Contigo
Capítulo 17

Capítulo 17:

POV: Mónica.

Él realmente va a una fiesta con sus amigos y solo vamos a mi casa a que yo me cambie.

“Ya regreso”, digo cuando me bajo del auto.

Subo corriendo a mi habitación, me quito los jeans y los sustituyo por una falda, zapatillas deportivas, y un crop top. Tomo una chamarra, me suelto el cabello y me aplicó algo de labial.

No me gusta maquillarme tanto, reviso mis pestañas, que no se haya corrido la máscara y bajo para toparme con Ester.

“¿A dónde vas?”

“A una fiesta con mi novio”, digo sin importancia.

“Así que ya son novios. ¿Iras vestida así?, lo avergonzaras Mónica”

Yo no le veía nada de malo a mi atuendo, pero ahora me sentía insegura por el comentario de Ester.

“Solo es algo casual con sus amigos”, digo en mi defensa, pero si me siento muy insegura ahora.

“Como digas, seguramente se molestará”

Me cae un mensaje de Alonzo preguntando si me falta mucho, ya no me queda de otra, voy a tener que salir así.

Salí y él estaba apoyado fuera de su auto esperando, al verme sonrió.

“¿Nos vamos?”

Asentí. Aun me siento insegura con mi atuendo.

“¿Sucede algo?”

“Nada, vamos”

Una vez dentro del auto, yo sigo nerviosa, él toma mi mano y le da un beso llamando mi atención.

“No te vayas a separar de mi esta noche, luces muy hermosas y no voy a soportar qué algún idiota se te acerque”, dice viéndome a los ojos, lo que me hace sonreír, me siento un poco más relajada.

Al llegar a la fiesta me toma de la cintura pegándome a él para caminar en medio de la gente, ya mi atuendo no me preocupa para nada.

Llegamos hasta dónde están sus amigos y todos me saludan menos Rita, qué al ver su atuendo hace qué me vuelva a sentir insegura.

Ella me ve de pies a cabeza con una sonrisa sutil en sus labios, tiene un vestido muy corto para mi gusto ajustado a su perfecto cuerpo, un maquillaje qué resalta sus ojos y su labial rojo.

Se acerca a Alonzo y lo saluda con un beso en la mejilla que duró demasiado para mi gusto.

“Trajiste a Mónica”, comenta ella.

“Claro, es mi novia, con quien más iba a venir”

“Por supuesto”, dijo apretando los labios.

“No puedo creer que mi princesa, salga con este ogro”, dijo Miguel, el amigo de Alonzo.

“Ya estás ebrio”, le dijo Alonzo muy serio.

“Además, no es, nunca ha sido y nunca será tu princesa, es mía”, dijo mientras me abrazaba por la espalda, colocando sus manos en mi cintura.

Estuve con él toda la fiesta, bailamos, ellos bebieron alcohol, a mí solo me dejó tomar una cerveza por más que le dije que sé tomar. Él me ha visto tomar vino en la hacienda, sabe que puedo manejarlo, pero insistió en que prometió cuidarme y no debía beber.

Fue divertido, los amigos de Alonzo son divertidos menos Rita, qué por más que intento convencerlo de bailar con ella el nunca acepto.

El tiempo que pasaba con Alonzo me hizo sentir segura de mí misma y hermosa, era la persona más dulce, al menos conmigo, tratábamos de estar juntos la mayor parte del tiempo, pero no éramos un chicle.

Sus amigos y mis amigos no eran los mismo y eso nos complicaba un poco las cosas.

Miguel me caía muy bien, pero Rita no la tragaba, como toda pareja teníamos pequeñas discusiones; en mi caso siempre tenía que ver con que su amiga era una pegajosa con él, yo sabía que él no le daba ni la hora, pero igual me fastidiaba.

En cuanto a mis amigos apenas y le hablaban a Alonzo. Sebastián y Rafael lo respetaban como capitán del equipo de fútbol, pero no eran precisamente amigos, con Miriam es con quien mejor se llevaba.

Y en cuanto a James, era de hola y adiós.

Decidimos que a la hora del almuerzo cada uno comería con sus respectivos amigos para evitar situaciones incómodas.

Al llegar a la cafetería nos saludábamos con un beso y después cada uno se iba a su mesa, en cuanto a las fiestas, debo admitir que era extraño, sus amigos y los míos estaban en el mismo lugar, pero no juntos.

Como dice el dicho; juntos, pero no revueltos, él y yo estábamos juntos todas las fiestas, pero convivíamos con nuestros amigos, tuvimos que aprender a llevar esa situación para que no fuese incómodo.

Los fines de semana que yo iba a alguna de las haciendas con papá, Alonzo trataba de acompañarme la mayoría de las veces, pero si tenía entrenamiento u otra actividad lo entendía perfecto.

Apreciaba el esfuerzo que hacía para acompañarme las veces que podía.

Hicimos qué nuestra relación funcionará, nos sentíamos cómodos, nuestros papás estaban encantados.

Cuando teníamos diferencias, obvio como dos adolescentes; discutíamos, nos enojábamos, pero una vez el coraje pasaba hablábamos y arreglábamos las cosas.

Las únicas personas a las que parecía no agradarle nuestra relación eran Ester, Nicol y Rita.

Entre las tres intentaban hacer qué me sintiera insegura de Alonzo, pero él con cada acción me mostraba qué no había razón para estarlo.

Para el invierno el abuelo llego a Los Ángeles y estaba encantado de que yo saliera con Alonzo, ambos pasamos tiempo con él y prometimos viajar juntos a Sicilia para visitarlo en el verano.

Esas iban a ser las últimas vacaciones de Alonzo antes de entrar a la universidad. Era un tema que discutimos todo el tiempo, él iba a estudiar negocios.

Estaba entre Harvard, en Massachusetts o Stanford, aquí en California.

Yo me inclinaba por la última, así estaríamos más cerca, pero al final lo iba a apoyar en lo que fuera mejor para él.

Igual podíamos viajar y visitarnos, tal vez ya no nos íbamos a ver a diario, pero si seguido.

En un abrir y cerrar de ojos llegó el verano y ambos viajamos a Sicilia. Mi familia tiene su avión privado, pero Peter, el papá de Alonzo, insistió en que usáramos el suyo porque es más grande y cómodo.

Al llegar al aeropuerto en la pista privada, el abuelo nos recogió, tiene una hermosa casa en la zona urbana, nos quedaremos unos días aquí para disfrutar de las playas y todo lo que ofrece Sicilia.

Alonzo ha estado anteriormente en Italia, pero es la primera vez que visita esta ciudad.

Quiero mostrarle todo, aquí me siento como en casa también, ya que visito al abuelo todo el tiempo, la hacienda queda a las afueras, algo retirada, es la más grande de todas.

El abuelo es mayor y me preocupa que se ocupe él de los viñedos y todo, sé que es fuerte pero igual cuando viajo trato de ser de ayuda, le dije a Alonzo y él entendió que para mí no son simples vacaciones, vengo a ayudar a mi abuelo.

La vendimia en Italia es a principios de septiembre, pero para esa época nosotros ya debemos estar en Est$dos Unidos.

Yo empiezo un nuevo año en la escuela y Alonzo una nueva etapa, quisiera que viera lo hermoso que es esa temporada, pero sé que habrá más oportunidades.

En cuanto llegamos a la casa, el abuelo le mostró la qué será su habitación a Alonzo qué está justo al lado de la mía.

“No quiero bisnietos aun, son muy jóvenes así que compórtense”, dijo el abuelo cuando se disponía a salir y dejarnos descansar por el largo viaje.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar