Buscando recuperarla
Capítulo 46

Capítulo 46:

Malcolm sintió que se le secaba la boca.

Deslizó el dorso de las manos por la curva de sus pechos.

Su cuerpo vibraba con solo sentir el roce de su piel desnuda.

Ella apoyó las palmas de las manos en su pecho, arañándole con las uñas ligeramente.

Le agarró de los hombros y le empujó hacia delante hasta tenerle cuerpo contra cuerpo.

Sentía la dureza de su miembro erecto contra el abdomen.

Malcolm sintió que estaba a punto de estallar.

Tenía que recuperar el control lo más rápido posible.

La fantasía que había imaginado cuando la había visto apoyada contra el piano le asaltó de nuevo.

Se apartó de ella un instante, pero sin dejar de besarla.

Celia se aferraba a él y le tentaba sin cesar.

Pero él tenía una misión que cumplir.

Deslizando una mano por su abdomen caminó hasta el lado del piano, quitó el apoyo y cerró la reluciente tapa de ébano.

“¿Qué haces?”

Malcolm la agarró de la cintura y la levantó hasta ponerla sobre el piano.

“Voy a hacer esto. ¿Alguna objeción?”

“Ninguna”.

Se acercó a ella y se puso entre sus piernas.

Ella enroscó los tobillos alrededor de su cintura y le atrajo hacia sí.

Le rodeó el cuello con los brazos y le besó con adoración, con una madurez y una pasión que ponía punto y final a aquel amor adolescente.

Ese momento que estaban compartiendo, la pasión que los consumía por dentro, quemaba los fantasmas del pasado.

Era suya de nuevo.

El impacto de esa realidad corrió por las venas de Malcolm como un chorro de adrenalina.

La besó por la mandíbula, por la curva del cuello, y se tomó su tiempo para besarle los pechos, aunque quisiera estar dentro de ella lo antes posible.

Tomó uno de sus pezones entre los labios y la tentó con la lengua y los dientes hasta hacerla menear las caderas de placer.

Estaba al borde del precipicio, pero tenía que aguantar un poco más.

Una vez se hundiera en ella, ya no podría volver atrás.

Deslizó las manos por su espalda y la hizo echarse hacia atrás hasta tenerla reclinada sobre el piano.

Su cuerpo hermoso sobre la superficie brillante del piano era una visión que quitaba el aliento.

El cabello le caía alrededor del rostro, como un aura.

Jamás olvidaría ese momento.

La imagen se quedaría grabada con fuego en su memoria, en su alma.

Siguió tocándola hasta llegar a su entrepierna.

Su se%o era húmedo y cálido.

Le separó las piernas y empezó a tocarla, probó su sabor y jugó con ella hasta hacerla moverse adelante y atrás.

Sus g$midos de placer llenaban el aire con una música que le había seducido en el pasado y también en ese momento.

Sus suspiros iban en aumento.

Su espalda se arqueaba con el poder de su liberación.

Malcolm le dio un beso en los labios, en el abdomen, y entonces se puso en pie.

Tomó un preservativo y se protegió.

Agarrándola de las rodillas, se inclinó sobre ella y empujó con fuerza hasta el fondo.

Estaba exactamente donde quería estar.

Su cuerpo caliente y pulsante le asía con fuerza, acabando con él casi antes de empezar.

Cuánto deseaba moverse en su interior, una y otra vez…

Celia estiró los brazos y se agarró de los lados del piano para anclarse mejor y sujetarle con más firmeza por la cintura.

Ella le guiaba.

Le agarraba con fuerza.

Y con él llegó al clímax de nuevo.

Sus gritos de placer se entremezclaron.

Jadeante, Malcolm se inclinó sobre ella. La cubrió con su cuerpo.

Escondió el rostro en su cabello.

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