Corazón esteril
Capítulo 12

Capítulo 12:

El nudo que se instala en mi boca del estómago es impresionante, de pronto un frío me recorrió y leas estoy segura que empalidecí. ¿Cómo demonios llegó ese video a sus manos?

“¿Tienes algo que decirme?”.

“Creo señor, sin afán de ser grosera que eso es mi vida privada y no tendría que explicar el porqué de mis acciones”, digo tratando de que quede claro que el tema no es discutible y mucho menos con mi jefe.

“El tema aquí Isabella es que tú representas en gran medida la imagen de la empresa, eres el rostro para nuestros empleados…”, esta conversación no me está gustando.

“No podemos tener este tipo de mala imagen, tu nombre y el de la empresa ya está en entredicho, Izar Messina es un hombre de mucho  poder…”.

“Espere, ¿Cómo sabe el nombre de…?”.

“¿Quién no lo sabría Isabella? Izar Messina es el dueño de una de las empresas más poderosas del continente”.

Estoy segura que mi cara es un poema, no podía ser mejor mi suerte, me metí con un millonario que medio mundo conoce y su cara y la mía ya le dieron vuelta al mundo en internet.

“Bueno Isabella”, dice el señor Wilkins retomando la conversación después de que la cabeza me explotó al saber con quién pase la noche.

“El tema que quiero tocar contigo y por lo cual me atreví a hablar de este tema tan sensible y personal, es porque tengo la necesidad de pedirte tu separación del puesto”.

Siento mis manos empezar a sudar y temblar un poco. No es posible que por esto me estén quitando el trabajo, no por esta situación.

¡No puede ser que no importe nada más que una imagen! Me he esforzado, he dado el máximo, siempre comprometida y ¿Me tengo que ir por un momento de debilidad? Que ni siquiera tiene que ver en lo absoluto con el trabajo, ni con nadie de aquí.

Solo lo miro, esperando que continúe pero creo que está dejando que asimile sus palabras.

“Espero que comprendas lo que te pido Isabella, todo es en pro de la compañía”.

“Por supuesto que estoy entendiendo, entiendo que me está quitando el trabajo y no por algo que tenga que ver con mi desempeño laboral, no porque yo haya tenido un error como gerente de recursos humanos, sino porque mi vida privada fue exhibida de la peor manera…”.

Me quedo en silencio porque un nudo en la garganta amenaza con dejarme sin poder hablar.

“No espero que me entiendas, ni te estoy quitando el trabajo, solo te pido que por un tiempo te mantengas trabajando desde casa, en lo que este tema pierde fuerza y también para que resuelvas tu tema de matrimonio…”.

“Mire señor Wilkins, sé que no tendría por qué explicarle pero lo haré porque creo que esto es una injusticia de pies a cabeza. Mi matrimonio se acabó porque descubrí que Aarón me ha engañado con no sé cuántas mujeres, y justamente me enteré por una de esas mismas amantes con pruebas irrefutables”, respondo y el señor Wilkins me mira fijamente.

“Lo que sucedió con Izar es algo que debió quedar solo para mí, pero Aarón me hizo seguir y sacar ese vídeo supongo para que cuando salga a la luz el divorcio, él quede limpio de culpa porque es lo único que a él le importa, su intachable nombre e imagen”.

“Isabella yo…”

“Mire comprendo”, digo sin dejarlo terminar lo que haya querido decirme.

“Y creo que si será lo mejor el que me aleje por un tiempo, así que no se preocupe en un rato más le presento mi renuncia y descuide que no tengo ningún tipo de resentimiento por esto, creo que cada quien debe cuidar sus intereses, entiendo que usted debe cuidar su empresa, pero yo en este momento debo cuidar de mí. Si no tiene nada más que tratar, me retiro”.

Me pongo de pie extendiendo la mano.

“Eres uno de mis mejores elementos Isabella, lamento mucho la situación y espero reconsideres tu decisión disculpándome por ponerte en esta situación tan incómoda, pero la junta considera que este tipo de escándalos no nos conviene…”, me dice.

“Claro que comprendo. Gracias Señor Wilkins”, digo para terminar la plática y me retiro.

Contengo las lágrimas hasta llegar a mi oficina donde me desmorono. Más allá del trabajo es todo lo que una acción de Aarón me ha quitado.

