Buscando recuperarla
Capítulo 53

Capítulo 53:

“Tienes buen gusto”

Le dijo Celia.

Malcolm llenó una copa y después otra.

“Quería que fuera un sitio real… para ti”.

“Pero no sabías que nos íbamos a volver a ver cuando compraste esta casa”.

“Y sin embargo, todas las decisiones que he tomado en mi vida han tenido que ver contigo de una forma u otra”

Le dio una de las copas.

“Cuando salíamos juntos, solía hacer listas con todas las cosas que te iba a dar algún día”.

“Siento haberte hecho sentir que necesitaba más”

Celia bebió un sorbo de champán.

“No fue justo”.

“Eras una adolecente con padres, padres muy ricos, que te querían”.

“Padres que me mimaron, querrás decir”.

“Yo siempre estaba a la defensiva, lleno de orgullo y resentimiento porque no podía llevarte al cine en el coche destartalado de mi madre. Ella trabajaba por las noches y lo necesitaba”.

Celia chocó su copa contra la de él.

“¿Qué más había en esa lista?”

“Joyas, casas, un coche para invitarte a salir por la noche, un coche que no hubiera comprado tu padre. Y flores”

Tocó un jarrón de flores recién cortadas que estaba sobre la barra.

“Muchas flores”.

“Me encantan las flores, fuera y dentro”.

“Tenía planes para esas flores de ahí”

Sacó una rosa blanca del jarrón.

“¿Qué?”

“Una cama de pétalos, un baño con pétalos”.

Arrancó un puñado de pétalos y los echó en la burbujeante piscina.

“Y siempre contigo desnuda”.

Celia apoyó la copa en el borde de la piscina.

“Eso se puede arreglar”.

Celia casi no recordaba la última vez que se había quitado la ropa tan rápido.

Debía de haber sido en aquel riachuelo junto al que aparcaban para besarse…

Malcolm también se desnudó a toda prisa y volvió a llenar las copas de champán.

Colocó una fila de preservativos junto al borde de la piscina.

Sonriendo seductoramente, Celia bajó los peldaños que llevaban al agua.

A lo mejor podía tomarse ese romance de otra manera, con más calma.

Podía disfrutar del se%o que compartían sin más y así recuperar todos esos años perdidos.

El agua caliente le llegó hasta la cintura y siguió subiendo hasta mojarle los pezones.

El suelo de piedras pulidas estaba tibio y también era terapéutico.

Las burbujas fluían a su alrededor, acariciándole las piernas y los pechos.

“Oh, cielos, esto es…”

Celia se deslizó y fue hacia él.

Se puso de puntillas.

“Tengo que saber que no te vas a asustar porque he tenido una depresión y que no me vas a tratar con condescendencia por miedo a que tenga un ataque de pánico”.

“El instinto de protegerte es fuerte, pero ya lo tenía mucho antes de que me hablaras de la medicación y del estrés después de que… naciera el bebé. No puedo prometerte que me quedaré tranquilo si alguien te amenaza”.

“Bueno, a mí me vale con eso”.

Malcolm caminó hacia atrás, guiándola hasta un asiento de piedra situado en el borde de la piscina.

Se sentó y la hizo sentarse en su regazo.

“Antes lo pasaba mal pensando que no tenía dinero para tener una cita de verdad contigo. Soñaba con todas las cosas que podríamos hacer juntos cuando tuviera dinero”.

“Yo atesoré todo ese tiempo que pasamos juntos. Tú te esmeraste tanto para que lo pasáramos bien, igual que ahora”

Celia bebió un sorbo de champán.

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