Casi perfecta -
Capítulo 10
Capítulo 10:
La mire a los ojos y cuando iba a decir algo, la gente comenzó a entrar. Todos nos sentamos y la junta comenzó.
El no dejo que ella saliera la mantuvo sentada a su lado en todo momento. lo que si note es una cosa, ella no es feliz, ella no es feliz con él.
Cómo se supone que esté aquí si mis pies quieren salir desde que supe que debía volverlo a ver.
Qué clase de tortura es esta la vida me daño tanto en tan poco tiempo que creo que en otra vida seguro fui muy jodida.
Cuando esa noche lo mire a los ojos recordé lo feliz que no era antes de él, pero fue tanto lo que me dolió su engaño y que se aprovechara de mí que el simple hecho de caer tan bajo en decirme: ‘Te amo’ Sin sentirlo supe que siempre fui solo una plan una venganza.
Lo que él jamás supo o no quiso saber es que mi compromiso con Ihlar fue un negocio que mi padre y el suyo dejo planteado antes de morir.
Y yo solo obedecí.
Mi madre siempre fue una mujer ausente y nunca reprocho nada, nunca exigió pero a sus modos me cuido a pesar de sus carencias.
No todo es económico, ella fue carente de valentía, de dignidad de fuerza y la verdad cuidare de ella, así que ella crea que es la que cuida de mí.
Mis recuerdos con ella no son muchos. Llegó a casa un día luego de muchos años en una clínica.
La pérdida de mi hermano la dejó muy débil, casi loca.
En casa jamás se habló de que el papá, lo tenía prohibido por qué no lo sé, o quizá si el dolor la muerte.
Aunque si debo hablar de muerte, es algo con lo cual no se lidiar muy bien, pero sé que en mi familia no es algo ajeno.
Ahora evito que mis ojos lo busquen, que mi piel lo añore y sobre todo mis labios lo extrañan.
“Deja de hacer ese molesto ruido”, me dice por lo bajo Ihlar.
Es que estoy golpeando la pluma contra el papel como si se tratara de acto nervioso.
“Es que me aburro aquí”, le respondo y sonrió, siempre sonrió.
Él me dejó aquí solo con el fin de molestarlo y la verdad no creo que sea algo que de verdad le importa.
Esa noche que es que salí de la casa y fui por él, creí que algo me ayudaría a odiarlo más, pero no hace dos semanas que vivo evitando sentir.
“Excelente decisión, debemos organizar todo y creo que la modelo de esta campaña debe ser alguien nuevo, fresco, que sea como este modelo de auto audaz”.
Todos lo miran ya que no dijo una palabra en toda la reunión.
“Bueno al menos justificada el estar aquí, dinos”, le dice Ihlar muy respetuosamente pero no deja de ser un insulto
“Tu prometida. Creo que puede ser bueno para la empresa que su propia dueña use ese auto”.
“No, no ella…”.
Iba a decir algo pero él nos interrumpe.
“Dirás que tú no la dejas, porque sino para que estaría en la reunión, quieres que…”.
“Disculpe señor Karim creo que le llama…”, me dice
“Es obvio que lo estoy ninguneado”.
“Como lo dijo, soy dueña de la empresa, como de mis decisiones, cosa que no puede decir usted ya que su padre se apoderó de la mitad de todo y sin siquiera imaginar de lo que se trata mantener una empresa de renombre cómo está. Ya que me desafía, le diré algo, si quiere jugar este no es el lugar, aquí se trabaja y disculpen señores pero debo trabajar de verdad. Los dejo en buenas manos, mi futuro esposo Ihlar”.
Me levanto tomo mi cartera y salgo. No me quedaré allí para que me disputen como un trofeo.
Voy al elevador.
No puede ser que me afecte tanto el tan solo tenerlo cerca.
Bajo al estacionamiento y el guardia de allí me saluda de lejos, todos aquí me conocen muy bien.
Mi móvil tiene mensajes de Ihlar.
[¿A dónde crees que vas? Espérame en la oficina], decía el mensaje.
Y ya no leo más por qué de verdad es asqueante .
Prendo el auto y me coloco el cinturón, iré a almorzar con mi madre. Salgo de la oficina, de verdad aún no sé para qué vine.
Debo tratar de que esto ya no pase más. Si el campo es la mitad de la empresa, si el me uso el que se debería sentir mal es el no yo.
Llegó a lo de mi madre.
Ella desde que volví a estado muy angustiada, en verdad desde la muerte de papá pensamos que sería algo liberador para ella pero veo que lo amaba más de lo que se creía ya que no ha podido salir adelante.
Él era mi padre pero su forma de amar era muy despiadada.
Si antes de morir me hizo jurar casarme con Ihlar y si eran novios yo estaba feliz pero luego de su muerte conocí a otra persona.
Se volvió calculador frío como si de verdad todo este tiempo solo te tolero.
“Hola Arthur”.
Llego, bajo del auto y el jardinero de la casa está cortando jazmines.
Esa era mi flor favorita.
“Hola niña, qué gusto ver que su madre se ha levantado muy feliz hoy hasta el camino y todo”.
“¿De verdad? Qué bueno que al fin pasen cosas buenas”, dijo sorprendida.
Entro a la casa y el aroma a comida casera me inunda.
Que aroma más delicioso cuando una está algo triste.
Entro a la cocina, mi madre con delantal y su pelo recogido, y Malia la señora de servicio ayudando es una imagen que pensé no ver más.
“Hola, que bien huele eso”, le digo.
Voy hacia mi madre, la beso por detrás en el cachete y a Malia también.
“Pensé que querías algo rico luego de la junta”, me dice.
“Y le atinaste, porque vengo muerta del hambre”.
Dejo mis cosas y voy hacia la escalera.
“Voy a lavarme las manos, ya bajo”, le grito a mi madre mientras subía las escaleras.
Dejo mis cosas y me meto al baño. Lavo mi cara y mi celular comienza a sonar de llamada. Al secar mi cara y salir del baño miro que es Ihlar. Tomo la llamada antes que le dé un ataque.
“Hola”, le respondo.
“¿Me explicas por que entro a mi oficina y no estás?”, espetó.
“Que rápido se te hizo cómo llamarla mi oficina. Desde que mi padre murió no volvió a entrar y no lo hare porque estés tu”.
“Lo sé, perdona ¿Dónde estás?”, se nota que trata de suavizar las palabras.
“Estoy en lo de mi madre. Vine almorzar con ella luego y me iré al apartamento, debo hacer unos trabajos para…”.
“De eso te quería hablar, creo que ya debíamos dejar el tema de…”.
“No dejaré nada Ihlar, sabes que desde que me graué no ejercito, pero la cocina me gusta, es algo que me relaja y ayudar en ese comedor me deja ver otras realidades de esos niños”.
“Lo sé pero creo que luego de lo que paso el meterse en esos lugares no sería seguro”.
“Lo dices por el accidente recuerda que la moto que me atropello fue una de tus hombres o al menos eso me dijeron”.
“Si y te aseguro que me lo reprocho pero…”, escucho como alguien lo llama
“Déjalo así. De aquí me voy al departamento mañana. Luz desde que regresaste no hemos estado juntos creo que…”.
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