Yo creía tener todo, mi matrimonio, al que creí era el amor de mi vida, un empleo que siempre soñé y por lo que me esforcé tanto, estabilidad familiar y ahora todo se me escapa de las manos, solo porque el señor Marshall así lo dispuso.

El mundo como lo conocía se rompió en mil pedazos

Pero mi vida me pertenece a mí, no voy a dejar en manos de otro mi estabilidad, mi paz y mi felicidad. Hoy me tendré que reconstruir, pero esta vez desde la experiencia.

El teléfono suena pero solo me limitó a verlo sonar, no quiero hablar con nadie, no quiero aclararle información a nadie, no quiero ni tengo humor para sobrellevar a nadie.

Jamás me he caracterizado por huir de los problemas, pero hoy simplemente no tengo ganas de lidiar con esto. Parece mentira pero en menos de un mes la vida me cambio en un giro de 180.

Miro el celular y veo un mensaje de mi hermano Leonel.

Leonel: Isa, realmente estoy preocupado por ti, no sé qué paso entre tú y Aarón pero sabes que cuentas conmigo, que te amo muchísimo y jamás te dejare sola. Llámame en cuanto puedas.

Amo inmensamente a mis hermanos pero de verdad necesito estar sola y asimilar que pasa y que pasará con mi vida.

Nadie a excepción de Aiken sabe que vivo con Lily, gracias a eso no tengo a mi mamá aquí dándome un sermón que no necesito.

“Asa ¿Puedo pasar?”, dice Lily del otro lado de la puerta.

“Pasa”, la miro entrar mientras ella me recorre de pies a cabeza.

“¿Que sucede?”.

“No has probado bocado Isabella”, dice cruzando los brazos sobre su pecho.

“¿Hasta qué momento te estarás revolcándote en tu miseria? Porque solo te permitiré un día, máximo dos, pero ¡No más Isabella! ¿Te queda claro?”, me dice.

La miro sin poder pronunciar palabra, sé que me lo dice porque me ama, pero no sé qué responder.

No puedo prometer que estaré bien, porque no sé si así será.

“El mundo no se acabó cuando te saliste de la casa de la basura de Aarón, mucho menos se acaba sin el trabajo de m!erda que tenlas”, continúa con un tono fuerte y autoritario que no necesita levantar ni siquiera la voz.

“Es que fue muy injusto”, digo tratando de que comprenda un poco lo difícil que está siendo todo para mí.

“La vida es injusta Isabella, hay muchas injusticias en el mundo, gente inocente en cárceles, niños muriendo en medio de la guerra, hambre, mucha injusticia, así que tendrás que aprender a vivir  con ello y a lidiar con tus emociones. No se acabó tu  mundo y no voy a dejar que metas la cabeza en la tierra sintiendo lastima por ti”.

“Me estoy portando como una imbécil cobarde ¿Verdad?”.

“Totalmente”, se acerca y se sienta en la cama a mi lado y me abraza rodeando mi hombro con su brazo.

“Sé que no es fácil pero eres muchísima mujer para dejarte caer”, me sonríe con cariño.

“No te lo voy a permitir… Tal vez después de todo esto viene una gran recompensa para ti”.

“Confío en ello”, digo mientras la abrazo tan fuerte como puedo.

“Vamos ponte bonita, vamos a salir con Aiken a cenar y por favor omite tus negativas porque no es opcional, vas a salir sí o sí.

“Debiste ser general del ejército, eres demasiado mandona para ser mercadología”.

Suelta una carcajada.

“Lo pensé pero el uniforme no resalta mis  curvas”, dice socarrona y le sonrió sinceramente.

Nos encontramos en un restaurante de comida italiana, la favorita de Aiken. Esta noche le tocó a él elegir.

No han mencionado nada de Aarón, del trabajo o  de todo lo que está sucediendo y de verdad lo agradezco mucho. Estamos pasando una velada estupenda, que realmente necesitaba.

“Entonces ¿Te besaste con la chica de mantenimiento?”, pregunta Lily con cara de terror.

“Corrección, ella me besó. Yo solo… no tuve el corazón para empujarla”, dice Aiken encogiéndose de hombros con inocencia.

Lily y yo nos miramos y soltamos la carcajada ante la mirada atónita de Aiken.

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