Corazón esteril -
Capítulo 22
Capítulo 22:
“¿Todo bien mi amor?”, le pregunto regresando su atención a mí.
“Si… todo está bien”, me sonríe pero sé que algo la está preocupando, en el almuerzo me encargaré de saber que sucede.
Llego a la oficina y me centré en todas las actividades que tengo programadas para la mañana incluida una videoconferencia con clientes potenciales italianos, si se concreta está negociación seguiremos en expansión por Europa y me hace pensar que pronto tendré que hablarle a Isabella de los planes que tengo.
“Señor Messina, tengo a su papá en la línea”, dice Vanessa por el interfón.
“Gracias, pasa la llamada por favor”, le digo entusiasmado.
“Izar ¿Cómo estás hijo?”, escucho la voz de mi padre.
“Papá, que gusto escucharte, estoy bien gracias ¿Y ustedes? ¿Cómo está mamá?”, pregunto.
“Bien hijo, estamos bien, cada día con más blanco en el cabello pero bien, ya casi no se me nota el mechón que comparto contigo, pronto podrás negarme cómo padre”, dice mi padre con su característico humor y me hace sonreír.
“Te he negado aún con mechón”, digo respondiendo a su chiste y escucho su carcajada al otro lado de la línea.
“Bueno, bueno, hijo te llamo para avisarte que en un par de semanas te estaremos visitando para el cumpleaños de Logan, esperamos que sea de tu agrado recibirnos”.
“¡Claro papá! Sabes que me llena de gusto recibirlos, espero puedan quedarse algunas semanas, los niños se volverán locos de alegría”, digo emocionado.
“Estamos decidiendo aún cuanto tiempo será…hijo…”, su tono cambia a más serio.
“Te confieso que antes íbamos en esta fecha porque sabemos lo doloroso y difícil que fue para ti perder a Renata y era complicado festejar el cumpleaños de Logan el mismo día del aniversario luctuoso de su madre…”.
Me quedo en silencio recordando los cuatro cumpleaños anteriores, disimulaba toda la reunión, por Amelie, por Logan y por mí mismo, pero una vez terminado, en la soledad de mi cuarto se desataba el infierno y mis padres siempre estaban ahí para contenerme.
“Pero hoy Izar, sabemos que es diferente, lo sentimos y lo notamos en ti. Tu madre está loca por conocer a esa misteriosa mujer que tiene a nuestro hijo revoloteando y contándonos sobre ella como un adolescente enamorado”, continua mi padre.
Mi sonrisa se ensancha, mi pecho se llena y niego un poco para mí mismo.
“La conocerán papá, es una mujer increíble ¡Ya lo verán!”.
“Lo creemos hijo y por eso estamos felices por ti y por los niños que hablan maravillas de ella y eso nos tiene tranquilos, saber que mis nietos se sienten a gusto con ella y hasta la quieren”.
“Sé que la van a amar porque ella es fantástica”.
Llegamos al restaurante, Isabella camina delante de mí dándome una excelente vista de ese trasero que se carga, sonrió negando con la cabeza por esos pensamientos que tengo en este momento.
Ruedo la silla para ella y la ayudo a acomodarse, después tomo asiento frente a ella. La noto nerviosa y no entiendo por qué, se supondría que yo debería de estar nervioso de tener que explicar el estúpido comportamiento de Carol.
El mesero se aleja con nuestra orden y a pesar de que me dije que esperaría a terminar de comer, no puedo esperar más.
“Isabella creo que te debo una explicación del comportamiento de Carol, ella es la hermana de Renata, tía de los niños”, me mira sin expresión alguna en el rostro.
“Es una mujer voluntariosa, caprichosa e imprudente, no entiendo porque su manera de actuar pero ese día que la conociste le dejé muy claro cuál es tu lugar en mi casa y en mi vida y jamás volverá a comportarse de esa manera contigo y mucho menos a faltarte al respeto”.
Me mira en silencio, justo en ese momento llega el mesero a servir el vino que pedí.
“Gracias…”, dice al mesero una vez que ha servido ambas copas y se aleja para darnos privacidad
“Yo ya conocia a Carol antes de verla en tu casa”.
