Buscando recuperarla -
Capítulo 44
Capítulo 44:
La culpa estaba grabada en su rostro.
“Pues tienes que hacerlo”.
Celia le sujetó las mejillas con ambas manos.
Su barba de unas horas le arañaba las palmas.
“Porque quiero hacer el amor contigo desesperadamente, y eso no va a pasar si te sientes culpable o si sientes pena por mí”.
Celia Patel seguía siendo todo un misterio.
“¿Estás segura de que esto es lo que quieres? Han sido dos días muy estresantes, y quiero que estés segura”.
“Puede que haya tenido un ataque de pánico ayer, pero ahora estoy bien y estoy segura de esto”
Le agarró del cuello.
Su tacto era fresco, firme, seductor.
“Tú y yo tenemos que dejar de resistirnos ante algo que es inevitable. Estoy segura de que tú sientes lo mismo”.
Sin pensárselo dos veces, la agarró y la estrechó contra su cuerpo. Por fin la tenía en sus brazos de nuevo.
Besarla era tan natural como respirar.
Ella suspiraba de placer y entreabría los labios para él.
Su lengua sabía a limón y a miel.
Malcolm sintió que su propio cuerpo se endurecía.
El deseo que sentía por ella estaba más vivo que nunca después de haber pasado tanto tiempo sin ella.
No importaba cuántos años hubieran pasado.
Jamás había sido capaz de olvidarla.
No podía dejar de pensar en lo perfecta que era.
La estrechó contra su cuerpo y se puso en pie.
Ella enredó los dedos en su cabello y tiró suavemente, solo para intensificar el placer.
Le besaba con el mismo fervor que él a ella, poseyéndola por completo, reclamando todo aquello de lo que había sido privado.
La presión de su cuerpo, el meneo de sus caderas y el tacto suave de sus pechos le aceleraba el corazón.
Su calor le llegaba a través de la ropa, tentándole y recordándole cómo sería sentirla piel contra piel.
Le deslizó las manos por la espalda, las enredó en su cabello.
Tenía la melena más suave que había tocado jamás.
Sus rizos se le enredaban entre los dedos como si le sujetara con todo su cuerpo para acariciarle.
Le echó el cabello por encima del hombro y buscó la cremallera.
Tiró de ella y le abrió el vestido por la espalda, deslizándole las yemas de los dedos por la columna a medida que revelaba cada centímetro de su piel.
El aroma de su jabón y su perfume le embriagaban y jugaban con él.
Respiró hondo para aspirarlo todo.
Estaba hambriento de ella.
Le metió las manos por dentro del vestido y le palpó el trasero.
Le tiró de las caderas y Celia comenzó a mecerse contra él.
Sus cuerpos encajaban a la perfección.
El sonido de su respiración entrecortada le subía la temperatura por momentos.
Comenzó a besarla por la barbilla, por el lóbulo de la oreja…
Ella susurraba cosas.
Le decía que quería más, más rápido.
Malcolm ya casi no podía aguantar más.
Más tarde, una vez hubieran calmado esa sed que los consumía, iría más despacio, mucho más despacio.
Se tomaría su tiempo para redescubrirla con sus manos y con sus labios.
Volvió a acariciarle la espalda.
La piel se le ponía de gallina a medida que deslizaba las yemas de los dedos por ella.
Agarrándola de los hombros, le bajó las mangas del vestido, desnudándola y dejando al descubierto los tirantes de satén del sujetador.
Era más guapa de lo que recordaba, con esas curvas de chica pin up que le hacían perder la razón.
Le quitó el vestido, descubriendo cada centímetro de su glorioso cuerpo.
Esas curvas amenazaban con ponerle de rodillas.
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