Casi perfecta
Capítulo 34

Capítulo 34:

“No, yo me fui, yo decidí no seguir y no pretendía que ellos pararan su vida por mí”.

“Pero aún lo amas, es muy obvio…”

“Sí, ¿Por qué es obvio?”

“Me besaste para que él nos viera y si preferirías besarme a mí, luego de todo lo que hemos pasado, de lo que te he hecho, significa que lo amas”.

“Quizás solo quise terminar algo que ya debía terminar”.

“Quizás, y pensaste ¿Qué dirás sobre la niña? Si supieras que ya le dije a Anna que no es de Karim, que nació antes”.

“Eso ya lo solucioné”.

“Mírate, veo que tienes todo resuelto. Qué bueno por ti”.

“Ihlar, sé que ahora todo cambió, que tú intentas cambiar, pero sé mi pararte. Lo máximo que te daré es esto, y no creo que podamos ser amigos después de todo…”

“Es que yo no quiero ser tu amigo”.

“Mira, yo…”

“Yo te daré el tiempo, sé que verás que cambié, que soy una mejor persona. De verdad, el perderte me cambió. Yo sentí el vacío, yo entendí que el dinero, las mujeres, nada lo valía. ¿Sabes lo duro que fue pensarte muerta? Me siento un poco hombre por no cuidar de ti. Luego llego y te encuentro con una niña, y mi pecho se llenó de ilusiones, de ternura, hasta que miré tus ojos y supe que no era mi niña y tú no eras mía. Y aún así, por un momento, lo soñé y fue perfecto”.

“Lo siento…” Digo, ya que de verdad veo esa tristeza en sus ojos.

“El tiempo será el que te demuestre lo que yo hoy con palabras digo. Ya te di tu empresa y estaré para ayudarte con lo que quieras”.

No digo nada, él conduce y caímos llegamos.

Él me deja allí y sigue, según dijo, te iba a dar unos sustos aquí y luego volvería a la ciudad.

No pregunto, no muestro interés en lo que él haga.

Al bajar con mi bolso y cartera, el deshecho de cansancio mental y solo quiero ver a Emma.

Al llegar, todo el aroma a comida casera es increíble y eso que hace tan feliz.

“Hola mamá, ya estoy aquí”, digo en un tono calmado mientras camino hacia adentro.

“¡Estoy arriba!”

Voy a la cocina.

Quiero ver a mi hija, pero no está.

Subo y al llegar escucho risas.

Entro y veo a mi madre con su delantal y a mi hija vestida por Anna. Una cena familiar hermosa.

Muchas veces soñé con que ellas disfrutaran de Emma, y ahora está pasando.

Voy hacia mi hija para abrazarla y besarla.

Se le ve cansada.

“Menos mal que llegaste, ya casi se duerme”.

“Sí, lo noto. Jugaron mucho hoy”.

“Sí, así fue. Ella es genial”.

La beso.

Ella me dice algo entre su dialecto limitado.

“Hija, te esperamos para cenar”.

Mi madre y Anna se ven tan felices.

Mi gran amigo estuvo ayudándoles.

Me llamó en cada momento para que supiera que Emma estaba bien.

Es que ella no las conoce, pero si vieran como el amor floreció entre ellas, como si de verdad el tiempo no pasara.

Allí no te das cuenta de lo niños. Ella era la respuesta a mis preguntas. Esto era amor del bueno y mi hija se merecía tener todo el que pudiese.

“Ok, genial. Veo que la pasan muy bien”.

“Súper bien”, dice Anna.

Ellas salen y me quedo con mi bebé.

La abrazo, la beso, la aprieto contra mí, acariciando su pelo para que se duerma. Ella es todo lo que está bien en mi vida.

Y de verdad, la realidad para mí fue demasiado, y solo quiero ahora quedarme aquí con ella y su olor, para que luego la realidad me tome de nuevo.

La mano tierna de mi hermana me despierta.

“Luz, está la cena ¿quieres descansar?”

Me despierto y salgo de la cama con cuidado para no despertar a Emma.

“No, ya bajo”, le digo en un tono suave para no despertarla. Ella sale y voy a mi habitación, lavo mis dientes y la cara, levanto mi pelo y salgo.

Al bajar, la mesa ya está lista, mi madre radiante y feliz.

“¿Cómo estuvo la empresa?”, me pregunta Anna.

“Bien, firmé los papeles. Ahora está a mi nombre”.

“O sea, que Ihlar cumplió su palabra”, dice mi madre.

“Sí, él me trajo. Está en el hotel, creo que tiene negocios, no lo sé”. La mirada de Anna era de sorpresa.

“Imagino lo que piensas, Anna. Y sí, también me crucé con Karim. Creo que fue casualidad, pero nada que ya no sepas, supongo. Él nos vio a mí y a Ihlar besarnos, así que todo está muy bien”.

Ella me mira.

Se nota que ya sabía que nos vinimos, pero lo del beso, no.

“Karim me dijo que te vio, pero que después me contaría. Pero no me interesa, sé que tienen cosas por hablar. Yo sé la parte que me toca, Luz”.

Sé que lo dice porque cree que estoy enojada con ella, pero no es así.

“Anna, te lo dije, yo no tengo nada que me una a Karim. Lo de Ihlar es algo diferente. Él está cambiando y solo seremos amigos. Y en el amor, lo que pase es mi tema. Pero tú y Karim, a partir de ahora, solo quiero verlos felices. Recuerda que él me dejó, Anna, y eso para mí ya terminó. Yo estoy en paz”.

“¿De verdad, hermana?”

“De verdad”

“Bueno, como ya lo sabes, Karim es mi hijo y ustedes lo son y cómo de verdad nos merecemos ser felices él me llamó hace un rato y…”.

En ese momento, la puerta sonó, y limpié mi boca mientras miraba a mi madre, quien se levantó y se dirigió a la puerta.

Al abrirla, él estaba allí.

Sentí que la realidad no me dejaba en paz, nosotras aquí, él allí.

Anna se levanta y yo no puedo moverme. Solo miro a Anna, quien está sorprendida como yo, aunque mi sorpresa es en realidad terror.

“¡Hola! Espero no molestar, mi madre me invitó y pensé que podríamos tener una cena en familia”.

Trago saliva, y Anna constata si de verdad él ya no me importa, y eso es lo que aparentaré.

“Claro que sí, adelante”.

Él se quita la chaqueta y saluda a mi hermana con un beso rápido en sus labios.

“¡Hola!”, dice él en un tono bajo.

“Hola, no sabía que venías”, le dice ella en frente de ambos, mientras mi madre está en la cabecera.

“Te traeré el plato, qué alegría, hijo, no sabes”, mi madre se limpia la lágrima que casi deja caer y se marcha a la cocina.

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