Corazón esteril
Capítulo 27

Capítulo 27:

La miro y siento como mi corazón se ensancha de saber que tuve la fortuna de conquistar su corazón tan grande, tan bueno y por segunda vez le doy gracias a la vida que ese tipo le haya roto el corazón y me diera la oportunidad de ayudarle a sanar para hacerme merecedor de su amor.

Veo a Lily platicando muy divertida con Albert y conozco esa mirada en los ojos de mi amigo y sé que se ha interesado en ella. Niego con la cabeza sonriendo y solo puedo desearle suerte con eso, esperando no haga una estupidez porque Isabella lo va a odiar y yo tendré que partirle la cara por hacer enojar a mi hermosa novia.

Miro a mis padres divertidos desde su mesa donde comparten con los hermanos de Isabella.

No sé cómo puede distinguir entre cada uno de ellos si son como dos gotas de agua. Y por un lugar del jardín miro a Aiken haciendo reír a Lisa y me divierte ver qué mi familia ha crecido mucho desde la llegada de mi ojiverde.

Miro a los abuelos de mis hijos observar el show, agradezco mucho que Carol no haya venido, hubiera  sido bastante incómodo.

Además de que honestamente aunque no le diga nada a Isabella, me asquea tanto saber lo que ese par le hizo ¿Cómo se atrevieron? Jamás hubiera imaginado que Carol fuera un ser tan bajo y capaz de ese tipo de actos.

Isabella se levanta de su asiento y se dirige a mí con esa bella sonrisa que me desconecta del presente y esos ojos verdes que me hipnotizan.

“Nunca había visto a un Superman más s%xy”, me dice al oído posando sus manos en mi pecho.

“¿Quién diría que esos calzoncillos podrían excitarme?”.

“Ja, ja, ja, ja. Siendo así está noche estos disfraces estarán en mi habitación”, le digo tomando su cintura.

“¿Te he dicho que te ves preciosa con  esa capa?”.

“Si, cómo cinco veces o más y también que soy la súper chica más caliente que habías visto”, me sonríe, me da un pequeño pico en los labios.

“Voy a pedirle a mis hermanos que me ayuden a sacar el pastel. Ahora vuelvo, te amo”, me dice y se va dejándome con una estúpida sonrisa. Se acerca mi padre a mí y pasa su brazo por mis hombros.

“Me siento tan feliz por ti hijo, veo irradias alegría y me llena de dicha”.

“Me siento como si estuviera en un agradable sueño papá… después de lo de Renata pensé que jamás volvería a sonreír de verdad”, le digo sinceramente

“Sentí que me había perdido a mí mismo”.

“Lo se hijo y créeme que lo padecimos al igual que tú y sentimos mucho la partida tan sorpresiva de Renata, era tan buena muchacha”.

Veo una sonrisa cálida en el rostro de mi papá

“Isabella me recuerda un poco a ella, esa chispa, la dulzura con la que trata a tus hijos”.

“Ayer Amelie le dijo a Isabella que su madre está feliz de que ella esté con nosotros y yo sé que si papá, estoy seguro de ello, Renata desde donde quiera que este, es feliz por ver qué encontramos una buena mujer”.

“Yo también Izar, yo también”, me dice mi padre mientras miramos a mis hijos reír a carcajadas.

“Hijo ¿Hasta dónde llegará la relación con Isabella?”.

Miro a mi padre y no tengo otra respuesta en la mente.

“Pronto será mi esposa papá, cuando ella sea libre le pediré que se case conmigo, no tengo dudas”.

Mi padre me mira en silencio y sus grises ojos se iluminan.

“Es justo lo que esperaba escuchar…”, mete su mano derecha a su saco y saca una pequeña cajita negra.

“Permite que tu madre y yo seamos participes de tu alegría hijo”.

Me extiende la pequeña cajita y al abrirla  encuentro un anillo de compromiso con un hermoso diamante, es de oro blanco y al sacarlo veo una pequeña inscripciones.

“Cada paso que di en este mundo, lo caminaba hacia ti”, dicen las inscripciones.

