Buscando recuperarla -
Capítulo 41
Capítulo 41:
Malcolm había optado por quedarse en el camión.
Estaba de muy mal humor porque era el cumpleaños de Celia y se odiaba a sí mismo. La echaba tanto de menos…
Nada había cambiado.
Hillary se puso el sombrero de fieltro de su marido.
“No sé si te creo”.
Troy besó a su mujer en la cabeza.
“Jamás te mentiría, cariño”.
Hillary puso los ojos en blanco.
“Estoy dando por sentado que Elliot se fue con ellos a la pastelería, porque si no es así, ¿Cómo arrancasteis el camión?”
Conrad levantó la mano.
“Yo también sabía conducir. No me quedé en el club, para que quede claro. Me tomé unas tortitas con sirope de mora y extra de beicon. Las camareras iban bien vestidas”.
Jayne le dio un codazo en el estómago.
“Ya basta”.
Malcolm observó a la pareja con cierta envidia.
El afecto que se demostraban el uno al otro le recordaba lo que una vez había tenido con Celia; aquello que había perdido.
Celia se abrazó a un cojín.
“¿Por qué terminó Elliot en el colegio?”
Miró a Malcolm.
“¿Se puede preguntar?”
“Está en su biografía oficial, así que no es ningún secreto”.
Malcolm se sentó en una silla a su lado antes de que Rowan le quitara el sitio y continuó tocando.
“Wikipedia dice que le mandaron a ese colegio por robar coches. En realidad, le robó el coche a su padrastro para dar una vuelta y terminó empotrándolo contra un quitamiedos”.
“Parece un castigo muy duro para una simple trastada de chiquillo”
Dijo Celia.
La calma había desaparecido de su rostro.
Malcolm ralentizó la melodía que estaba tocando.
Tenía que encontrar la manera de desviar la conversación hacia otro tema que la hiciera sonreír de nuevo.
“Bueno, en realidad fueron muchas trastadas”
Dijo Troy.
“Y tuvo un montón de accidentes. Su padrastro le pegaba sin parar. El chico quería morirse o que le pillaran. En cualquier caso, terminó fuera de su casa”.
Celia se inclinó hacia adelante.
“¿Cómo es que su padrastro no fue detenido y acusado?”
“Conexiones familiares. Tenía a un familiar en la policía. Hubo muchas advertencias, pero no pasó nada al final”.
Celia apretó los labios y sacudió la cabeza.
“Su madre debió protegerle”.
“Ya lo creo. Pero creo que me estoy yendo del tema. Volvamos a cosas más divertidas de nuestros años de reformatorio, como el día en que nos quedamos atrapados en el colegio durante las vacaciones de Navidad. Entramos en el despacho de Salvatore, le ensuciamos el suelo y echamos semilla de hierba. Cuando volvió le había crecido un jardín en el despacho. Él sabía que habíamos sido nosotros, pero el rostro que puso no tenía precio”.
Malcolm empezó a tocar todas las cuerdas, rasgueando, poniéndole música a las historias de Troy. Aún seguía pensando en el comentario de Celia.
Su madre debió protegerle…
La reacción había sido tan rápida e instintiva que no había podido ahuyentar la imagen que se le había presentado en la mente.
Celia, la madre de su hijo, haciendo todo lo que podía para proteger a su bebé…
Había pasado tanto tiempo lleno de resentimiento y rabia que no había sido capaz de ver el daño que había sufrido ella.
De repente, no sabía qué hacer.
No sabía cómo acercarse a ella.
…
A la noche siguiente, después del concierto en Holanda, Celia decidió comer algo en la suite.
Abrió la mininevera y encontró botellines de zumo, agua y refrescos, junto con cuatro tipos de queso.
Agarró el gouda y el queso frisio y los acompañó de galletas y uvas.
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