Corazón esteril
Capítulo 16

Capítulo 16:

“Gracias por no ser un sueño”.

Me mira y sin más rodea mi cuello con sus brazos y se prende de mis labios como yo de los suyos.

Su sabor es exquisito, su lengua luchando con la mía me enloquece, solo dura unos segundos pero cuando se separa de mí y junta su frente con la mía, siento mi respiración errática y me endurezco dentro del pantalón. Quisiera no dejarla ir.

“Buenas noches Izar, gracias por la velada y el delicioso café”.

Me da un pico y se gira para subirse a la camioneta. La miro irse y camino hacia la habitación donde esperan mis hijos por mí.

Después de prepararme para dormir y rodeado de lo que más amo en el mundo, cierro los ojos con  una sonrisa en el rostro con su hermosa sonrisa reproduciéndose una y otra vez en mi cabeza.

Pov Izar

No sé cuánto tiempo ha transcurrido desde que  me acosté pero el sonido del celular me despierta. Siento un vuelco en el estómago cuando veo que es Joel.

“¿Que pasa Joel?”, pregunto.

“Señor Messina, perdone que le moleste pero cuando llegamos al edificio del apartamento de la señorita Lennox había un hombre esperándola, me percate porque estaba esperando a que ella entrara para irme y la mire discutir un poco con él, al bajarme ella me dijo que todo estaba bien, que podía irme pero la mire algo ofuscada así que decidí quedarme escondido y llamarle para saber qué hacer”.

“¡Carajo!”, digo bajo mientras me levanto haciendo el menor ruido posible para no despertar a Logan y Amelie, siento la boca seca y mi pecho oprimido.

“No te vayas de ahí, voy para allá”.

Pov Isabella

No doy crédito a lo que mis ojos ven, es tan ridículo tenerlo aquí parado cuál ladrón acechando a su víctima. No alcance a entrar al edificio cuando vi su silueta acercándose a mí y sentí la hiel en la boca y un total desagrado en todo mí ser.

“No puedo creer que de nuevo te hayas ido a revolcar con tu amante Isabella, no sabía lo p%ta que podrías llegar a ser”.

Siento ganas de sacarle los ojos con mis propias uñas, su cinismo me exaspera, su desfachatez rebasa mi entendimiento.

¿Cómo se atreve siquiera a pronunciar esto? Me detengo únicamente porque veo la camioneta  de Izar aún estacionada esperando que yo ingresé, no  quiero un escándalo más grande.

“No se cómo tienes cara para pararte aquí y peor aún ¿Cómo te atreves a reclamarme algo a estas alturas? Si tú eres el menos indicado en señalarme, con tu trayectoria entre las piernas de medio país”, le escupo cada palabra con todo el asco y la repulsión que él me causa.

Trato de caminar para ingresar al edificio, pero su asquerosa mano me detiene.

“No tan rápido pequeña libertina”, me detiene por el brazo

“Lo que se te está olvidando es que aún llevas mi apellido y que tú no vas a venir a pisotear, enlodar a mi familia y mucho menos a dejarme como el imbécil que espera fielmente a su esposa mientras ella folla con desconocidos y deambula a placer de madrugada…”.

Lo miro sin dar crédito a su cinismo.

“Me importa muy poco lo que tú pienses…”, le digo.

“Señorita Lennox ¿Está todo bien?”, me interrumpe Joel y siento un hueco en el estómago, no quiero que esto se salga de control.

¡Carajo!

“Si Joel”, me suelto del agarre de Aarón y volteo a ver al corpulento hombre que permanece parado a un costado mío, mirando a Aarón como si quisiera saltar encima de él.

“Todo en orden gracias, no te preocupes ya puedes irte”, trato de decir con la mayor naturalidad posible y hasta le sonrió.

Por supuesto que no me cree y mira de a mí Aarón un par de veces con el ceño fruncido y yo sigo como muñeca de aparador con la sonrisa inamovible en mi rostro.

“Está bien señorita Lennox, que pase una buena noche”, asiente hacia mí.

¡Gracias al cielo! Le sonrío mientras lo miro alejarse y cuando está lo suficientemente lejos volteo a ver al imbécil más grande del mundo que hoy le dio por sentirse el esposo ofendido.

