Buscando recuperarla
Capítulo 54

Capítulo 54:

El cosquilleo del champán en la nariz era igual de estimulante que sentir las piernas musculosas de Malcolm bajo el trasero.

Malcolm le agarró los pechos y empezó a trazar círculos alrededor de sus pezones hasta hacerlos endurecer.

Chispas de placer brotaron de sus pechos y la atravesaron por dentro hasta llegar a su entrepierna.

Se dio la vuelta y se sentó a horcajadas sobre él.

Su er$cción, enorme y caliente, le apretaba el abdomen.

“Es increíble, pero ahora también quiero eso de ti. Concretamente, te quiero dentro de mí”.

“No voy a poner objeción a eso”.

Celia agarró un condón y se frotó contra su pecho.

El fino vello que le cubría el pectoral le hacía cosquillas en los pezones.

Suspiró de placer.

La punta de su p$ne la empujaba, frotándola allí donde más necesitaba sentirle.

Teniendo todo el cuidado del mundo, le puso el preservativo por debajo del agua y comenzó a masajearle hasta hacerle gemir de placer.

Conocía muy bien su cuerpo.

Era tan placentero llevar la voz cantante.

“Celia, cariño, me estás matando… Celia…”

“¿Cuánto me deseas?”

Le clavó los dedos en los bíceps, frotándose contra su er$cción.

Él gruñó y le mordió el hombro.

“¿Sabes que te deseo más de lo que he deseado a nadie jamás?”

Hizo una pausa.

“¿Sabes cuántas noches he pasado pensando en ti? Me dolía desearte tanto. El sonido de tu voz en la radio por la mañana me pillaba por sorpresa. Te necesitaba. Necesitaba esto”.

Se sentó sobre él de nuevo, esa vez admitiéndole dentro de ella, rápidamente y por completo.

Un grito de placer brotó de los labios de Malcolm.

Era reconfortante saber que él estaba tan indefenso como ella ante esa atracción mutua.

Celia empezó a menear las caderas contra él, arqueando la espalda para que le chupara los pechos.

Cada vez que la rozaba con su lengua caliente, cada vez que la chupaba, la tensión crecía en su interior.

Él sabía cómo tocarla, cómo hacer resonar sus rincones más sensibles, rasgando, pulsando y punteando hasta hacerla vibrar de deseo.

Malcolm la agarró del trasero y empujó hacia arriba.

Celia sintió que su cuerpo respondía, asiéndole con más fuerza a medida que aumentaba la tensión…

De repente, llegó al org%smo, reverberando en cada rincón de su ser.

Jadeando una y otra vez, se aferró a los hombros de Malcolm, clavándole las uñas. Los brazos le temblaban.

Él empujaba cada vez más rápido.

Estaba a punto de llegar…

Celia le sujetó con firmeza mientras era sacudido por los espasmos del clímax.

Sentía su aliento caliente en el cuello y su barba le arañaba la sien.

Siguieron entrelazados durante unos segundos.

Celia aún tenía las piernas alrededor de su cintura.

Todavía estaba dentro de ella.

La piel se le enfriaba, aunque el agua estuviera caliente. La marea burbujeante la golpeaba una y otra vez.

Suspiró contra la piel húmeda de su cuello.

Le deseaba tanto…

Le amaba…

Siempre le había amado.

¿Pero podría llegar hasta el final con él?

¿Sería capaz de vivir esa vida caótica con un hombre que tocaba en estadios abarrotados?

Aunque fuera capaz de adaptarse a ese estilo de vida, tenía que tener en cuenta lo de la Interpol, y también la aversión que él sentía hacia Azalea.

Celia quería encontrar un camino en ese complicado laberinto que era la vida de Malcolm Douglas. Era una vida formidable, pero no era la suya.

Tenía que encontrar la forma de caminar a su lado. Si no lo conseguía, quedarse con él solo sería posponer lo inevitable.

Y el dolor de perderle una segunda vez sería insoportable.

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