Corazón esteril -
Capítulo 55
Capítulo 55:
Pov Izar
Mis manos tiemblan pero lo oculto apretando mis dedos entre si y limpiando cada tanto el sudor de ellas en mi pantalón. Desde el helicóptero puedo visualizar el mar y eso hace que un hueco se instale en mis entrañas.
Creo que jamás había sentido tanto miedo en mi vida.
Tengo miedo de lo que voy a encontrar, muy a pesar de que ya escuché a Amelie y eso me regreso un poco el alma al cuerpo, tengo miedo de cómo puede reaccionar Carol al sentirse acorralada.
Bajamos del helicóptero y dos pares de camionetas nos esperan, subo casi corriendo sintiendo una carga de energía sobrehumana.
El sentirme tan cerca de mis hijos me hace querer volar. El hombre a mi lado me entrega un chaleco antibalas y me explica como entrarán y que debo ser muy prudente para no exponer a mis hijos.
Nos acercamos a una zona residencial donde destacan grandes construcciones separadas entre sí y realmente me sorprende, esperaba encontrarlos en una zona humilde donde pasarán desapercibidos.
El oficial al volante hace sonar las sirenas y mi adrenalina se dispara.
‘¿Y sí huye antes de que lleguemos?’
Tres minutos después nos aparcamos frente a un chalet muy lujoso a pie de playa. Los oficiales se dividen en dos grupos, uno entra por enfrente y otro camina hacia la playa para entrar por la parte posterior.
Yo me quedo con el primer grupo y camino detrás de ellos. Abren la puerta todos con las armas abajo pensando que puedan estar los niños a la vista.
“¡¡Hay una mujer herida!!”, grita el oficial al frente.
Yo siento que el corazón se me desboca… Amelie, Logan. Todos entran apresurados y yo tras ellos.
La imagen que veo me hace que el corazón me dé un vuelco. Carol está tirada en un charco de sangre con un disparo en la espalda.
“¡Carol!”, grito sintiendo la bilis en mi boca y el terror me invade así que corro hacia ella.
“¡Carol! ¿Quién te hizo esto? ¿¡Dónde están mis hijos!?”, pregunto.
Un oficial me aleja y yo miro para todas direcciones.
‘No los veo’
cielos misericordioso ¿Dónde están? Los oficiales se distribuyen por todo el piso buscando.
Me acerco a una puerta y tomo la perilla, la giro pero no abre, giro una vez más con desespero y nada. Mi corazón late como loco y algo me dice que ahí están. Doy dos pasos atrás y empujó con todo mi cuerpo la puerta. No se abre.
Lo hago una vez más pero con todas mis fuerzas y un sonido brutal sale de mi garganta al tiempo que la puerta cede. Me encuentro con una habitación donde aún está prendido el televisor y se reproduce Harry Potter… Amelie.
Miro la cama y hay dos platos con emparedados a medio comer. Doy dos pasos hacia la cama.
“¡Amelie, Logan!”, grito.
“¡Papá!”, escucho pero no los veo y mi desesperación se aumenta al tiempo que se calma.
Giro en todas direcciones y veo como unas manitas salen debajo de la cama. Me tiro inmediatamente al piso y veo allí a mis hijos con lágrimas en los ojos, asustados y mis propias lágrimas bajan con sabor a mil sentimientos a la vez. Me hinco y extiendo la mano para ayudarles.
Sale primero Logan ayudado por su hermana y se arroja a mis brazos llorando sin cesar, aun temblando. Amelie sale y me mira con los ojos enrojecidos.
“Si viniste papá…”, dice con la voz entrecortada.
“Te dije que lo haría mi amor… fuiste tan valiente, tú me ayudaste a llegar”, extiendo mi brazo libre y mi valiente bebé.
Me abraza con fuerza y llora… llora sacando todo el miedo que debió sentir para buscar esconderse y proteger a su hermano.
Entran oficiales y me piden que lleve a los niños a que sean revisados pero no quiero que vean la escena de la sala, así que los siento en la cama y busco un par de toallas y tapo su cabeza rogándoles que no se destapen y solo me abracen.
Salimos y Carol está siendo puesta en la ambulancia. Ha perdido mucha sangre pero aún vive y buscarán salvarla.
Me dirijo a la otra ambulancia y coloco a mis torbellinos destapando sus caras. Ambos me miran más tranquilos.
“Van a revisarlos para estar seguros de que están bien mis amores”, digo tratando de trasmitirles calma.
Ambos asienten. Doy solo un paso a un lado para permitirle al paramédico checarlos, pero ellos no me quitan la vista así como yo a ellos.
“Voy a llamar a Isabella para que la saluden ¿Está bien?”.
Ambos mueven su cabeza afirmando. Tomo el móvil y marco, un timbrazo ¡Uno solo! Y mi hermosa mujer contesta.
“¡Izar! ¿Ya están contigo? ¿Ya los tienes ahí?”:
Su voz está enronquecida y escucho la ansiedad en su tono.
“Espera mi amor”, le digo. Sé exactamente qué hacer.
Me acerco al paramédico y con un gesto le pido un minuto con mis hijos así que se aparta por un momento. Pongo el altavoz y les digo bajito.
“Es Isabella”, les digo.
Inmediatamente Amelie toma el teléfono poniéndolo entre ella y Logan.
“Hola Isa…”, dice Logan adelantándose.
Y justo ahí el dique se rompe.
“¡Gracias cielos!”, exclama Isabella en un fuerte sollozo, mientras alguien la calma
“¡Mis pequeños torbellinos! ¿Cómo están?”.
“Bien Isa, estamos bien, pero te extrañamos muchísimo”, dice Logan y escucho como mi ojiverde sigue agradeciendo a cielos.
“¿Isa, le dices a Hanna que si me hace panqueques?”.
Sonrió ante eso y oigo la sonrisa llorosa de Isabella.
“Claro, habrá muchos panqueques para cuando lleguen. ¿Dónde está Amelie?”.
“Aquí estoy Isa”, veo la vulnerabilidad en mi hija y me doy cuenta de que ella está consciente de lo que sucede.
“¡Hola princesa hermosa! ¡No tienes idea de cuánto te extraño!”.
Y ahí las lágrimas de mi bebé corren por sus mejillas, haciendo que mi corazón se rompa.
“Yo también mucho, tuve tanto miedo de no volver a verte.”, dice bajito y simplemente me acerco a ellos y los envuelvo en mis brazos, sintiendo la paz después del terror.
Hacemos el traslado de mis hijos en el helicóptero, Carol fue trasladada a un hospital dónde están tratando de salvarle la vida.
Avisé a sus padres para que pudieran estar con ella.
Si sobrevive le espera la prisión por lo que hizo con mis hijos y aunado a eso empezaremos a excavar en ella hasta que lo que le hicieron a Renata salga a la luz.
Visualizo la mansión a la distancia mientras Logan duerme en mis brazos y Amelie está justo a mi lado mirando un vídeo en mi celular.
Nos detenemos frente a la mansión y puedo ver en la puerta a un grupo de gentes encabezados por Isabella con una pancarta enorme que dice Bienvenidos a casa.
Bajo del auto y Amelie al ver esto corre hacia la casa donde es recibida por los brazos de Isabella y pronto es rodeada por todos.
Se encuentran mis padres, el papá de Isabella, los gemelos, Albert, Lily y todo el personal de la casa.
Me acerco con Logan dormido en mi hombro y mi ojo verde que aún carga a Amelie me da un pico en los labios y luego besa la mejilla de Logan.
“Hanna ¿Hay panqueques?”, pregunta Amelie con visible felicidad de estar rodeada de los suyos.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar