Corazón esteril -
Capítulo 34
Capítulo 34:
Pero yo ni pestañeo, el odio es bien correspondido.
“Una madre que la narcotizo para meterle a alguien que solo quiere hacerle daño a la cama…”.
La mujer empalidece y Leonardo se acerca a mí con el rostro desfigurado por la sorpresa que se refleja en él.
“¡Explica lo que estás diciendo! Estas acusando a mi madre de una monstruosidad…”, la mujer está al borde de las lágrimas
“¿Dónde está mi hermana?”.
“Lo mismo quisiera saber yo”, le contesto y lo miro.
Le extiendo la hoja y enseguida la toma. Abre la hoja ante la mirada de todos.
“Anoche cuando terminó la fiesta me llegó un mensaje, dónde exhibía a Isabella con el cuerpo marcado por chupetones diciéndome que se acostó con Aarón…”.
Mientras hablo Leonardo sigue leyendo, Leonel me mira sin entender nada y la mujer tiembla mientras su rostro empalidece.
“Ella fue drogada por usted aquí mismo, para que esa m!erda abusara de ella y pudieran alejarnos”.
“¡Este hombre está loco!”, dice la mujer en un grito.
“Esa carta la dejo para mí cuando se fue… y aquí está lo que me enviaron”, extiendo el móvil y es Leonel quien lo toma.
La mujer enfurece y pretende arrancarle la hija a Leonardo pero no se lo permite…
“Nadie le va a creer tal fantasía…”.
“Mi hermana no podía despertar esa mañana, tardé mucho en levantarla, ni siquiera me reconoció”, dice Leonel sin quitar la mirada de su madre.
Leonardo se acerca y toma el celular, lo mira horrorizado.
“¿Cómo se atrevieron a hacerle esto a mi hermana?”, dice Leonardo conteniendo la respiración.
“¡¿En qué demonios pensabas?!”, dice en un grito que estremece a la mujer que con lágrimas en los ojos lo mira suplicante.
Y simplemente me quedo lo suficiente para ver cómo se desata el infierno.
Pov Isabella
Camino por el ancho pasillo que lleva a su habitación, jamás pensé extrañar tanto a alguien como a él. Me detengo frente a su puerta y el corazón me martilla con fuerza, tanta que hasta creo que se podrían escuchar mis latidos.
Abro la puerta con cuidado e ingreso a la habitación con paso silencioso y ahí lo observó dormido de medio lado con la sábana solo cubriendo de la cintura para abajo.
Miro sus gruesos brazos y su ancha espalda. Su cabello reposando en la almohada mientras la luz que se cuela en la ventana alumbra su mechón y eso me hace sonreír.
‘Amo tanto su mechón’ Me acerco más y puedo ver su cara apacible, sus labios carnosos cerrados en una línea, sus largas y tupidas pestañas acariciando su mejilla.
‘cielos, cuánto lo extrañe’ Me acerco despacio sentándome con cuidado en el mullido colchón, me recuesto hasta quedar cara a cara con él. Es perfecto.
Su labio inferior me pide ser acariciado, pero me trago esas ganas, quiero seguir siendo testigo de su tranquilo sueño.
¿Me habrá extrañado? ¿Se pondrá feliz al verme? Me acerco un poco más hasta sentir su cálida respiración chocando con la mía. Y cierro los ojos sintiendo esa calidez entrar a mi corazón.
Abro los ojos y me encuentro con los suyos abiertos y el corazón me da un vuelco dentro del pecho. Por un segundo pienso que estoy imaginando el gris de su mirada alumbrado por la poca luz que hay en el cuarto.
Ni siquiera parpadea, solo me mira y de pronto sus ojos recorren mi rostro, de mis ojos a mis labios, luego mi cabello y sus enormes lagunas grises brillan con las lágrimas que se forman en sus ojos.
Su mano sube y alcanza mi cabello acariciando casi con miedo y sigue recorriendo mi rostro con su mirada como reconociéndome. Toca mi labio y se queda prendido en ese movimiento y cuando sus ojos regresan a los míos hay fuego en su mirada.
Su mano viaja a mi cabello y toma en un puño lo que puede, haciendo que sus labios se estrellen con los míos, me besa como jamás me había besado, su lengua me invade mientras su cuerpo se apodera del mío llevando mi espalda a la cama.
