Buscando recuperarla -
Capítulo 38
Capítulo 38:
“¿Crees que podríamos volver al hotel?”
“¿Te encuentras bien?”
Le preguntó Malcolm.
De repente, Celia sintió que el barco empezaba a escorarse hacia un lado.
Agarró la mano de Malcolm y un segundo después todo se volvió negro.
…
Desorientada, Celia recuperó la conciencia.
Sentía una enorme confusión.
¿Era por la mañana?
¿Estaba en casa?
No.
Estaba en un coche.
Cada vez que tomaba el aliento, respiraba el aroma de Malcolm.
Sabía que iba a su lado.
El pasado se mezcló con el presente, convocando recuerdos de otro momento en el que se había desmayado.
Cuando tenía dieciséis años, se escapó de su habitación a medianoche para encontrarse con Malcolm cuando terminara su turno en la hamburguesería.
Había tenido que saltarse varias comidas por las náuseas y le había costado un mundo mantenerse despierta para reunirse con él.
Pero era tan importante hablar con él…
Necesitaba decírselo antes de que sus padres se dieran cuenta, antes de que se le empezara a notar.
Pero se había desmayado antes de terminar de contárselo.
Malcolm la había llevado a urgencias y el médico había llamado a sus padres.
Celia cerró los ojos para no recordar el rostro de sus padres en aquella sala de urgencias. Habían montado en cólera.
Malcolm había insistido en casarse con ella.
Su madre lloraba sin parar.
Por lo menos en ese momento sabía con certeza que no estaba embarazada.
Se había desmayado por otro motivo.
Lentamente, palpó el cuero del asiento de la limusina.
Seguramente la habían llevado en brazos y la habían dejado en el asiento.
El sonido de voces a su alrededor se estabilizó.
Abrió los ojos de golpe.
Estaba dentro de la limusina con Malcolm y con el resto.
Él se inclinó hacia ella y le acarició el cabello.
El Doctor Rowan Boothe le sujetaba de la muñeca para tomarle el pulso.
El resto de amigos miraba desde detrás.
Todo era embarazoso.
Se apoyó en un codo.
“¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo he estado…?”
“Ey, ey… Espera un momento”
Malcolm la tocó el hombro y miró a Rowan.
“¿Doctor?”
“El pulso es normal”
Rowan le soltó la mano y volvió a tumbarse.
“No veo motivos para ir a urgencias. Puedo hacerle un buen reconocimiento en cuanto subamos al avión rumbo a Alemania”.
Malcolm se acercó de nuevo.
No parecía muy convencido.
“¿Seguro que está bien? ¿Qué fue lo que te pasó?”
“Estoy bien”
Celia se incorporó y parpadeó, tratando de recuperar el equilibrio.
“Seguro que tenía el azúcar baja por no haber desayunado”.
La mentira sabía mal, pero no podía admitir la verdad.
No podía decirle lo de los ataques de pánico.
No estaba preparada para compartirlo con él.
Malcolm pareció aceptar la explicación.
Se relajó un poco y abrió el minibar.
Le dio un botellín de zumo de naranja y una barrita proteica.
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