Corazón esteril
Capítulo 31

Capítulo 31:

Pov Aarón

Miro de reojo a la mujer sentada frente a mí mientras me están suturando la ceja.

No dejo de mover la pierna y aprieto las manos cada tanto, estoy furioso. Dentro de todo me da cierta satisfacción ver cuánto le afecto, aunque vino a defenderla sé que esa furia es por tanto coraje que le causó verme con ella en la cama.

¡Maldito imbécil!

“Listo doctor, ya está suturada su ceja. ¿Necesita algo más?”, pregunta Jason, mi enfermero en jefe.

“Solo ocupo una bata limpia por favor”, me retiro la bata que tiene sangre por doquier y la tiro al cesto de basura.

“Eso es todo. Muchas gracias”.

El hombre asiente y se retira dejándome solo con Leonora.

“Ese hombre es una bestia”, dice la mujer mirándome fijamente.

Tengo partido el labio, la ceja recién suturada y empiezan a amoratarse mis ojos.

“Así es. ¡Vaya pareja que se fue a encontrar tu hija!”, digo fingiendo un ceño de tristeza.

“Aarón, lo que dijo ese hombre sobre que tú engañaste a Isabella…”.

“¡Eso son patrañas!”, digo interrumpiéndola.

“Soy un hombre íntegro que ama a tu hija, pero no sé en qué momento conoció a este tipo y cambio completamente, te juro que no la reconozco, mira que echarme la culpa a mí para tapar su falta”.

“No lo entiendo, ella sabe lo que yo sufrí con las infidelidades de Andrew y me da tanta rabia que ella pueda ser así por culpa de este tipo”.

“Pronto haremos que él se aleje de ella, y pronto tendremos a nuestra Isabella…”, digo tomándola del hombro, alza la mirada y la fija en mí.

“Lo que hicimos…”.

“Lo que hicimos es por el bien de Isabella, imagínate lo que está bestia ha de hacer con ella, podría maltratarla o algo peor… el fin justifica los medios”.

“Cuando él la dejé buscaré la manera de que regrese a casa y ahí podrás cortejarla de nuevo, entenderá que ustedes deben estar juntos, son marido y mujer ante todas las leyes y es lo correcto. Pero ¿Podrás perdonar y olvidar lo que ella te hizo?”, dijo.

“Claro Leonora, yo amo a tu hija y eso es lo que hace el verdadero amor, perdonar. Además tal vez yo la descuide por trabajar tanto y eso hizo que buscará un amante. Los dos tenemos un grado de culpa”.

La mujer asiente y yo me quedo en silencio con ella. Subo por el ascensor hasta el apartamento, tuve que cambiarme de ropa también.

¡Estaba hecho un desastre!

Arreglo mi reloj Bulgari y los lentes oscuros que decidí usar para disimular un poco los golpes. Toco un par de veces y unos segundos después abre la puerta. Su cara de terror me causa un poco de gracia y a la vez hace que me hierva la sangre de coraje.

“¿Te quedarás ahí parada como estúpida mirándome o me vas a dejar pasar?”.

Es en ese momento que sale de su ensoñación y se hace a un lado para dejarme pasar.

“¿Qué demonios te paso Aarón?”, pregunta Carol sin perder el ceño de sorpresa.

La miro y bajo un poco mis lentes.

Se ve caliente como el infierno con esa falda corta que deja ver sus largas piernas, ese corsé negro que acentúa su cintura y sus pechos y esas medias negras que me excitan solo de pensar sentirlas en mis hombros.

“Izar Messina, eso es lo que me pasó”.

La muy estúpida suelta una risita que muere cuando la miro con fuego en los ojos.

“¿Izar te hizo eso? No puedo creerlo”.

“Se presentó en el hospital y se me abalanzó cómo fiera y no solo eso tuvo los cojones de amenazarme en frente de mi personal e incluso de la madre de Isabella”.

Carol camina hacia la pequeña barra que tiene en el recibidor y se sirve una copa.

“¿Quieres un trago de whisky?”, asiento y me acomodo en el sofá.

“¿Que pretendes con ese tipo? Es una bestia”.

“Me encanta y quiero ser la señora Messina, tiene dinero como para tres vidas además de mucho poder”.

“Ok, la verdad es que tú estás loca y creo que le harías la vida infeliz y eso me agrada porque lo merece el maldito”.

Carol chasquea la lengua y me entrega el vaso con whisky.

“¿Te dijo si dejo a Isabella? ¿Funcionó tu plan?”, pregunta curiosa sentándose a lado mío.

“No dijo eso, pero se veía seriamente afectado así que pensando que tenga un poco de dignidad seguramente si la mando a la m!erda y solo fue a golpearme porqué tiene el ego herido”, digo y tomo un sorbo de mi trago.

“Se atrevió a amenazarme si me acerco a Isabella así que aquí termina mi acto, no voy a arriesgar mi prestigio por tu calentura de tener a ese hijo de p$rra en la cama, ya cumplí y espero que tú cumplas tu parte, quiero las grabaciones”.

“No tan rápido cariño”, dice tocando mi mentón.

“No te dejes intimidar por él, aún tenemos mucho que hacer para que esos dos no se salgan con la suya”.

Sonríe y eso me hace hervir la sangre de nuevo así que lanzo el vaso y en el estruendoso ruido cuando impacta con el suelo me abalanzó sobre ella, tomándola del mentón y mirándola fijamente conteniéndome para no romperle el cuello.

“Mira Carol, he sido muy paciente contigo, no me hagas perder mi m!erda, el tipo no quiere saber. Me debía una, a de ti porque tú abriste la bocata con Isabella contándole de nosotros ¡Eres tan estúpida que hasta fotos donde se ve tu rostro le mandaste!”, le digo y me mira con los ojos muy abiertos y yo cada vez ejerzo más presión sobre su rostro.

“No vengas tu a amenazarme porque sabes de qué soy capaz… si tú usas esas grabaciones en mi contra y caigo te juro que caes conmigo y tu vida se volverá un infierno infinito que hará que ruegues la muerte”.

La suelto y ella retrocede en el mismo sofá.

“Te dije que si hacía esto es porque ese desgraciado me debía una, no por ti y hoy me debe una más grande, pero no necesito en lo absoluto para cobrarla, tú me importas un carajo ¿Entendiste? Y si después de que se separe de Isabella sigue sin mirarte por lo insignificante que eres es tu problema, no el mío”, me levanto y acomodo mi cabello y la miro ahí cuál ciervo asustado delante de la presencia del león.

“Te doy 3 días para que esas grabaciones estén en mi poder querida, tic toc”.

“Vete a la m!erda Aarón”, dice la venenosa.

“Si me voy a la m!erda a ti te cubrirá hasta las orejas Carol”, pero yo soy más ponzoñoso que ella.

Salgo de ahí porque he acabo con ella, ahora Izar Messina sabrá que se metió con el mismísimo diablo.

Pov Izar

“¿Que hiciste que Izar? ¡¿Acaso enloqueciste?!”, grita Albert al otro lado de la línea después de escuchar lo que sucedió con el bastardo de Marshall.

“No podía quedarme con los brazos cruzados Albert, este desgraciado hijo de p%ta ha hecho la vida de Isabella miserable, estando casado con ella, luego la exhibió haciendo que perdiera su trabajo, le reclamó y trato de agredirla por estar conmigo y como cereza del pastel esto que acaba de suceder que estoy seguro fue fraguado por él y la madre de Isabella”.

“¿La madre de Isabella? No entiendo ¿A qué te refieres?”.

Le explicó a Albert lo sucedido en el hospital, el cómo los encontré en plan de grandes amigos siendo que el bastardo le ha tratado de arruinar la vida a Isabella, todo lo que me dijo al ver a Aarón ensangrentado.

Nada de esto me cuadra, nada de esto es coincidencia, suena monstruoso viniendo de su madre pero me temo que esto es una trampa de ellos.

Albert me escucha en silencio supongo analizando todo lo que digo.

“Izar dijiste que esas marcas aparecieron entre el día que se quedó en casa de su madre y cuando paso la noche Lily con ella antes de la fiesta…”.

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