Buscando recuperarla
Capítulo 57

Capítulo 57:

“Era mi trabajo cuidar de ti. No me debes nada”.

“Maldita sea, madre, el dinero que te doy no representa nada en mi cuenta bancaria. No me hace falta”.

“Eso no tiene importancia”

Dijo, cerrando las manos sobre su regazo.

“A lo mejor para ti no, pero sí para mí. No puedo verte trabajar tan duro de nuevo. No puedo”.

“Bueno, no me voy a quedar en la calle”

Dijo Terri Ann.

“Pero me he acostumbrado demasiado a esta vida de comodidades, a lo mejor demasiado”.

“¿Qué quieres decir?”

Terri Ann respiró profundamente.

“¿Crees que podrías permitirte pagarme estudios? Me gustaría abrir un negocio de catering profesional. Cuando te he dicho que me he acostumbrado a esta vida de comodidades, lo digo en serio. Me gustaría llevar todas esas delicias a gente que jamás ha podido permitírselo”.

Malcolm estaba sorprendido.

“Mamá, creo que es una gran idea. ¿Qué es lo que propició el cambio?”

“Verte con Celia en las noticias, enterarme de todo lo que ha estado haciendo con su vida… Podría haberse apoyado en el dinero de su padre, pero ha buscado su propio lugar ella sola. Eso es admirable, hijo… Malcolm, esas fotos de la prensa en las que aparece con sus estudiantes me demuestran lo mucho que ama su profesión. Puede que te suene extraño, pero nunca creí que el trabajo pudiera ser tan gratificante. Los trabajos que hacía antes… estaba orgullosa de ellos, pero no eran más que un medio para que tuvieras un plato de comida todos los días. Y no había muchas opciones. Ahora sí tengo, gracias a ti”.

De repente se oyó un grito.

Era la voz de Celia.

Malcolm se levantó de un salto y echó a correr hacia las escaleras.

Los gritos continuaban y se entremezclaban con la voz de un hombre.

Malcolm sintió que el estómago se le encogía.

¿Dónde estaban los guardas?

¿Por qué no había funcionado la seguridad?

Entró en la habitación justo a tiempo para ver lo que estaba ocurriendo.

Celia tenía un enorme jarrón de flores en las manos y se lo estampó en la cabeza a…

Adam Logan.

Logan se tambaleó y cayó al suelo.

“¿Pero qué está pasando aquí? Celia, ¿te encuentras bien?”

Celia retrocedió.

Señaló al mánager.

Estaba de rodillas en el suelo.

“Estaba en mi habitación, revisando mis cosas. Tenía una nota amenazante en la mano y una rosa marchita. La estaba metiendo en mi bolso”.

Malcolm se volteó hacia Logan, un hombre al que siempre había llamado amigo.

“¿Adam? ¿Eras tú quien ha estado amenazando a Celia? ¿Por qué ibas a hacer algo así?”

Logan se balanceó sobre los talones.

“Solo quería que volvieran a estar juntos”.

Aquello no tenía ningún sentido.

Malcolm miró a Celia, que parecía igual de confundida.

“Será mejor que te expliques bien. Y rápido”.

Logan se inclinó hacia delante.

Sus ojos brillaban con esa luz ambiciosa que tenían todos los alumnos de John Salvatore.

“Tu imagen de chico malo empezaba a pasarte factura. Y tienes que admitir que hemos tenido muy buena prensa con esa historia de amor adolescente. Era fácil prepararlo todo, y decírselo después a Salvatore”

Se encogió de hombros.

“En realidad es muy gracioso, si piensas en ello. Le hemos gastado la mejor broma de todas al coronel”.

Malcolm no se reía.

Cerró el puño hasta sentir dolor y le asestó un puñetazo a Logan en la mandíbula.

El mánager cayó sobre la alfombra, fulminado.

Celia estaba a su lado, fuerte y erguida.

De repente, la verdad se impuso con contundencia.

Ella podía cuidar de sí misma.

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