Su beso es arrasador, me muerde, juega con mi lengua y chupa mis labios como si jamás hubiera besado y estuviera descubriendo el deleite de un beso. Se detiene hincándose en la cama y me mira acostada en su colchón. Sus manos van a mi blusa y con calma cada uno de los botones es abierto por sus manos.
Una vez abierta, deja al descubierto mi sostén y tomando mi mano me invita a imitar su posición. Quita mi blusa lentamente dejando pequeños besos en mi hombro sus dedos recorren mi piel hasta encontrar el broche que aprisiona mis senos.
Los libera y se deleita con la mirada, relame su labio inferior y junta mis dos pechos con las manos atacando con sus dientes mordiendo, lamiendo y chupándolos con ferocidad. Libera mi seno sin dejar de mamar el otro, para bajar su mano e introducirla debajo de la falda que llevo.
Su mano recorre mi muslo poniendo mi piel de gallina, llega a mi vagina y pasa su dedo de atrás adelante humedeciendo un poco más mis bragas. Se separa de mi seno y mirándome a los ojos introduce sin preámbulo dos dedos dentro de mí haciéndome jadear.
Me tambaleó por las sensaciones satisfactorias y aprovecha para recostarme de nuevo en la cama sin sacar sus dedos de mí.
Mi falda es empujada hacia arriba y el saca sus dedos de mí solo para bajar mis bragas y al mirarme servida en su cama dispuesta a recibirlo, saca su duro p%ne de la prisión de su bóxer y se acerca a mí y de una dura estocada me penetra haciéndome curvar.
Tengo que encontrarme, y todo el cuerpo hasta despegar la espalda del colchón.
Y como si fuese una fiera en celo, me coge sin contemplación, acariciando mis enfurecidos pezones y bajando su mano a mi cl!toris, y lo estimula mientras nuestros cuerpos están unidos de la manera más placentera.
Me masturba mientras me penetra yo aprieto con fuerza mis pechos cerrando los ojos cegada de placer, siento mi centro palpitar y mojarse cada vez más.
Sigue entrando y saliendo de mí y puedo ver su rostro enrojecido del placer y sus ojos entrecerrados enfocados a mí. Acelera sus estocadas al tiempo que su pulgar arremete con más insistencia en mi cl!toris arrancándome g$midos y gritos ahogados del placer.
Siento como mis paredes lo aprietan como si no quisieran dejarlo ir nunca y él se aferra a estar dentro palpitando dentro de mí y sin más explotó, sintiendo los pezones hechos piedra y convulsionando de la más maravillosa manera hasta que sus gemidos se intensifican y en una estocada termina dentro de mí echando la cabeza hacia atrás.
En la bruma del placer lo miro, cierro los ojos tratando de bajar del clímax.
Abro los ojos y para encontrarme con el infierno en la tierra, son unos ojos miel llenos de odio los que me miran y me horrorizo al mirar que aún lo tengo dentro de mí pero no es Izar si no Aarón que se ríe de mí a carcajadas.
“¡No!”, grito en medio de la noche, despertando con el corazón desbocado queriendo salir por mi boca y con el cuerpo y el rostro bañados en sudor.
Miro a mi alrededor y solo la oscuridad me recibe, el cuarto de hotel en silencio y calma, en contraste conmigo que tiemblo tratando de recuperar el aliento.
Y las ganas de llorar me invaden de nuevo, era un sueño, un sueño que acabo en pesadilla… tal como la vida real. Me hago bolita en la cama y cierro los ojos liberando las lágrimas que parece nunca acabarán.
Espero en la sala de abordaje, miro una revista sin ponerle real atención. Me preguntó si es una buena idea lo que estoy por hacer.
La última vez que lo vi, todo salió mal y le dejé bien claro que lo odiaba, aunque no era lo que sentía dentro de mi alma tampoco le mentí, si lo odiaba.
Mientras espero analizó todo lo que ha transcurrido desde que tengo uso de razón, deje de ser una niña para ser la mamá sustituta de mis hermanos.
Cuando me case por fin fui el orgullo de mi mamá que se llenó de elogios porque ‘sola’ nos sacó adelante y tenía a sus hijos a punto de entrar a la universidad y su hija profesionista y casada con una promesa de la medicina.
Siempre hice lo que les hacía felices y fui lo que ellos necesitaban, la mejor hija, la mejor hermana, la mejor esposa, siempre como plastilina amoldándome a cada uno y nunca fui realmente yo… hasta que conocí a Izar.
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