“¿Quién es ese? ¿El perro faldero de tu amante?”, pregunta.

“Eso es algo que a ti no te interesa y no ganas de discutir contigo”, respondo.

“No es si quieres discutir conmigo princesa, aquí nunca se ha tratado de lo que tú quieres, sino de lo que tienes que hacer; estoy harto de tu berrinche, estoy harto de que sientas que puedes faltarme al respeto ¿Acaso no te das cuenta que eres el hazme reír de toda la sociedad en este momento?”, dice

“Fui tu hazme reír durante 6 años, dónde creí que teníamos una buena relación, dónde me entregué a ti sin reservas ni dudas ¿Que más me da lo que piensen de mi gente que no me conoce y mucho menos me importa?”, me acerco a él porque quiero que vea la sinceridad de lo que le voy a decir en mis ojos.

“No me importa si esto te afecta o si tus amistades se burlan de ti, tú hiciste esto no yo, yo estaba en casa respetando y amando a una persona que no existe, porque tú Aarón Marshall no eres ni la sombra del hombre del que me hiciste creer que eras, además quién me exhibió fuiste tú para protegerte supongo y no solo afectaste mi imagen, sino también mi carrera”.

“Así que si en ese proceso quedas como un estúpido te toca tragar la porquería de tu propia trampa me importa una m!erda…”.

Me mira con la mandíbula totalmente tensionada.

“¿Qué es lo que quieres Isabella? ¿Echar por la borda mi nombre, el hospital, mi prestigio? Lo único que quiero en este momento es divorciarme de ti y jamás en la vida volver a escuchar tu nombre y si mientras eso sucede la gente que solo a ti te importa te tachan de estúpido o se enteran de la verdadera m!erda que eres, no me importa…”.

“No creas que te la voy a poner fácil, no te voy a dar un solo centavo de lo mío ¡¿Oíste?!”.

Me río en su cara, no puede estar más equivocado,

“Piensa y has lo que se te venga en gana. Yo ya acabé contigo”, le digo dando la vuelta para entrar al edificio.

“¡Pero yo contigo no! A mí no me vas a dejar así como así y no será una niña estúpida la que venga a joderme”.

Intenta tomarme del brazo de nuevo y yo lo manoteo, no quiero que me toque, no soporto tenerlo cerca.

“¡No me toques Aarón!”, advierto tratando de evitar que me tomé por los brazos sabrá cielos para que…

“¡Eres una ramera disfrazada de mujer ofendida, pero no vas a seguir con tu p%to jueguito! ¡Suéltala en este mismo instante!”, mi corazón se acelera al escuchar su voz.

Miro a Izar a unos pasos de nosotros con un casco de moto en su brazo izquierdo y percatándome de mi alrededor observo una moto a unos metros supongo que es la suya pero no escuché en que momento llegó.

“¡Vaya! Pero si ha aparecido el príncipe azul al rescate”, dice Aarón con sarcasmo y desprecio en la voz.

“¡Lárgate de aquí! Esto es un tema entre mi esposa y yo y tú aquí sobras”.

Izar se pone en medio de ambos dejándome a su espalda y dándole frente a Aarón. Aunque mi corazón late frenéticamente dentro de mí, un calor indescriptible toca mi ser al ver a este hombre aquí, enfrentando a Aarón por mí.

“Te equivocas Marshall todo lo referente a Isabella me concierne y si eres un hombre inteligente te vas a alejar de ella”.

“¿Marshall? ¿Izar conoce a Aarón?”.

“¿Quién te crees tú imbécil? ¿Piensas que puedes venir a decirme que puedo o no hacer con mi mujer?”, dice Aarón con el rostro desfigurado por la ira,

“Ella ya no es tu mujer”, dice Izar con tal firmeza y letalidad en la voz que casi podría asegurar que no es el mismo hombre que una hora atrás estaba sonriéndome de manera tan dulce.

“Ya comprendo, la ramera ésta ya te engatusó…”.

No termina su frase, cuando Izar le propina  tremendo puñetazo en la mandíbula que le borra la sonrisa irónica que tenía y lo manda al piso.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar