Casi perfecta -
Capítulo 5
Capítulo 5:
Los disparos son continuos hasta que por el espejo se ve como la camioneta pierde estabilidad. Parece que le dio a unos de los neumáticos y comienza a girar sobre ella misma.
Luz se mete adentro y se mira las manos con las lágrimas empapando sus rostros.
“Genial le diste a unos de los neumáticos. Buena puntería”, le dice.
Él conduce pero al verla nota como Luz comienza a respirar irregular y sus manos tiemblan. Todo parece indicar que es un ataque de pánico.
“¡Luz deja las armas y mírame!”.
Ella esta con su mirada perdida como si algo en su mente se hubiera apagado.
“¡Luz!”, el grito de Karim hace que ella gire su mirada de miedo.
Este toma sus manos.
“Amor mírame. Todo está bien si yo estoy aquí”.
Esas palabras fueron todo lo que Luz necesito para reaccionar. Tiró casi todas las armas en la guantera de nuevo.
“Ahora dejaremos la camioneta aquí e iremos a un lugar seguro”.
Ella le dice que si con la cabeza. Karim se baja dejando la camioneta en la carretera y toma los bolsos.
Ella se baja y mirando, ven venir un taxi y con cuidado Karim lo para.
“Sube y compórtate lo más normal posible”, le dice.
Ella limpia sus lágrimas y suben al taxi.
“Al puerto por favor”, le indica Karim al taxista.
Éste gira y vuelve hacia el sentido contrario de dónde venían Karim sabiendo que más adelante verán la camioneta y sabiendo que debía distraerla. La toma del rostro, la besa y este fue el segundo beso.
Sin darse, los besos se estaban volviendo la excusa perfecta para olvidar.
Esta vez las manos de Karim tomaron el rostro de Luz no dejando que ella voltea para ver que pasaba por la camioneta, la cual ya ardía en llamas y cuerpos los cuales ya estaban sin vida se notan dentro de ella.
Él suelta sus labios y nota como el taxista con el mayor de los terrores lo mira y con un simple gesto él le indica que no diga ni haga nada.
Unos cuantos kilómetros más ya estaban llegando y Karim le pide que se detenga.
“Aquí está bien”.
Saca dinero mucho más de lo que cuesta el viaje y se lo da al taxista.
“Así está bien gracias”, le responde, toma el dinero y espera a que se bajen.
Si era algo que tenía Karim es que con su aspecto y una simple mirada todo se daba por entendido o al menos tratabas de comprender.
“Vamos este es el bote”.
Luz camina pero no dice nada sigue muy afectada por todo lo que paso.
El sube y toma sus manos. Al llegar prende el bote, lo cual es mejor que un yate. Es grande y tiene todas las comodidades cosa, lo cual es más que obvio que esta era su guarida.
Luz se mete y baja hacia el tocador mientras él recoge la cuerda la cual mantiene amarrado éste al muelle.
El reflejo que le brinda el espejo no es lo que sería una chica fuerte.
“Vamos Luz, se valiente, mira que sigues viva”. Ella se hablaba a sí misma.
Sabía que todo esto era culpa de alguien pero, por más que no recuerde mucho de lo que paso, hace poco sabía que su padre no era ningún santo y que sería él el que esté detrás de esto.
Un golpe en la puerta la saca de sus pensamientos.
“Luz, ¿Estas bien?”, la voz de Karim del otro lado hace que esta se lave la cara con mucha agua fría.
“¡Si, solo me daré una ducha, estoy bien!”, responde.
“¡Ok!”
Sus manos no paraban de temblar. Se quita su ropa y se mete a la regadera, algunos recuerdos llegan a su mente y uno de ellos es su madre.
Karim se adentró hacia Latinoamérica para saber que allí era la única manera de poder pensar.
Tal cual lo imagino Luz, ésta era su guarida, nadie más en la vida había jamás estado aquí pero no faltaba nada para sobrevivir unos cuantos días.
“¿Dónde se supone que vamos?”, la voz de Luz y el aroma a perfume recién colocado en su piel lo dejaron saber que no estaba solo.
“No iremos lejos, solo quiero pensar”, responde.
“¿Y debo dejarte solo para eso o puedo quedarme?”, pregunta Luz.
“¿Estás mejor?”, pregunto mientras la miraba pero no soltaba el timón.
“Si, pero no creo que pueda dormir bien en la noche. Sabes que no me gusta el mar”
Karim intenta no mostrar sorpresa.
“Lo sé pero debíamos estar a salvo. No estaremos mucho, solo esta noche y mañana ya llegaremos a las cabañas del sur de…”.
“Karim ¿Tu padre intenta matarme pero por qué a ti también?”, cuestiona Luz.
Karim se sorprende ante tal pregunta.
“No, eso no es así”, le responde
“No sabemos si fue mi padre”, continuó.
“El mío no lo fue. Él podrá ser todo lo que quieras pero si algo dejó muy claro antes de morir fue que mi vida valía más que cualquier otra cosa”.
“Esto será un discusión, que padre es mejor, si el tuyo que está muerto o el mío que está vivo. Pongámoslo así, no fue ninguno de los dos”, dijo Karim.
“Bueno, ¿Quién se supone te quiere muerto?”.
Los ojos de Karim se fijaron en ella. No podía decirle que Ihlar era el que estaba detrás de esta guerra.
“Mucha gente me quiere muerto y lo sabes”. El tono de Karim se seleccionó.
“¡No, no lo sé, mira tú, no sé si recuerdas! Pero no se muchas cosas”. El tono de enfado de Luz era más que notorio.
“No haré esto ahora”.
Karim la deja sola y va hacia el estribor, se quita la camiseta, las zapatillas y se arroja al agua. Luz corre hacia allí para ver que salga a flote y esté bien.
Al ver que él lo está, nota como la belleza que está dentro del agua siendo rozado peor los golpes de pequeñas olas que ahora mismo se formaron.
“¡Ven!”, le dice.
“¡No terminamos de discutir por lo notaste!”, le dice Luz desde arriba, lo que Karim no sabe es que Luz no sabe nadar.
“El de la mala memoria eres tu acaso olvidaste que no sé nadar”, continúa.
“No, eso no es lo que digo. Lo que intento decir es que tu no crees en mi”.
“No me parece graciosos poner las cosas así cuando…”.
“Te dije que siempre te protegerá donde sea y esto es un donde sea”, dijo Karim.
Las palabras de Karim dejan a Luz muy sensible.
Es verdad ella no podría no saber nada de él pero si había algo que él no ha dejado de hacer, es protegerla.
Luz tomó valor de una forma que ni ella espero en algún momento hacerlo su fobia al agua.
Ya no tenía sentido algo en Karim le decía que era verdad que él jamás dejaría que nada le pase.
Se quitó la ropa y quedó en ropa interior.
Ante la mirada realmente perdida de Karim que, es verdad, ya la había visto en la ducha pero ahora era de otra forma, esa mujer débil la cual no era la que hoy estaba frente a sus ojos.
La sonrisa que ella le regalaba antes de saltar era la cosa más perfecta que jamás haya visto.
Su cuerpo se sumergía en el agua para buscarla y ayudarla a salir a flote. Mientras estaba debajo del agua con angustia y nervios tomaba sus manos y salía a flote.
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