Corazón esteril
Capítulo 23

Capítulo 23:

“Completamente”, sonrió dándole otro beso en el dorso de su mano

“Creo que nunca pensé agradecer que alguien fuera un completo imbécil”, veo su sonrisa ensancharse.

“Y por Carol no te preocupes no le permitiré que vaya a la casa, si quiere ver a los niños que sea en casa de sus padres. Si antes de saber esto ya no la quería ahí, ahora es menos grata para mí”.

“No te preocupes por eso, aun cuando fuera tengo que trabajar en ello, no puedo vivir escondiéndome del pasado”.

Es una mujer tan valiente, buena, amorosa, inteligente y hermosa, que a veces creo que algo muy bueno hice en la vida para poder encontrarla.

Cambiamos de tema y disfrutamos de nuestros alimentos tanto como de nuestra compañía. Pido la cuenta y salimos de ahí de la mano hablando de la fiesta de Logan cuando suena su móvil y antes de subir a la camioneta verifica quien es.

“Es mi mamá”, dice con un gesto de sorpresa.

Su mamá no acepta que esté conmigo y le ha retirado el habla en protesta a lo que ante sus ojos «es una locura» refiriéndose a qué está conmigo.

“Debo contestar”, dice dirigiéndose a mí y toma la llamada.

“Hola mamá…”.

La miro como cambia de gestos mientras escucha lo que sea que le esté diciendo la persona al otro lado de la línea.

Separa el teléfono de ella y lo guarda sin pronunciar una sola palabra más,

“¿Que sucede? ¿Ha pasado algo malo?”, pregunto ante su silencio.

“¿Eh? No, nada malo, es solo que… mi mamá quiere verme la próxima semana en su casa, es su cumpleaños y quiere que esté ahí.

“¿Y eso no te pone alegre? Significa que tú mamá empieza a recapacitar y quiere volver a retomar los lazos que las unen”.

“Es que… no lo sé, mi mamá no es así. Ella es muy aferrada y en las veces que intente explicarle me  dejó claro que no me hablaría mientras estuviera contigo, es incongruente que me esté buscando”.

“Mi amor tal vez estás exagerando, ella es tu mamá y seguramente te extraña y más allá de que estés con este indeseable”, digo señalándome.

“Nunca dejaras de ser su hija”.

“Tienes razón, tal vez mis hermanos han intercedido por mí y lograron convencerla”, dice sonriendo un poco.

La abrazo por la cintura mientras ella rodea mi cuello con sus brazos.

“Veras que ella pronto comprenderá que de verdad te amo y que mi única intención es hacerte feliz sin importar nada más”.

Mi hermosa ojiverde sonríe y me besa haciéndome ver qué se siente tan segura de lo que tenemos como yo.

Pov Isabella

Camino hacia la puerta de la casa de mi madre, cambio la fecha de su reunión de cumpleaños y decidió que fuera hoy en vez del fin de semana pasado como me dijo en un principio ¡Quién la entiende!

Opté por un vestido corte A sin mangas con unos tacones abiertos de color nude, mi cabello suelto con ondas marcadas, una pequeña cartera que combina con el vestido y un maquillaje discreto, espero mi mamá no se haya decidido por algo muy elegante porque voy a desentonar monumentalmente.

Hoy me siento agotada en dos días será la fiesta de Logan y he estado muy atareada.

Izar me dijo que no me excediera pero es una ocasión especial el primer cumpleaños de este pequeño Don Juan que me ha robado el corazón que comparto con ellos y eso me tiene sumamente emocionada y feliz.

Así que entre Lily, Izar, Hanna, Lisa y yo hemos hecho cientos de manualidades que se me ocurrieron a mí por supuesto, pero que sé que Logan va a adorar.

Hasta Aiken y Albert el amigo de Izar han ayudado, muy a regañadientes pero no sé han podido negar.

Me siento dolorida de los brazos y en general de todo el cuerpo por hacer anoche unos colgantes para el patio de la piscina donde será la fiesta, pero me siento feliz de ser parte de esta celebración.

A pesar de ello no quise faltar al festejo de mi madre, jamás me lo perdonaría, así que Joel por indicaciones de Izar vino a traerme y heme aquí a punto de tocar la puerta.

Toco un par de veces y espero, debo admitir que me siento nerviosa, mi madre es muy temperamental y me desagrada enfrentarme con ella, pero a veces no comprende hasta donde es el límite que ella no debe cruzar por más que sea mi madre, soy una adulta y a veces mi madre no comprende hasta donde puede opinar sobre mi vida.

De pronto se abre la puerta y mis ojos se iluminan al ver a uno de los amores de mi vida.

“¡Bella! ¡Estás aquí!”, dice Leonel en un efusivo grito al mismo tiempo que me abraza y me levanta por los aires, mi bebé grandulón.

“¡Cuánto te extrañé!”, le digo abrazada de su cuello y sintiendo un nudo en la garganta de la emoción de verlo y de saber que por más distancia  tiempo entre nosotros, nuestro amor sigue intacto.

“¡Mentirosa! Tenía mucho de no verte”, comienza a darme un sin fin de besos en el rostro, cosa que sabe que me desagrada y me pone súper ansiosa.

“¡Basta Leonel! ¡Es suficiente! ya entendí que me extrañaste ¡Ahora bájame grandulón!”, digo entre risas y tratando de alejar mi rostro que ya tiene suficiente de su saliva.

Pov Isabella

Se ríe de mí mientras me gira en el aire ¡Nunca cambiará! Y realmente amo que así sea, siempre será ese pequeño al que le cambié los pañales y al que amo más que a mi vida.

“Con que ya llegó la hija prodiga “escucho esa voz y mi corazón salta en mi pecho.

Empujando a Leonel me bajo de él y lo veo parado en el marco de la puerta, mirándonos con esa sonrisa de medio lado que siempre ha sido odiosa para mí, pero en este momento lo paso porque realmente lo extrañé.

“Leonardo”, digo casi en un susurro porque Leonel casi me dejó sin aliento.

“Ven aquí”, dice mi hermano mientras me lleva a sus brazos.

Creo que tal vez los extrañe más de lo que logro admitir porque en cuanto siento los brazos de mi hermanito las lágrimas salen de mí sin que pueda evitarlo.

Son lágrimas de gusto, de emoción, también un poco de necesidad, de tanto amor que siento por ellos. Leonel se une al abrazo y soy cubierta por estos grandulones.

Cuando papá se fue yo tenía solo ocho años y mis hermanos un año; el dinero se acababa y mamá decidió irse a trabajar, así que tomando conciencia de nuestra situación a esa edad me hice cargo de mis hermanos.

Me encargaba de alimentarlos, de mantenerlos limpios, de cuidar de ellos. Reemplace de cierta manera el lugar de mi mamá para ellos.

Cuando ellos ya tenían cinco años y yo trece ya me hacía cargo al cien por ciento de ellos para que mi mamá no tuviera que pagar una niñera.

Sé que son mis hermanos pero yo los crie y eso hace que mi amor vaya mucho más profundo que simplemente amor de hermanos, yo era su pequeña mamá y ellos lo que más amaba en el mundo, mis pequeños grandulones.

Incluso hasta mis padres se confunden al verlos porque son gemelos idénticos pero yo no, claro que no, yo los distingo sin problemas.

Y es que son tan diferentes a pesar de ser tan parecidos. Leonel es todo corazón, juguetón siempre preocupado por los demás, es un niño de 1.90 siempre risueño, siempre con una palabra de aliento para los demás.

Y en cambio Leonardo es más serio, más analítico, cerrado en su forma de ser, enigmático, es desconfiado y muy callado, puedo decir que solo Leonel y yo conocemos el gran corazón que tiene, siempre busca la verdad y detesta las injusticias.

Creo que sus personalidades van acorde a lo que cada uno estudia. Uno será médico pediatra y el otro abogado. A sus casi veinte años son hombres de bien y con metas fijas. Me siento tan orgullosa de ellos.

“Vamos, vamos par de llorones, tenemos que entrar mi mamá te está esperando Bella”, dice  Leonardo limpiando sus propias lágrimas de emoción.

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