Buscando recuperarla
Capítulo 35

Capítulo 35:

“Mi mujer se partiría de risa si oyera eso. Hermano, son ellas las que van a por nosotros. En cuerpo y alma”.

Elliot hizo una mueca.

“Ya empiezas a sonar como una de esas canciones cursi de Malcolm… ¿Playing for Keeps? En serio, hombre. Dinos la verdad. Esa la escribiste para llevarte lo tuyo”

Dijo, riéndose.

Malcolm tuvo ganas de darle un puñetazo, pero se contuvo.

“Espero que seas muy feliz cuando te hagas viejo y te veas solo con tus coches de carreras y un gato”

Recogió sus cartas.

“Bueno, ¿Vamos a jugar al póquer o qué?”

Aunque quisiera restarle importancia a todo lo que le habían dicho sus amigos, no podía negar que sus palabras habían hecho mella.

Esa noche la dejaría en paz, pero por la mañana encontraría la forma de volver a meterse en su cama.

Seducirla no era lo mismo que enamorarse de ella.

Él era capaz de establecer una diferencia, y ella también.

Ya era hora de dejar de glorificar lo que había ocurrido en el pasado.

Celia se volteó hacia el sol de la mañana.

El barco se mecía suavemente bajo sus pies sobre las aguas del Sena.

Hillary Donovan le había dicho que darían una vuelta por la ciudad antes de salir hacia el próximo destino de la gira.

Eran un grupo tan grande de gente.

El colegio al que habían asistido les unía, pero aun así, Celia no lograba entender por qué Malcolm se rodeaba de estrellas tan rutilantes como él.

Normalmente los artistas se hacían con un séquito de adoradores, no de otras estrellas… Malcolm Douglas parecía tener un ego muy pequeño.

Una ráfaga de viento azotó el barco, agitándole la blusa.

Necesitaba respirar ese aire fresco antes de volver a ver a Malcolm.

No había ido con ellos en la limusina esa mañana.

Seguramente se habría quedado a dormir la mañana. Debía de estar agotado después del concierto.

La imagen de la Torre Eiffel dominaba el paisaje urbano de esa ciudad de ensueño. Necesitaba esa oportunidad para airear la mente antes de volver a ese jet claustrofóbico.

Había pasado la noche en vela, recordando cómo había cantado la canción ante miles de personas. Malcolm había usado ese pedacito de su historia para jugar con sus emociones.

Él siempre había estado muy motivado.

Nada se había interpuesto en su camino jamás, pero nunca le había creído cruel… hasta ese momento.

La brisa le agitó el cabello.

Se agarró del pasamanos del barco.

“¿Por qué me ignoras?”

Dijo una voz masculina a sus espaldas.

Era él.

Celia se volvió lentamente y le hizo frente.

El pasado y el presente se fundieron en un instante.

Todos los demás estaban al otro lado del bote.

La habían dejado sola.

Sola, con Malcolm.

Celia parpadeó rápidamente.

La luz del sol incidía en su espalda, recortando su imponente silueta.

“Creía que seguías en el hotel, durmiendo”.

“Subí al barco antes que todos ustedes. No quería que la prensa me encontrara”

Capturó un mechón de cabello que flotaba en el aire y se lo sujetó detrás de la oreja.

“Volviendo a mi pregunta… ¿Por qué me evitaste anoche, después del concierto?”

“¿Evitarte?”

Celia se apartó un poco.

“¿Por qué iba a hacer eso? No estamos en el instituto”.

“No has vuelto a hablar conmigo desde anoche, después del concierto”

Malcolm frunció el ceño y se metió las manos en los bolsillos de los vaqueros.

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