No sé qué decir, solo miro a mi papá que me ve  con una radiante sonrisa que acentúa las líneas de sus ojos y pienso que tal vez en algunos años así me veré yo.

“Papá no sé qué decir”.

“No sabemos cuándo tomes la determinación de declararte a Isabella, pero sea como sea queremos ser partícipes con este pequeño obsequio y con el deseamos que tengas muchos más años de dicha y felicidad a lado de tu familia como lo hemos tenido tu madre y yo”.

Siento un nudo formarse en mi garganta y solo pienso en abrazar a mi padre. Un abrazo donde descargo todo el amor y agradecimiento que siento en este momento.

El mago ha terminado su acto y justo cuando todos lo despedimos con aplausos Isabella sale de la casa con una gran caja de regalo mientras sus hermanos detrás de ella cargan el pastel.

“Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querido Logan, feliz cumpleaños a ti”, entonan todos los invitados.

Mi hijo corre a la mesa donde es dejado el pastel y admira con mucho entusiasmo sus velas, son cinco y una figura de Superman. Mira con entusiasmo y felicidad a todos a su alrededor cantando y aplaudiendo para él.

Me sitúo detrás de Isabella y la abrazo por la cintura mientras posó mi barbilla en su hombro y ella canta feliz cumpleaños para mi hijo. Logan nos mira y con su mano nos llama al igual que a su hermana.

“Quiero que mi familia me ayude a apagar las velas”, dice emocionado.

Me acerco al igual que Amelie y Logan regresa su mirada a Isabella.

“Isabella, tú también si no la familia está incompleta”.

Veo la cara de Isabella y es como un poema lo que las palabras de mi hijo hacen en ella, se acerca y se coloca detrás de los niños justo a mi lado.

Los invitados cuentan 3…2…1…. y entre los cuatro soplamos a las velas. Isabella me mira con los ojos brillosos de las lágrimas contenidas.

“Este es uno de los momentos más felices de mi vida Izar”.

“También para mí, en este momento me siento plenamente feliz”.

La fiesta ha terminado, Isabella está despidiendo a Lily Albert y a Aiken que ya se retiran. Miro a los padres de Renata que bajan de la habitación de Logan ya que fueron a despedirse.

“Izar, nos retiramos”, me dice Octavio extendiendo la mano hacía mí y me estrecha de manera fraternal.

“Muchas gracias por todo y sobretodo muchas gracias por hacer de mis nietos dos niños sanos y felices”.

“Gracias a ustedes por el apoyo que me han brindado en todo momento, yo no estaría aquí sin ustedes y mis padres, no hubiera podido solo”.

Amelia se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.

“Gracias hijo y espero que está oportunidad que te estás dando te haga muy feliz, porque lo mereces”.

Se despiden de mí y también de Isabella. ¡Por fin acabó la fiesta! Estoy molido.

Amelia y Logan ya están en sus habitaciones, cayeron rendidos y lo agradezco porque no podría cuidarlos una hora más, esto de hacer fiestas es muy cansado.

Subo las escaleras con Isabella de mi mano, solo quiero acostarme a dormir abrazado de ella para terminar este día tan maravilloso. Entramos a la habitación y me estiró aún en el traje de Superman.

“Ésta Súper Chica necesita un baño urgente, no tardo”, me da un pequeño beso en los labios y se va a duchar.

Busco entre mi ropa una pantaloneta y me despojo del súper traje que me tiene más que acalorado me recuesto en la cama y tomo mi agenda para ver qué citas tengo mañana. Desde que Isabella llegó trato de distribuir más mi tiempo para estar con ella y mis hijos más tiempo.

Ellos son mis vitaminas, mi recarga de batería. Pasan algunos minutos y escucho aún el sonido  del agua cayendo y trato de decidir si es buena idea ducharme antes de dormir… o tal vez entrar a la ducha con mi hermosa novia hacerle el amor y después dormir.

La segunda opción me gusta más, así que me levanto de la cama, me quito la pantaloneta quedando solo en bóxer.

Camino dos pasos cuando mi celular suena, regreso a tomarlo porque si me dispongo a hacer el amor lo más probable es que lo vea hasta mañana.

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