Corazón esteril
Capítulo 20

Capítulo 20:

“Claro que sí, con mucho gusto señor”.

Llamo a Joel y le pido que aliste la camioneta, necesito encontrar a Isabella y aclarar lo que sea que esté pensando sobre la aparición de Carol en mi casa. Salgo de casa en dirección a su apartamento, traigo conmigo su móvil.

Llego al apartamento y todo está en silencio, tocó y tocó el timbre, también la puerta pero no obtengo respuesta. Solo podría estar en un lugar más. Tomo mi teléfono y marco el número, al segundo timbrazo contesta.

Pov Izar

“Hola Izar ¿Cómo estás?”, contesta Lily al otro lado de la línea.

“Bien Lily, gracias. Perdóname pero en este momento necesito saber si Isabella está contigo y sobre todo si está bien”.

Escucho un suspiro de parte de Lily.

“Mira, si está conmigo pero no quiere ver a nadie, ni siquiera a ti”, siento un pinchazo en el estómago al escucharla.

Respiro profundo porque sé que ella está pensando que tengo algo que ver con Carol y tiene que saber que se equivoca.

“Lily, sé que ella ya te contó lo sucedido en mi casa y solo quiero que le digas que todo se malinterpretó, esa mujer es la tía de mis hijos, es la hermana de mi difunta esposa, no tengo nada que ver en como reacciono pero ya puse las cosas en claro y jamás volverá a comportarse de nuevo con Isabella de esa manera…”, hago una pausa porque no sé qué más podría decirle.

“Dile que la amo por favor”.

No sé porque le digo esto a Lily pero no quiero que Isabella crea cosas que no son.

“Entiendo Izar. Ella está bien, no te preocupes, está dormida pero voy a platicar con ella y yo creo que mañana te buscará.

Me dice Lily con voz calmada pero algo dentro de mí me dice que esto es solo el inicio de algo que no me va a gustar para nada.

“Gracias, dile que… estaré esperándola”.

“Muy bien, cuídate Izar. Hasta luego”.

“Hasta luego Lily”, digo antes de colgar.

Pero la sensación que tengo en el pecho no se va y me dice que esto va más allá de lo que yo alcanzo a entender.

Pov Isabella

Me hago bolita en la cama una vez que Lily me deja a solas para poder dormir.

Escuche todo lo que Izar le dijo, se escuchaba tan preocupado, por un momento quise tomar la llamada pero es difícil de digerir que esa arpía pelinegra sea la tía de unos niños tan dulces y hermosos.

Necesito un pequeño espacio para mí y alejarme de todo este drama que ha sido la historia de Aarón y esa tipa que hoy sé que se llama Carol.

Salgo del departamento de Lily, traigo una falda suelta de color blanco que me llega a la rodilla con una camiseta de tiras, un blazer corto y zapatos bajos, por supuesto todo sacado del guardarropa de Lily. En una pequeña mochila ya lavado el conjunto deportivo de Izar.

Voy en el taxi de vuelta pensando que le diré cuando lo tenga de frente ¿Decirle que la tipa esa es la amante de Aarón? ¿O que le digo? es la tía de los niños, seguramente tendré que frecuentarla mientras esté saliendo con Izar.

Ese simple pensamiento me hace doler el estómago. Llegó a la mansión y bajo del taxi con bastante lentitud.

Miro la puerta y no me decido a tocar, doy media vuelta para irme cuánto antes, cuando alguien abre la puerta.

“Señorita Isabella, no escuché el timbre discúlpeme. Pase por favor”, dice Hanna dándome paso.

Doy unos cuantos pasos dentro y todo se escucha bastante tranquilo, cómo si la casa estuviera sola, no con el habitual sonido de los niños jugando.

“¿No hay nadie en casa?”, pregunto girándome hacia Hanna.

Justo en ese momento veo entrar a Izar con el par de pequeños torbellinos. Cuando sus ojos conectan con los míos, la mirada  más hermosa del mundo me refleja.

