Contigo -
Capítulo 19
Capítulo 19:
POV: Alonzo.
Jamás había tenido una relación seria.
Con Mónica es la primera vez que lo hago, hemos pasado de todo, hemos tenido nuestras pequeñas peleas.
La primera vez que se sintió celosa de Rita me pareció absurdo y claro que discutimos, pero a la vez se sintió muy bien que tuviese al menos un poco de celos, quiere decir que le importo.
Sus amigos no son mucho de mi agrado, pero los tolero, y en cuanto a los míos creo que el único que le cae bien es Miguel.
Ella realmente no nota lo hermosa que es, que sea tan inocente es lindo, me preocupa tener que alejarme de ella para ir a la universidad, Stanford está cerca de casa y ella está dispuesta a viajar cada vez que pueda y yo también, pero Harvard ha sido mi meta durante mucho tiempo.
Para el baile de graduación obviamente ella me acompañó, eso fue previó a nuestro viaje a Sicilia. He viajado a Italia muchas veces, pero esta es mi primera vez en esta región.
Me estoy impacientando con Mónica, ella no tiene una idea de todo lo que provoca en mí, para la fiesta de graduación fue con un vestido azul cielo que resaltaba sus ojos, con escote en v y una abertura en la pierna.
El vestido era de organza, pero resaltaba cada una de sus curvas, no me separé de ella toda la noche, noté como todos la miraban y es que es imposible no verla.
A veces admiro mi fuerza de voluntad, ese día solo quería sacarla de ahí, llevarla a mi casa y hacerla mía, solo mía, pero sé que ella no está lista, estoy dispuesto a esperar que lo esté, sé que ella vale la pena.
En nuestro primer día en Sicilia, fuimos a la playa y a mi hermosa novia se le ocurrió usar un traje de baño de dos piezas, no es que no la haya visto antes así, pero el comentario de su abuelo me hizo hacerme un montón de imágenes en la cabeza.
Esta niña me tiene embobado, no tengo ojos para ninguna otra y aunque Rita se ha ofrecido muchas veces a ayudarme con mi frustración por no poder tener a mi novia como se debe, simplemente no puedo.
Rita es atractiva y muy buena en la cama, pero desde que estoy con Mónica no quiero ver ni tocar a otra mujer que no sea ella.
Cada vez que mis dedos rozan su piel un calor crece en mí, ella no es consciente de lo que hace con su sola presencia.
Su abuelo es una persona agradable, al día siguiente nos vamos muy temprano a la hacienda y ahí conozco al tal Mario, un muchacho de la edad de Mónica que al parecer la conoce desde hace mucho.
Puedo notar como él la mira, está enamorado de ella y no lo culpo quien no lo estaría, pero aun así me molesta. Cuando Mónica me lleva a mi habitación no puedo resistir más. La atraigo a mí y mi autocontrol se va al demonio, pero ella no reacciona como las otras veces, esta vez es receptiva.
Una de mis manos se escabulle debajo de su blusa hasta su pecho y lo acarició por encima de la delgada tela del sostén y ella hace un pequeño g$mido qué me vuelve loco, pero justo el dichoso Mario toca a la puerta.
Nos separamos, la veo sonrojada, al parecer mi chica si está lista, en pocos días cumple 17 y justo en ese momento, solo por un mes, tenemos un año de diferencia en nuestras edades.
Bajamos y almorzamos con su abuelo, ella realmente se desvive por él y por su papá, ellos la protegen como si fuese el mayor tesoro y aunque no lo parezca, los entiendo, ella es única.
Después de almorzar, Mónica me enseña los alrededores.
Esta hacienda es muchísimo más grande que las otras a las que hemos ido, en esta solo se cosecha uva, ellos producen vino, whisky y tequila, las únicas propiedades a las que no he ido son a las que tienen en México qué es donde producen el tequila.
Me sorprende como a tan corta edad, Mónica sabe el manejo de casi todo.
Tiene claro que quiere ser mixóloga e ingeniería química como su padre, su abuelo y alguna vez lo fue su madre. Ella es simplemente perfecta.
Mientras recorremos los viñedos recuerdo nuestro pequeño momento en la habitación, ella está tan concentrada inspeccionando todo que cuando la abrazo de espaldas colocando mis manos en su pequeña cintura se sorprende.
Le doy un beso en el cuello y se derrite en mis brazos, me encanta como su cuerpo reacciona a mi toque.
“Te amo”, le digo sin más, porque es cierto.
Nunca había sentido algo así por una chica, ella puede hacer qué mi corazón se acelere o se detenga con solo mirarme. Se gira en mis brazos para verme a los ojos.
“¿Lo dices en serio?”, dice con una pequeña sonrisa en los labios.
“Claro que sí, te amo”
La beso, un beso qué le demuestre todo lo que siento por ella, sé que es muy insegura de sí, y eso me molesta, pero entiendo que ella necesita actos no palabras que le demuestren qué lo que digo es cierto.
Nos separamos, pego su frente a la mía y aspiro su dulce aroma.
“No me rompas el corazón, por favor”
“Nunca, estaré a tu lado siempre”, digo viéndola a los ojos.
Tal vez a muchos la promesa de dos adolescentes no vale nada, pero pienso mantenerla no importa que, voy a estar a su lado siempre.
“Te amo”, dice ella también y tengo esa sensación de calidez en mi corazón.
La vuelvo a besar, ambos transmitimos tanto en ese beso y me detengo.
“Amor, si no me detengo ahora, no podré hacerlo”, le explico al verla un poco confusa por mi acción.
“No quiero presionarte si no estás lista”
Le doy un casto beso en los labios y la tomo de la mano para seguir nuestro recorrido, ella simplemente sonríe, haría lo que fuera por mantener esa sonrisa en su rostro siempre.
A la noche, la señora Martha y Mónica preparan pasta casera.
Nunca, en casi un año de relación que tenemos, he visto a Mónica tratar mal a alguien, es el tipo de chica que tiene todo, pero aun así se mantiene humilde.
La he visto ayudar a su Nana a preparar la comida muchas veces, se levanta de la mesa y ayuda a recoger los platos, se lleva bien con todos los empleados, es una chica dulce, era imposible que no me robara el corazón.
Al terminar de cenar todos nos retiramos, no me di cuenta hasta este punto que la habitación de su abuelo queda en la otra ala de la casa, prácticamente estamos solos de este lado, lo cual me suena tentador.
Subimos juntos a nuestras habitaciones qué están una a lado de la otra, nos paramos frente a su puerta, la tomo de la cintura y la beso, pero igual que siempre, me detengo antes de perder el control por completo.
“Buenas noches, amor”
“Buenas noches”, responde mi dulce chica que me da otro beso.
En un abrir y cerrar de ojos ese tierno beso se transformó en uno muy pasional, una de mis manos baja a su redondo y hermoso trasero y la otra a su espalda pegándola más a mí
“Amor si no me detengo ahora, no podré”
“No te detengas”, dice ella besando mi cuello.
“No quiero que te sientas presionada”
“No lo estoy”, dice viéndome a los ojos.
“Quiero estar contigo porque te amo, porque quiero que seas el primero, por favor”
“Estamos en la casa de tu abuelo”
“No importa, él no tiene por qué saberlo”
Abre la puerta de su habitación y me toma de la mano para invitarme a pasar y una vez dentro, mi autocontrol se pierde.
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