Corazón esteril
Capítulo 24

Capítulo 24:

“Eres un aguafiestas”, dice Leonel mientras me abraza por la espalda e ingresamos los tres a la casa.

“Y tú una nena llorona”, dice Leonardo con cara sería mientras Leonel y yo reímos.

“Y yo soy tu espejo”, dice Leonel y después de un segundo de silencio los tres reímos sin parar.

Es una vieja broma que se hacían de niños, después de insultarse cualquiera de los dos remataba con ‘y yo soy tu espejo’ y ese era el jaque mate de cualquier discusión terminando siempre en risas.

Veo a mi mamá de pie en la sala de estar, su rostro denota seriedad y hasta un poco de enojo, tal como pensé que estaría. Si sigue enojada conmigo ¿Para qué me invitó?

“Isabella”, está enojada sin duda, me llama Isabella y no Bella.

“Llegas tarde, estábamos a punto de empezar a comer”.

Siempre tan controladora, su amor es demostrado así queriendo que todo sea perfecto desde su perspectiva.

“Hola mamá, feliz cumpleaños.”, me acerco a abrazarla y me recibe el abrazo

“Gracias hija. ¿Porque vienes en fachas? Hay invitados importantes”, se acerca a mi oído y me dice bajito.

A pesar de la incomodidad que me causa su comentario me separó de ella y le sonrió, no quiero arruinar la noche para mí tomando sus comentarios a manera personal, mi mamá es así y siempre lo ha  sido, muy al pendiente de lo que la gente dirá.

Y por eso le pesó tanto lo de Aarón, para ella era motivo de orgullo y presunción que su única hija estuviese casada con uno de los médicos más prestigiados del país y que tuviera la vida resuelta.

Abro la cartera y saco la pequeña cajita que traigo ahí.

“Felicidades mamá, espero que te guste”.

Toma la cajita y la abre, son unos pendientes de perlas que elegí para traerle el día de hoy. Los mira y me da una sonrisa.

“Gracias, son muy hermosos. No te hubieras molestado, sé que desde hace un tiempo tu situación económica no es buena…”.

Me quedo helada en mi lugar y se me borra la sonrisa.

“Mamá tu comentario está totalmente fuera de lugar”, dice Leonardo en tono tranquilo con las manos dentro del pantalón, pero sé que está cabreado, lo conozco.

“Si no quieres los aretes no los recibas pero no tienes por qué hacerle comentarios desagradables a Isabella”.

“No dije nada que no fuera cierto, pero bueno gracias mi amor”, me da un beso en la mejilla.

“Vamos al comedor que van a empezar a servir”.

Camino hacia el comedor pero tengo un hueco en el estómago, la actitud de mi mamá no me gusta y algo en mi interior me dice que no estuvo bien que viniera hoy.

La reunión ha pasado tranquila entre amistades y conocidos de mi mamá en un ambiente agradable.

Me concentro en mis hermanos que me cuentan cómo les está yendo en la universidad, me encanta platicar con ellos es como una recarga de energía para mí.

“Bella ¿Cómo van las cosas con tu novio?”, pregunta Leonardo en tono serio.

La risa de Leonel se ensancha porque sabe que estoy en aprietos.

“Aún no somos novios…”, digo lo más tranquila posible y tomo un sorbo de mi copa.

“¿Que? ¿O sea que estás follando con él sin ser siquiera novios?”, dice Leonel sin el más mínimo recato.

“¡Leonel!”, decimos Leonardo y yo al mismo tiempo escandalizados por su comentario.

“¿Qué? No dije nada malo”, dice con cara de inocencia.

Los dos me miran esperando una respuesta a la pregunta.

“Es complicado… lo quiero y me quiere pero trato de no apresurar las cosas como en su momento lo hice con Aarón”.

