Buscando recuperarla
Capítulo 58

Capítulo 58:

Tal y como le había dicho su madre, se había labrado la vida que quería tener.

Era él quien intentaba recuperar el pasado, quien trataba de cambiar las cosas o se escondía de lo que más dolía.

Era él quien se había mantenido alejado de Azalea para no tener que hacer frente a sus sentimientos.

Tenía muchos motivos para estar enfadado consigo mismo.

No había sabido reconocer a la mujer increíble en la que se había convertido aquella joven de la que se había enamorado, y a la que aún amaba.

Costara lo que costara, se convertiría en un hombre merecedor de pasar el resto de la vida con ella.

Celia estaba en el backstage de la sala de conciertos, pero su mente aún estaba en otra parte.

No podía dejar de pensar en lo que había ocurrido.

Adam Logan lo había orquestado todo para hacerle publicidad.

La habían manipulado horriblemente.

Pero la frustración y la rabia que sentía no eran nada comparadas con la desilusión que debía de sentir Malcolm por la traición de su amigo.

No habían tenido tiempo de hablar después del ataque.

Él se había puesto en contacto con Salvatore para informarle de todo, pero las consecuencias mediáticas sin duda serían grandes.

Y era por eso que no había sido capaz de marcharse directamente. Tenía que quedarse para el concierto de esa noche.

Desde el fondo del auditorio, le vio cantar.

Su carisma era hipnótico.

El público estaba pendiente de cada nota, de cada palabra que cantaba…

La actuación fue tan bien como siempre, aunque no tocara el piano o la guitarra esa noche; se había roto dos dedos tras golpear a Logan.

Celia se alisó el largo traje de satén rojo que llevaba esa noche.

El final del concierto se acercaba y parecía que no tenía intención de cantar Playing for Keeps.

Celia percibió una diferencia Malcolm…

Esa noche no estaba actuando.

Cuando cantaba del amor, ganado y perdido, sobre el dolor y la alegría, realmente se creía lo que cantaba.

Sentía la emoción.

Creía en el amor y en los finales felices.

Los sentimientos eran tan reales que le hacían brillar los ojos. De alguna forma, había vuelto a creer.

Esa era la señal que había estado esperando.

Cada segundo que pasaba estaba lleno de un dolor que ninguno de los dos tenía por qué sentir.

Ya habían sufrido bastante en el pasado.

Habían hecho muchos sacrificios y habían perdido muchas cosas por los errores cometidos.

Se merecían ser felices.

Se levantó un poco la falda del traje y echó a andar hacia al vestíbulo.

Buscó la entrada secundaria al escenario y se dirigió hacia allí a toda prisa.

Corrió hacia los guardas que cuidaban la puerta, por suerte uno de ellos la recordaba y la dejó entrar con una sonrisa.

Golpeando el suelo con sus tacones altos, se abrió paso entre los equipos musicales que atestaban el pasillo y llegó hasta el director de escena.

Este la hizo guardar silencio llevándose un dedo a los labios.

Malcolm se inclinó hacia delante con los aplausos y fue hacia la salida del escenario.

A Celia se le salía el corazón.

Él todavía no la había visto.

Saludaba al público con la mano.

Un segundo más tarde estaba entre las oscuras bambalinas, con la mano extendida para que le dieran la botella de agua antes de salir a cantar el bis.

Celia fue quien se la ofreció. Sus dedos se rozaron y saltaron chispas, como siempre. Malcolm se paró en seco.

“Estás aquí”.

“¿Dónde más iba a estar? Te quiero”.

Malcolm la agarró del brazo y la llevó a un rincón.

“Celia, ¿He oído bien?”

“Sí”.

.

.

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