Me ve como si fuese lo más bello que sus ojos han visto, como si fuese algo digno de adorar y hace que todo temor que tenía mientras venía para acá se disipe. Su sonrisa se agranda mientras los torbellinos se percatan de que estoy aquí.

“¡Isabella!”, grita Logan y corre a mis brazos de un brinco termina con sus pequeños bracitos en mi cuello y sus piernas rodeando mi cintura.

Amelie solo corre y me abraza escondiendo su carita en mí mientras me abraza fuerte. Izar me mira y se acerca a mí sin decir nada.

“Isabella fuimos al zoológico y tú no fuiste con nosotros”, dice Amelie con reproche pero sin soltarme un solo segundo.

“Lo siento princesa…”, digo acariciando su cabello mientras sostengo a Logan que tiene su mejilla en mi hombro.

“Tuve un contratiempo pero tu papá nos llevará de nuevo ¿Verdad?”, digo regresando la mirada a Izar.

“Claro mi amor”, dice mientras me da un corto beso en los labios.

“¿Papito ya nos vamos la fiesta de Peter?”, pregunta Logan y Amelie también centra su atención en Izar.

“Si campeón, Hanna por favor dile a Joel que te lleve con los niños a la fiesta, ahí traemos el regalo, Isabella y yo los alcanzaremos en un rato más”.

“Claro señor, con gusto”, dice Hanna asintiendo.

Los niños salen de casa diciéndome que me esperan en la fiesta. Creo que ha llegado el momento de explicarle a Izar el porqué de mi actuar.

Tomo una fuerte respiración y me preparo para lo que tengo que decirle de la tía de sus hijos. Cierran la puerta y sé que debo empezar yo.

“Izar, se lo que quie…”.

El hombre se abalanza sobre mí sosteniéndose de la nuca y de la cintura, pegando su cuerpo completamente al mío mientras me muele en un beso hambriento, desesperado que raya en lo obsceno.

“Izar tengo que…”, trato de decir en un momento que tomo aire.

“Después mi amor, después. En este momento necesito sentirme dentro de ti”, dice con desespero sin dejar de besar mi cuello.

“Alguien nos va a ver Izar…”, digo entre jadeos mientras su mano se adentra a mis panty.

Pasa su dedo sobre mis pliegues y puede sentirme completamente mojada.

“No hay nadie mi amor, solo tú y yo”.

En un movimiento me pega a un muro alza mi blusa con todo y sostén y me lame como si la vida se le fuera en ello.

Amasa mis senos mientras muerde de uno a otro cada pezón, sigue mamando sin mesura y baja de nuevo la mano y está vez acaricia mi cl!toris con descaro.

Mis gemidos lo excitan y lo vuelven más avaricioso. Cuando siento el orgasmo venir mi pecho sube y baja, siento mis paredes contraerse veo su rostro chupando mi seno pero sin dejar de verme y explotó.

Entre grandes g$midos siento como escurre mi humedad por mis muslos, tengo los ojos cerrados y pequeños espasmos me azotan que me impiden estar casi de pie.

Y sin previo aviso mi hombre me voltea hacia el muro, mis pechos se estremecen al sentir la fría pared.

Izar parece una bestia indomable, arranca mis pantys y siento como ese arranque me moja un poco más. Sin más preámbulo me penetra y siento que puedo volver a terminar en cualquier momento.

Me tira, esa es la palabra, no es delicado y eso me encanta. Sus estocadas son duras, firmes. Siento su hombría caliente entrar y salir sin darme descanso, en este punto mis gemidos son incontrolables y los suyos son bramidos en mi oído,

“Te amo Isabella…”, dice a mi oído en medio de esta maravillosa faena.

“Voy a… Izar… ahhh…”, medio digo entre jadeos cuando siento mi v!entre contraerse por el orgasmo que se avecina.

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