“¿Cómo? ¡De dónde la conocías?”, pregunto confundido porque realmente no esperaba esa respuesta.
Suspira profundamente y me mira como avergonzada.
“Nunca he tocado este tema a manera detallada contigo porque realmente me avergüenza… cuando decidí dejar a Aarón fue porque me enteré que durante los seis años que tuvimos de relación me engañó con un sin número de mujeres…”
Se detiene y no entiendo que tiene que ver esto con Carol.
“Mi amor no comprendo…”
“Una de sus amantes me contactó”, continúa el relato que veo le cuesta trabajo externar
“Me mandó un mensaje donde me decía que tenían años de relación, que conocía los pormenores de mi matrimonio por boca de él, también me dio acceso a su correo electrónico donde pude constatar que no era la única y me dijo que si lo estaba evidenciando era porque él se había metido con su asistente y al sentirse traicionada tuvo a bien decirme todo eso”, dijo.
“Además anexo fotos de ellos follando donde se ven perfectamente sus rostros…”, agregó.
La miro sin poder creer como hay gente con tan pocos escrúpulos y capaz de tan repulsivo acto.
“Izar, esa mujer es Carol”.
“¿Que?”.
La miro supongo reflejando la sorpresa de escuchar lo que me acaba de decir. No sé qué contestar, realmente me dejó mudo saber…
“Por eso, cuando la vi en tu casa me impacté tanto, jamás pensé toparme con ella y verla ahí, frente a mí fue grotesco”, baja la mirada.
“Yo sé que es la hermana de tu esposa pero es una mujer sin escrúpulos que me hizo mucho daño antes y después de ese mensaje que hizo que mi vida diera un giro de 180 grados”.
“Isabella no sé qué decirte, jamás me pasó por la cabeza esto que me dices…”
“Puedo comprobarlo”, me dice con seguridad en su voz.
“No dudo de ti”, replico mirándola a los ojos para que vea la honestidad en mí.
“Es solo que jamás imaginé algo tan turbio de Carol”.
Entonces algo hace click en mi cerebro.
“Espera… ella le recomendó la clínica de Marshall a Renata cuando Logan nació”.
“¿Logan nació ahí?”, pregunta ella con más interrogantes reflejadas en su rostro.
“Si, ahí nació, por eso conozco a Aarón Marshall, Carol le dijo a Renata que era la clínica de un amigo colega de ella y cuando murió Renata yo lo conocí al hacer los trámites”.
“Ahora entiendo, el día que lo viste fuera del edificio de Lily, lo llamaste por su apellido y me causo mucho asombro saber que lo conocías pero no tenía idea de que él había atendido a tu esposa…”, cavila un poco, creo que comprendiendo las situaciones, entonces ellos tienen más de cuatro años de conocerse y según ella dos años que duraron de amantes.
“¿Aún te duele?”, le pregunto mirando lo desencajada que parece tenerla está situación.
En ese momento llega el mesero con lo que ordenamos, así que pienso que la pregunta quedará en el aire.
De pronto siento su mano posarse sobre la mía.
“No me duele por él, si eso es lo que piensas…”, me mira a los ojos y veo en ese verde que me encanta tanta sinceridad
“Ya no me interesa como hombre, pero aún me afecta el saber que pudo burlarse tanto tiempo de mi sin escrúpulos, sin pensar un segundo en lo que podía pasar y ¿Sabes? En algún momento ese día que lo descubrí trato de culparme de su infidelidad y hoy veo que fui tan crédula, que realmente nunca conocí a esa persona a pesar de vivir bajo el mismo techo”, continúa.
“Comprendo”, le digo tomando su mano y dando un beso en ella.
“A veces los seres humanos somos indescifrables e incomprensibles, herimos a quien decimos amar”.
Ella me sonríe y siento que todo al rededor desaparece y solo somos ella y yo.
“Bueno, ellos tuvieron sus razones de actuar y al final debemos agradecer que fue como fue, porque si nada de esto hubiera pasado tu y yo no estaríamos aquí ¿No crees?”.
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