Casi perfecta
Capítulo 6

Capítulo 6:

Miraba como esa mujer aun golpeada respirar como si lo hiciera por primera vez. La risa nerviosa de ella lo distrajo de sus pensamientos.

“¿De qué te ríes?”, le pregunta.

“¡Lo hice! ¡Lo hice!”, gritó con fuerza mientras él la sostenía de la cintura.

Ella en un momento se perdió en sus pestañas mojadas y su torso desudo tomándose de sus hombros dejó que sus piernas se ubicaran en la cintura del que se supone es su prometido.

“¿Qué pasa?”, pregunta el alma al ver que ella muy tranquila acaricia su cara mojada.

“Nada, solo entiendo todo”

“¿Qué es lo que comprendes?”, pregunta Karim.

“Comprendo por qué te amo”.

Los labios de esa mujer lo volvían un inerte en ese campo en el cual muchos conocen muy bien.

Él no podía razonar y la frialdad de la cual siempre se enorgulleció ahora se había esfumado en el mar como azúcar o sal.

Luz despegó sus labios rojos de los de él, pero sus manos solo querían tocar más mucho más.

“Creo que…”, ella no dejó que él terminara su frase.

“Si me sueltas puede que me ahogue”, dijo ella con una voz muy sensual.

“No te soltaré, pero debes parar esto”.

Mientras él luchaba por no descontrolar sus sentidos, ella dejaba besos pequeños en su cuello y sus manos apretaban fuerte sus hombros.

La sensación de descontrol estaba en el aire, en el propio mar que se movía como acompañando los cuerpos.

“Luz estás muy débil aún y…”.

La mente de Karin solo le repetía que no lo haga, que esto lo lastimaría más a él que a ella, pero algo que no reconocía en su pecho solo le decía que  jamás volvería a sentir algo así.

Él se debatía entre no sentir y vengarse en tomarla y que solo sea el escalón para una venganza dura y fría.

“No puedo…”, dice suavemente en su oído Luz.

Karim la miro a los ojos dejo de pensar, y por primera vez comenzó a sentir su instinto animal. No lo dejo detenerse y la apretó contra él, su boca fue directo a los de ella en un beso salvaje el cual Luz no esperaba.

Esa ternura disfrazada de timidez ya no estaba, el mar se la llevó.

Ahora ese hombre tenía sed de ella y sin dudas la sensación de éxtasis la dejaba totalmente expuesta, el mar se llevó la poca ropa que tenían ambos.

Karim sin contención alguna la subió de nuevo encima de él y la pen%tró.

Los g%midos y el sonido del agua moverse no dejaba que nadie más dijera nada, ni el viento se atrevió a emitir sonido para no interrumpir lo que precisa el encuentro de la tormenta perfecta y el cálido mar.

El pelo de Luz mojado se deslizaba de un lado para otro mientras aún ella encima de él se dejaba caer un poco hacia atrás. El salto de ella sobre él la hacían no caer, pero esa posición solo la hacía disfrutar mucho más.

Su memoria no recordaba muchas cosas, pero lo que si su cuerpo le decía ahora es que  jamás vivo tal experiencia ella estaba siendo feliz, plena y según su criterio, amada.

“Te amo…”, fueron las palabras que se escucharon decir desde los más profundos g%midos de Luz.

La respuesta de Karim jamás llego y todo naturalmente llegó a su fin.

Ella no reparó en eso para que el momento fuera lo importante, pero nada pasa desapercibido aunque lo parezca.

Minutos más tarde ya en el barco, mientras Luz secaba su cabello luego de una ducha la cual raramente mantuvo en silencio, Karim bajo el agua y con mucho jabón en su cuerpo intentaba limpiar más que las culpas, era la rabia.

Los pensamientos lo dejaban muy inquieto y juntando ira y recuerdos muy negros le dio un golpe a la pared del baño la cual hizo que Luz entrara rápido pensado que algo malo paso.

“¡¿Qué fue eso?!”.

Karim no quiso verla a los ojos, comprendía todo eso fue el problema desde el principio de sus ojos.

“Nada sale, me estoy terminando de bañar”:

Ella sin reprochar nada salió. Se abrigó y la noche ya había llegado al mar.

Luz salió, las estrellas se veían tan hermosas en ese lado del mundo. Se cubrió las manos con las mangas de su suéter.

“El frío del mar en la noche deja claro que no todo es hermoso en él solo que tú lo veas con otros ojos”, fueron las palabras que Luz escucho detrás de ella.

Sin voltear, no dice nada sigue con su mirada perdida en el mar.

“Te llamas al silencio si eso de la ducha estaba enojado por…”, la voz algo triste de Luz salió para dejarle en claro que no eran su momento de locura lo que la hacían enojar.

“¿Por qué no me dices que me amas?”.

La pregunta dejó frío a Karim debía pensar rápido. La voz firme de Karim salió para dejar tranquila a Luz.

“No creo que una palabra valga más de lo que te hago sentir y tú a mí”.

“Quizás para ti te da igual, pero no te he escuchado decirme te amo ni una sola vez”.

“Y eso que significa que no lo siento”, le responde Karim.

“¡Por dios Karim! ¡Ni lo pronuncias, mírate estamos discutiendo y no dices la palabra amor! ¡¿Qué pasa contigo?!”

Ella ya sin contener las lágrimas lo mira para que la respuesta sea algo bueno.

“No haré lo que tú quieras, no lo hice nunca y no lo haré ahora”.

“¿Esa es tu respuesta?”, pregunta con los ojos con lágrimas Luz ya cansada de esto.

“Si, esa es mi respuesta”.

Ella se para y se mete al camarote.

Se quita el suéter, apaga la luz y se mete en la cama dejando atrás la discusión.

Pero no las lágrimas.

Luz es una mujer la cual necesita ese amor de contrato, de palabras de lo que ahora Karim la estaba privando.

Al entrar la veo dormida cosa que sin saber por qué me da mucho placer, me recuesto a su lado, mis brazos detrás de mi cabeza, mi mirada hacia el techo y mis pensamientos no dejan de atormentarme.

Debo entender que esto es una venganza, que el que mató a mi amigo ahora está buscándola como loco y que el si la ama yo no.

Seguro puedo decirlo sin sentido alguno pero no quiero, no quiero que esa palabra salga de mi boca, no me lo permito.

Pero al cerrar mis ojos su piel mojada me persigue y la sensación de estar dentro de ella me invade de nuevo.

“¡¿Qué pasa contigo Karim?!”, se preguntó.

Me reprocho en mi mente cómo puedo desearla tanto cuando es que más lejos debo estar.

En eso miro y ella está teniendo una pesadilla.

Me acerco y la tomó de la cara para que despierte, está asustada y veo como las lágrimas se escurren por sus mejillas.

“Luz despierta”, y ella abre los ojos asustada.

“Tranquila estás bien, estoy aquí”.

Sus brazos me envuelven y me aparentan contra ella.

Los míos sin dudarlo la toman dejándole ver que está seguro junto a mí.

Se separa un poco.

“Voy al baño”, dice Luz.

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