Buscando recuperarla -
Capítulo 39
Capítulo 39:
“No te ofendas, preciosa, pero no tienes buen aspecto”.
Celia abrió el botellín y bebió un poco.
Solo para complacerle y hacer más creíble la historia.
Lo que realmente necesitaba era hacer ejercicios de respiración, o tomarse las medicinas para las emergencias.
Miró por la ventanilla.
Iban por la orilla del Sena.
Malcolm la miró unos segundos.
“Solíamos entendernos muy bien desde aquel día en el patio del recreo, cuando le tiraste arena a ese chico por haberse reído de mi ataque de asma. Bueno, ahora solo quiero que me des la oportunidad de hacer algo por ti”.
…
Una vez despegaron rumbo a Berlín, Celia sacó la funda que contenía su libro electrónico y se dispuso a pasar el tiempo leyendo para calmarse un poco.
Tenía que sosegarse antes del siguiente concierto.
Sacó el aparato.
Sus dedos torpes se peleaban con la cremallera.
El doctor Boothe se arrodilló delante de ella y le quitó la funda de las manos.
La abrió, sacó el aparato y lo dejó a su lado.
“¿Quieres decirme qué pasa?”
Celia miró a su alrededor.
Todo el mundo parecía ocupado.
Hillary, que organizaba eventos, estaba enfrascada en una conversación con Jayne acerca de una celebración benéfica que iban a preparar para la clínica del Doctor Boothe.
Al parecer, Jayne trabajaba allí.
Incluso el azafato estaba ocupado preparando la comida.
Celia se volteó hacia el médico.
“Ya se lo dije a Malcolm. Olvidé desayunar, pero ahora ya me siento mejor”.
El médico no se movió.
“Voy a leer un rato hasta la hora de comer. Gracias”.
Rowan le agarró la muñeca de nuevo.
“Todavía tienes el pulso un tanto acelerado, y apenas eres capaz de respirar con normalidad”.
“Cuando estábamos en la limusina dijiste que tenía bien el pulso”
Celia apartó la mano bruscamente.
“No es asunto de Malcolm a menos que quieras decírselo”.
“Gracias”
Celia agarró el libro electrónico.
“Ya te lo haré saber si tengo un ataque al corazón. Te lo prometo”.
Rowan se sentó a su lado.
“Me parece que no es eso lo que pasa, y lo digo como médico”.
Celia no quería contarle que se había dejado las medicinas en casa.
Ya hacía tanto tiempo desde la última vez que había tenido que tomarlas…
Rowan estiró las piernas, como si estuviera en mitad de una conversación trivial.
“Esto es entre paciente y médico. No le voy a decir nada a nadie. Es confidencial”.
Celia le miró un momento.
Sopesó todas las opciones y decidió que era mejor confiar en él.
“Tengo ataques de pánico. Salí de casa tan rápido que no tuve tiempo de buscar mis… medicinas. Ya no tengo que tomar pastillas con regularidad, pero sí me han recetado medicación para la ansiedad. Tengo el frasco en el armario del cuarto de baño”.
Rowan asintió lentamente.
“Eso es un problema. Pero se puede resolver. Tu médico te puede enviar una receta”.
Celia ya había pensado en eso.
“Malcolm está tan preocupado por el acosador que no puedo hacer nada sin que se entere. No es que me dé vergüenza ni nada parecido, pero no estoy lista para decírselo todavía”.
“Entendido. Si le das permiso a tu médico para que hable conmigo, yo me ocuparé de la receta”.
“Gracias”
Celia sintió que la presión que sentía en el pecho empezaba a disiparse.
“Si no te importa que te pregunte, ¿Cuándo empezaste a sufrir los ataques?”
“Después de romper con Malcolm. Tuve problemas de depresión y ansiedad. No es algo constante, pero cuando me encuentro en situaciones de mucho estrés…”
Soltó el aliento lentamente y trató de controlar sus desbocadas pulsaciones.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar