alguien me estaba siguiendo y me están destrozando en las redes
‘La esposa infiel del intachable Doctor Marshal’, mi nombre se redujo a eso. ¡Aarón! Claro, fue él.
Marco a su móvil, suena una, dos, tres veces y contesta.
“Hola princesa, estamos tan conectados que sabía que hoy llamarías ¿Puedes creerlo?”, dice el bastardo con un deje de burla en su tono.
“¿Porque hiciste esto Aarón? ¿No te basto con engañarme con cuánta mujer se te cruzó por la bragueta? ¿Porque hiciste esto?”, digo lo más calmada que puedo aunque mis manos no dejan de temblar del coraje que tengo retenido.
“No vengas con eso Isabella, aquí la que se metió con otro desgraciado fuiste tú y si te están exhibiendo no es mi problema”.
“¿Ah no? Entonces no fuiste tú el que me mandó a seguir ¿Verdad?”.
“Princesa”, dice con ese maldito tono que no le conocía, petulante, engreído y cínico
“Yo pude haberte protegido de lo que algún desalmado tramo para joderte ¡Infeliz! Pero tú decidiste largarte y volverte una libertina de m!erda que se fue a meter con un hijo de p%ta que conoció en un antro, solo por venganza de un pequeño error”.
Tengo la mandíbula apretada, los nudillos blancos de tan fuerte que aprieto la mano que sostiene el celular.
No puedo creer que fui tan estúpida ¡Corrijo! No puedo creer que fui la más grande estúpida del mundo. ¿Cómo es que no vi a este espécimen que dormía bajo mis sábanas? Y yo adorándolo.
“¿Sabes algo Aarón? Tienes toda la razón, es mi culpa estar en esta situación, ciertamente si me hubiera quedado a tu lado aun sabiendo cuántas veces me viste la cara de estúpida no estaría siendo crucificada por «infiel»”.
“Bueno por lo menos eres consciente de tus errores”, dice el muy infeliz con autosuficiencia.
“Por supuesto, admito que jamás me había equivocado tanto en la vida…”, escucho una pequeña risita y estoy segura que está sonriendo creyendo que tiene el sartén por el mango.
“No puedo creer que durante seis años pensé que eras un buen amante y hasta ahora vengo a conocer lo que es quedar completamente dolorida y satisfecha después de la mejor follada de mi vida”.
“¡Eres una…!”, le cuelgo.
Jaque mate.
Si algo tiene grande Aarón Marshall es el ego y se lo acabo de pisotear. Estoy tan cabreada, que no sé si gritar o llorar. Dejo de lado la computadora, no puedo seguir viendo toda la m!erda que está circulando en la red.
Tomo el celular y le mando mensaje a la única persona en la que puedo pensar.
Isabella: [Necesito verte]
Lily: [¿Pasó algo? ¿Estás bien?]
Isabella: [Físicamente estoy bien, no te preocupes. ¿Has entrado a f$cebook?]
Tarda en contestar. Y entra su llamada.
“¿Qué clase de m!erda es ese bastardo hijo de p%ta?”, han despertado al león.
“¡Ahhhhh! Quiero sacarle los ojos con mis propias uñas ¡Maldito!..”.
La escucho maldecir un rato más y raramente entre sus gritos y la descripción gráfica de como desollaría con sus propias manos a Aarón encuentro una pizca de paz. Todo lo contrario a mi madre que está tan ofendida por el honor de Aarón.
“Espero que te hayas desahogado”, le digo cuando hace cinco segundos de silencio.
“Solo se me acabó el aire pero lo sigo maldiciendo mentalmente”, dice más tranquila.
“¿Qué quieres hacer?”.
“No lo sé, no es como si pudiera ponerme a desmentir algo que no es mentira”.
“En eso tienes razón, pero están destrozando tu nombre”.
“Mira realmente a mí quiénes me importan espero que lo comprendan y si no pues tampoco puedo hacer nada”.
Escucho a Lily hablar pero mi mirada se centra en el vídeo, miro como lo beso con desesperación y él devuelve el beso igual.
¿Qué fue lo que sucedió con él? ¿Será efecto del ambiente y las copas? ¿O si fue la necesidad de cobrar un poco de lo que hizo?
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