Corazón esteril -
Capítulo 25
Capítulo 25:
¿Ha pensado en que nos casemos?
“Izar, yo aún no puedo…”.
“Aún no puedes, pero un día podrás y ese día le gritaré al mundo que deseo con todo mi ser que la mujer más hermosa de todo el mundo, que me tiene loco y que ha hecho mi vida más feliz sea mi esposa”.
Me quedo callada y siento mi corazón martillar fuerte contra mi pecho al escuchar sus palabras. Y yo que pensé que después de lo vivido no podría volver a enamorarme y aquí estoy enamorada hasta el hueso de este hombre que me enloquece.
“Te amo”, es lo único que me sale decirle.
“Y yo te amo a ti, disfruta a tu familia mi amor, mañana nos vemos”.
“Hasta mañana, que descansen. Dale un beso a los niños por mí”.
Cuelgo con el corazón desenfrenado, por la declaración de Izar y me siento tan feliz que quisiera gritar de emoción, pero me controlo por estar donde estoy.
Uno a uno se van los invitados y solo nos quedamos mis hermanos, mi mamá y yo. Pensé que mi mamá querría hablar con nosotros y por eso pedía que nos quedaremos pero no fue así.
Dio indicaciones para el servicio de limpieza y nos pidió acomodarnos en nuestras antiguas habitaciones. Al caminar por el pasillo hacia la habitación me encuentro a mi mamá con un par de copas en la puerta.
“¿Que pasa mamá?”, le pregunto extrañada.
“No pasa nada, entremos”, me dice señalando la puerta de la habitación.
Al entrar me siento en la cama y ella se queda cerca de la puerta de pie.
“¿Quieres conversar de algo mamá?”, le pregunto totalmente desconcertada por su actitud.
“Solo quiero decirte que aunque no comprendas el porqué de mi forma de actuar, te amo y me preocupas y sobretodo quiero lo mejor para ti”, veo un poco de pesar en su semblante.
“¿Me comprendes?”.
“Claro mamá, lo comprendo”.
Me extiende la mano y me da una de las copas de vino que tiene en sus manos y levanta su copa.
“Porque vuelvas a ser la mujer más feliz del mundo”.
“Gracias mamá”, tomo el vino y miro a mi madre.
Se acerca a mí y me besa en la frente.
“Descansa mi amor”, me dice, retira la copa de mi mano y sale de la habitación.
Me quedo sentada en la cama pensando todo lo sucedido hoy y de pronto mis párpados se hacen muy pesados, un sueño incontrolable me invade.
Es imposible tener los ojos abiertos un segundo más, siento el cuerpo que casi no me responde así que casi sin fuerzas me dejo caer en la cama sin quitarme ni los zapatos y caigo en un profundo sueño.
Pov Isabella
Me siento desorientada, un poco mareada y mis ojos luchan por abrirse al escuchar insistentemente mi nombre… pero me es tan malditamente difícil.
“Bella… Bella ¿Me escuchas?”
“Mande”, mascullo sin abrir los ojos.
“Me asustaste, tengo mucho tiempo tratando de despertarte”, dice la voz de uno de mis hermanos, pero estoy tan adormecida que no alcanzo a distinguir quién de los dos es.
“¿Quién eres?”, pregunto luchando contra mí misma para vencer este cansancio.
“¿Cómo que quién soy Isabella? Abre los ojos ¿Te sientes mal?”, siento su mano tocar mi frente y por su tono preocupado me doy cuenta que es Leonel.
Consigo con esfuerzo abrir los ojos y enfoco a mi hermano y realmente tiene cara de asustado.
“Estoy bien, solo creo que me agote de más con la organización de la fiesta”.
Me mira y acaricia mi mejilla
“Anda levántate para que desayunemos. Leonardo y yo tenemos que irnos y queremos estar un rato más contigo”.
Asiento y aún con la pesadez en el cuerpo me pongo de pie.
“Me soy una ducha y estaré con ustedes. ¿Mamá?”.
“No lo sabemos, despertamos y ya no estaba”, dice Leonel subiendo los hombros.
Me levanto y siento un leve mareo.
“¡Wow! Creo que a alguien se le pasaron las cucharadas anoche”, dice mi hermanito ayudándome a recuperar el equilibrio.
“Te conseguiré un analgésico y haré una jarra de zumo de naranja”.
“Está bien, no creí haber tomado tanto”.
Me dirijo al baño mientras mi hermano sale de la habitación.
Hago mis necesidades y me ducho con agua fría, no la acostumbro, prefiero un baño de agua tibia pero siento los músculos un poco entumecidos aún y el agua fría me ayuda a relajarlos.
Tomo un pantaloncillos Capri de color beige unos mocasines negros y una blusa negra de manga corta, recojo mi cabello en una coleta alta y maquillo solo mis cejas, las pestañas y pongo un poco de brillo en mis labios.
…
Bajo a la cocina ya sintiéndome un poco mejor y miro a mis hermanos platicando con Doris quien cocina lo que creo son huevos y tocino por el olor.
Me uno a ellos y entre bromas desayunamos recordando tantas cosas de nuestra infancia que me hacen soltar carcajadas.
Nunca llegó mamá y es momento de marcharnos.
“Leo, por favor conduzcan con precaución”, le digo a Leonardo acomodando su camisa.
“Y recuerden que los espero mañana. Va a ser interesante conocer a tu nueva familia y contarles que sabemos que eres pésima cuidando niños, que no se fíen de ti”, dice con esa sonrisa de medio lado que detesto.
Golpeó su brazo y sonríe juguetón, nos abrazamos y es turno de Leonel,
“Nos vemos después Bella, no olvides que te amamos”, dice Leonel.
“¡Jamás! Yo también los amo”, me cuelgo de su cuello y me quedo un par de segundos inhalando su aroma
Veo llegar a Joel y me despido de mis hermanos que suben a sus autos y yo me dirijo a la camioneta para que me lleve a ver a mi nueva familia como dice mi hermano.
Doy una última mirada a la casa y hago un gesto pensando que mi madre se comportó muy extraña. Llego a la mansión y mis ojos se humedecen al ver la imagen que tengo enfrente.
El perfecto ojigrís con un pantalón negro y camisa del mismo color, presumiendo ese cuerpo que cielos le dio junto a Amelie y Logan esperándome en la puerta de la casa, con sus perfectas y hermosas sonrisas.
“¡Bienvenida a casa Isabella!”, grita Logan emocionado y como ya se hizo costumbre brinca a mis brazos rodeando mi cintura con sus piernas.
“Pronto ya no te podré cargar, estás creciendo muy rápido”, le digo sonriendo y beso su mejilla.
Izar carga a Amelie y ella con una enorme sonrisa me toma de las mejillas y me da un beso tronado.
“Qué bueno que ya regresaste Isa, mi papá prometió que hoy no irá a la oficina para llevarnos a los tres al zoológico”, dice emocionada ante los ojos chispeantes de su hermano. Izar me da un beso de pico.
“Hola mi amor ¿Es eso cierto?”, le pregunto a Izar.
“Si mi bella dama nos acompaña ¡Sí!”.
Sonrió abrazando más fuerte a Logan, mientras Amelie sigue en la misma posición sobre su padre.
“Señor Izar…”, dice Hanna llamando nuestra atención, cuando enfoca sus ojos en mi me sonríe cálidamente cómo siempre.
“Señorita Isabella que bueno verla”.
“Hola Hanna, buenos días”.
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