“No menciones a ese imbécil que aún tengo ganas de partirle la cara”, dice Leonardo con cara de fastidio,

“Quisiera que no fuera parte de la historia pero no hay manera de borrar lo pasado, sin embargo estoy tratando de forjar algo bonito con Izar, es tan distinto a lo que he vivido, me siento libre, plena, amada”, sonrío al recordar su sonrisa.

“Me hace sentir tan especial, me siento yo estando con él, no tengo que tratar de encajar porque pareciera que siempre estuve destinada a estar ahí. Es amoroso, inteligente, un padre excelente”.

“¡Ah pero tiene hijos!..”, dice Leonel asombrado.

“Si, dos y son los niños más maravillosos que he conocido en mi vida. Claro después de ustedes”, agrego y ambos sonríen.

“Amelie tiene siete y Logan va a cumplir cinco en dos días, son tan inteligentes, nos divertimos muchísimo, hacemos noches de películas los cuatro y es hermoso ver qué les emociona verme con su papá, Amelie me dijo gracias por hacer feliz a su papá y no saben sentí tan bonito dentro de mí”.

“Y cuando jugamos con el videojuego de Logan siempre me gana pero vale la pena al ver su carita de emoción. Y Amelie, es tan amable ambos me quieren mucho, me lo han demostrado cada día, me han hecho parte de la familia, en la fiesta nos vamos a disfrazar los cuatro porque Logan así lo quiso, de verdad…”

De pronto miro a mis hermanos y sus expresiones me dejan muda. Ambos me miran con los ojos brillantes con tanta emoción que miro de uno a otro sin saber que sucede.

“¿Por qué me miran así?”.

“Bella, estás tan enamorada de esos niños como de su papá”, dice Leonel sonriéndome después de mi diarrea verbal.

“Son afortunados de tenerte ¿Sabes? Nunca encontrarán una mejor mujer que tú”, dice Leonardo tocando mi mejilla.

Me quedo en silencio, de pronto siento un calor en mi pecho que me hace querer llorar, El poder compartir esto con mis hermanos es tan maravilloso, no siento vergüenza alguna de estar con Izar al contrario, quiero que sea parte de todo.

En este momento entiendo que yo también lo quiero en mi futuro y que sea una constante en mi vida, hoy sé que esa familia que llegó a mí sin imaginarlo se ha vuelto mi felicidad.

Poco a poco los invitados se despiden y yo me acerco a mi madre para despedirme, creo que ya es momento de irme en un rato más llegará Joel por mí para llevarme a casa de Izar.

“Mamá”, llamo su atención porque está entretenida con un mesero, me mira.

“Vengo a despedirme porque en un rato más me retiro”.

“¿Por qué?”, pregunta con el ceño fruncido.

“Quiero que se queden hoy conmigo ¿Es mucho pedir? O acaso la persona con la que estás te prohíbe venir a verme”.

Casi quiero rodar los ojos ante su comentario tan fuera de lugar. Obviamente noto su chantaje pero por esta ocasión no diré nada, me quedaré dándole gusto, al final es su festejo de cumpleaños y no quiero enfrascarme en una discusión con ella.

“Claro que no mamá, nadie me prohíbe nada”.

“Está bien me quedaré a pasar la noche”.

Me alejo de ella porque a veces me exaspera en demasía. Le marco a Izar para que no mande a Joel.

“Hola mi amor”, dice al contestar mi llamada.

“Hola ¿Cómo están?”, digo con una sonrisa al escucharlo.

“Estamos bien pero extrañándote ¿Quieres que ya mande a Joel por ti?”.

“También los extraño mucho, pero no, justo te llamé para avisarte que me quedaré esta noche con mi mama”.

“Entonces las cosas mejoraron con ella ¿Verdad?”, me dice entusiasmado.

“Si, está más tranquila. Quiere que mis hermanos y yo nos quedemos con ella esta noche”.

“Me da gusto amor, eso significa que las cosas empiezan a arreglarse”.

“Es lo que más deseo”.

“Así cuando vaya a pedir tu mano no me echará a patadas”, dice con un toque dramático y divertido en su voz pero yo me quedo helada.

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