Contigo
Capítulo 18

Capítulo 18:

POV: Mónica.

Sé que me puse roja por el calor en mi rostro.

“Abuelo”

“Son jóvenes, sé que las hormonas se alborotan cariño, pero espero se comporten”

“Claro que sí señor”. dijo Alonzo en tono serio, pero se le notaba incomodo.

“Te estoy confiando mi mayor tesoro Alonzo, además su papá nos mataría si la regreso embarazada”, dijo en tono divertido.

“De acuerdo, suficiente, adiós abuelo”, dije empujándolo a la salida.

“Adiós cariño”

Me dio un beso en la frente antes de salir.

“Eso fue incómodo”, dije cuando solo estábamos Alonzo y yo, ambos empezamos a reír.

“Vamos a bañarnos”

“Tu abuelo dijo que nos portáramos bien”, dijo con un tono de picardía.

Lo golpee en el brazo.

“No digo que juntos”

Realmente él y yo jamás habíamos dormido juntos, era muy respetuoso y sabía que yo aun no estaba lista para eso, era compresivo.

No voy a decir que no hubo oportunidades en las que casi pasó por que sería una mentirosa, pero mi miedo era mayor.

No tenía miedo porque estuviera insegura qué él era el indicado, claro que lo era, yo quería que él fuera el primero pero aun así estaba asustada.

Cada uno se fue a su habitación, nos duchamos y luego fuimos por algo de comer a la cocina, la empleada nos preparó una deliciosa pasta, y después saque el auto para ir a turistear alrededor.

Alonzo estaba algo inseguro de que condujera en la ciudad, me costó hacerle entender que conozco esta ciudad tanto como Los Ángeles.

Sus guardaespaldas y el mío nos siguieron todo el tiempo, sí, ni siquiera en otro país podemos dejarlos atrás, antes no me molestaba su presencia, pero últimamente siento que no tengo intimidad.

Fuimos a la playa, debajo de mi vestido de verano me puse mi traje de baño de dos piezas, encontramos un par de sillas solas y pusimos nuestras cosas ahí.

Cuando me quité el vestido y dejé al descubierto mi traje de baño, Alonzo no dejaba de mirarme, lo que me parece extraño porque hemos ido a muchas fiestas de piscina juntos.

“¿Qué sucede?”, pregunté atrayendo su atención.

“No sé si pueda obedecer a tu abuelo”, dijo mientras se acercaba a mí tomándome de la cintura y plantándome un beso en los labios.

“Eres hermosa”

“Gracias, tú también eres muy guapo”, dije con una sonrisa tímida.

“Vamos a meternos al mar antes de que te lleve de vuelta a casa y desobedecer a tu abuelo”

Disfrutamos del mar y de la playa, el abuelo me escribió que regresáramos a casa temprano por lo que eso hicimos. Apenas cruzamos la puerta, él llego a recibirnos.

“Espero hayan disfrutado su día”, nos dijo con una gran sonrisa.

“Claro, el clima aquí es muy bueno”, contestó Alonzo mientras sostenía mi mano.

“Quiero que me acompañen a cenar, haré pizza, ¿Quieres ayudarme Mónica?”

“Claro abuelo. Tienes que probar la pizza del abuelo, es la mejor”, le digo a Alonzo.

“Quisiera ayudar si me permiten”, dijo Alonzo haciendo que el abuelo sonría ampliamente.

“Claro muchacho, pero tienes que jurar que no revelaras mi receta secreta”, dijo el abuelo guiñando un ojo.

“Claro señor”, contestó mi guapo novio.

Fuimos a ponernos ropa cómoda y después a la cocina.

Preparamos la masa desde cero, realmente me sentía feliz de ver a mi abuelo y Alonzo interactuar, se llevan tan bien, una vez metimos las pizzas al horno los tres fuimos a darnos un baño.

Al bajar, las pizzas estaban listas, las disfrutamos con algo de vino, si, ya sé, no tengo edad para beber, pero el abuelo y papá me dejan tomar algo de vino.

Es imposible que mi familia se dedique a hacerlos y yo no los pruebe, además dicen que así aprendo a beber de manera responsable.

Nuestro primer día en Sicilia es maravilloso, pero mañana iremos a la hacienda, ya quiero que Alonzo la conozca.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano, el abuelo va con su chofer, a él le gusta conducir, pero el trayecto hasta la hacienda es de al menos dos horas, es algo cansado.

Él es mayor y estamos en verano es mejor que use su chofer, en cambio nosotros vamos en mi auto, iba a manejar yo porque conozco el camino, pero Alonzo insistió en hacerlo él y lo dejé, es bueno relajarme mientras otro conduce.

Nos pusimos en marcha, llevábamos música en el auto. El abuelo iba adelante, después nosotros y detrás dos autos más para los guardaespaldas.

Íbamos cantando durante el camino hasta que por fin llegamos a nuestro destino.

Bajamos del auto y yo quería salir corriendo adentro como siempre, pero esta vez guardé la compostura por Alonzo.

Entramos y Martha, la señora encargada de la casa nos recibió junto a Mario, su hijo que es de mi edad.

“Mónica que alegría verte”

“También me alegra verte Martha, mira te presento a Alonzo Spencer, él es mi novio”

“Que guapo muchacho”, dice Martha y le da un beso en cada mejilla y lo abraza.

Noto algo serio a Mario, lo abrazo.

“¿Qué sucede? ¿Por qué estás tan serio?”

“Tengo cosas que hacer, me alegra que estés aquí”, dice con una pequeña sonrisa que de repente se borra cuando ve a Alonzo.

“Mucho gusto”

Ambos se dan la mano y noto algo de tensión en ambos, pero no le doy importancia.

Entramos, llevo a Alonzo a su habitación que está otra vez a lado de la mía.

“Espero te sientas cómodo”

“Sí, muchas gracias”, dice tomándome de la cintura y dándome un largo beso.

“Ese tipo Mario, le gustas”, dijo muy serio.

“¿Qué estás diciendo?, somos amigos, prácticamente crecimos juntos, somos como hermanos”

“Puede que tú lo veas así, pero él no te ve como su hermana”

Quita un mechón de cabello de mi rostro y lo coloca detrás de mis orejas, le doy otro beso.

“No importa como otros me vean, me importa como tú me veas”

Me volvió a besar, sus manos se colaron debajo de mi blusa y la subió hasta uno de mis senos haciéndome soltar un g$mido involuntario hasta que alguien toco la puerta.

“Mamá dice que bajen a almorzar”, dice Mario del otro lado de la puerta mientras nos separamos y ambos sonreímos.

“Vamos”, le digo tomando su mano.

Llegamos al comedor y el abuelo nos pregunta si nos acomodamos, a lo que respondimos qué si, nos sentamos a comer los tres y charlamos de todo un poco.

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