Amor verdadero -
Capítulo 43
Capítulo 43:
Extrañaba las reuniones familiares sobre todo con mis sobrinos, así que comencé a buscar por internet un departamento en renta cerca de mi núcleo familiar.
Después de navegar por un rato en páginas de apartamentos en renta, Carlos vino a mi mente.
Sabía que él me había dicho que me buscaría para invitarme a comer, pero… ¿Qué podía pasar si le escribía solo para saludarlo?
Después de hablar con él esa primera vez, no había dejado de pensarlo y me intrigaba mucho saber qué había pasado con su esposa y el porqué de su respuesta cuando le pregunté por ella.
Abrí la conversación y la leí tres veces antes de animarme a enviar el primer mensaje.
[Hola ¿Cómo estás?].
[Bien ¿Y tú? ¿dónde estás?].
[En mi casa en la ciudad].
[¿Estás sola?].
[Sí, claro, estoy sola ¿Por qué?].
[Es que crees, que me tomé unas cervezas y se me está metiendo la idea de hacer algo loco].
[¿Algo como qué?].
[Como ir a darme una vuelta a la ciudad para saludarte].
Mi corazón comenzó a latir con rapidez.
¿En verdad estaba pensando en venir a visitarme?
Él vivía bastante lejos de donde yo me encontraba y no pensé que estuviera hablando en serio.
[Si estás lo suficientemente sobrio como para conducir hasta aquí, vente, aquí te espero].
[¿En serio? Entonces voy para allá, ¿Me mandas tu ubicación?].
Le envié mi ubicación y todavía no creía que lo que estaba pasando fuera real, mis manos comenzaron a temblar.
Estaba nerviosa.
Nerviosa como una adolescente en la primera cita con el chico que le gusta y tal vez eso era, quizá no era una cita soñada, pero era la primera vez que tendría la oportunidad de hablar con Carlos a solas.
[Por favor conduce con cuidado].
[La ubicación dice que estoy a una hora y media de distancia. ¿Tú tomas algo? ¿Qué te llevo?].
[¿Estás tomando cerveza? Eso está bien para mí].
[Oye, ¿Y si te tomas una cerveza en lo que yo llego?].
[No, mejor te espero, a mí no me gusta tomar sola].
[Ándale tómate una, para estar iguales, solo por esta vez].
[Ja, ja, ja está bien me voy a tomar una en lo que llegas].
[Vale, tú muy bien, te veo en un rato].
Por supuesto que no pasó por mi mente tomarme una cerveza, yo no solía tomar demasiado, sobre todo cerveza porque me daba sueño, y lo que menos quería era que me encontrara ebria, así que solo le seguí la corriente.
Tenía una hora y media para revisar que todo en el departamento estuviera en orden en lo que llegaba, también corrí al baño a maquillarme, solo un poco para disimular las ojeras que me había provocado la semana tan intensa que tuve.
Tenía la necesidad de contarle a alguien la felicidad que estaba sintiendo en ese momento, no podía con mi corazón que estaba a punto de salir corriendo, dando saltos de emoción.
Y solo había dos personas con las que podía compartir mi felicidad, ellas más que nadie sabían todo lo que había suspirado por Carlos en el bachillerato.
Peri y Elsy.
Eran mis mejores amigas y aunque a Elsy no la frecuentaba tanto como a Peri porque vivía más lejos, sabía que podía contar con ella en todo momento y que le daría gusto saber lo que me estaba sucediendo.
De inmediato les escribí en el grupo que teníamos y en el que compartíamos de vez en cuando, cuando teníamos algo que contarnos.
[¿Amigas, ¿Están? Tengo algo que contarles].
[¡Cuentaaa!].
[Sí amiga, aquí estamos].
[¿Se acuerdan de Carlos Olvera?].
[Sí claro, el de la prepa ¿No?].
[¡Claro! ¿Cómo olvidarlo si hablabas de él veinticuatro siete?].
[Bueno, hace una semana estuvimos hablando por Messenger e intercambiamos número telefónicos y a que ni saben qué…].
[Morelia Ortega ¿Con qué locura nos vas a salir?].
[Amiga, te recuerdo que está casado].
[No sé qué pasó con su matrimonio, pero hable con él hace un momento y viene para acá].
[¡Queeé! ¿Hasta allá?].
[¿A esta hora? Amiga, algo quiere].
[Pues no lo sé, nunca me imaginé que me fuera a decir que venía, yo solo le dije ‘hola’].
[Bueno, tú eres libre y no tienes ningún problema, pero él…].
[Exacto, entiendo que estés entusiasmada, solo ten cuidado de que no te quiera utilizar solo para tener se%o en un arranque o pelea con su mujer].
Las palabras de Peri me hicieron reflexionar.
Tenía toda la razón, no debía permitir que las emociones se acumularan en mi pecho, hasta saberlas intenciones de Carlos conmigo, lo había visto dos veces después del bachillerato y la última hacía ya cinco años, así que podía decirse que no lo conocía tan bien.
[Bueno Peri tiene razón More, ten cuidado, pero disfrútalo, soñaste tanto con esto en la prepa, que si está pasando es por algo, yo siempre he pensado que nada en la vida es casualidad].
[Amiga, ¿Y si es él el alma gemela de la que habla tu horóscopo? Como dice Elsy, disfrútalo y conózcanse de nuevo, solo no hagas tonterías por favor].
[Chicas, estoy tan nerviosa, que no sé ni que hacer, estoy hasta temblando].
[Ponte más guapa de lo que eres].
[Y mañana nos cuentas todo con lujo de detalles, no voy a poder dormir pensando en lo que está pasando con ustedes].
[Vale, mañana les cuento todo].
Me despedí de mis amigas y me senté en el balcón a esperar, según la ubicación de Carlos, estaba a media hora venía conduciendo bastante rápido porque su ubicación se movía de prisa.
Un mensaje de Carlos me sorprendió y me hizo sonreír.
[Oye…dedícame una canción para escuchar en el camino].
Me quedé pensando por un momento, no tenía idea de qué decirle, no quería verme tan obvia dedicándole una canción.
Pero luego recordé una que yo solía escuchar en el bachillerato y sí, aunque él y yo nunca tuvimos nada que ver, siempre que la escuchaba me recordaba aquella época de mi vida.
[Escucha ‘De repente’ de Soraya]
Puse la canción en mi dispositivo móvil y comencé a escucharla, era increíble esa sensación en mi pecho, no me había sentido tan feliz en mucho tiempo, no pude evitar recordar a Adrián y sí, debía reconocer que ni siquiera con él, había sentido tal emoción.
Escuché la canción en varias ocasiones, hasta que vi la ubicación de Carlos y me percaté de que ya estaba dando vuelta en la esquina.
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