Amor verdadero -
Capítulo 22
Capítulo 22:
De pronto algo pasó, abrí los ojos y ya no era Karina la mujer que estaba conmigo, era ella, era More, completamente desnuda y montada a horcajadas sobre mí.
Su cabello rizado caía sobre sus hombros haciéndola ver tan bella y sensual, sus preciosos pechos danzaban al ritmo del movimiento de sus caderas y mi cuerpo comenzó a reaccionar ante la fricción de su vulva con mi miembro.
“¡Aghh Morelia!”, exclamé cuando sentí cómo tomaba mi miembro entre sus manos y lo introducía en su boca para lubricarlo.
Cerré los ojos para disfrutar sus labios succionando y lamiendo cada espacio de mi miembro, cada pliegue y saboreando cada gota que escurría de mi glande.
Después de lubricarlo por completo con su saliva, lo metió dentro de su vagina, y comenzó a moverse de una forma que me volvía loco.
Me hizo grita de placer cuando me arrancó un orgasmo. Cerré mis ojos y no supe más de mí.
Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente, me di cuenta de que Karina dormía desnuda a mi lado, llevé la mano a mi cabeza que me dolía de una forma espantosa.
Tenía un sabor amargo en la boca y la peor resaca que hubiera sentido en mi vida.
Me levanté y me metí a la ducha me sentía fatal por lo que había pasado, yo había jurado no volver a caer en las redes de Karina y el alcohol me hizo perder la cordura de la manera más estúpida.
“¿Me quieres decir quién es Morelia?”.
Me interrogó Karina apenas salí del baño.
“No es de tu incumbencia”, contesté tajante vagamente recordé que, en mis sueños, era Morelia la mujer con la que hice el amor y debí pronunciar su nombre.
“No importa quién sea, seguramente una mujerzuela con la que te revolcaste, pero no me preocupa, de ahora en adelante pensarás en mí cada vez que te metas en la cama con una mujer”.
“¡Karina estás loca! En verdad, te estás volviendo loca”.
Me vestí y bajé de prisa para irme de esa casa, no tenía nada que hacer ahí, pero Karla me detuvo en la escalera.
“Papi, ya preparé el desayuno. ¿Desayunamos juntos y luego me llevas a la casa de los abuelos?”.
“Karla, tengo que irme hija, vamos, desayunamos fuera y te llevo con los abuelos”.
“Pero papá, te preparé los chilaquiles que tanto te gustan. Anda, ya está listo el jugo de naranja”.
Me tomó de la mano y me arrastró hasta la cocina.
Karla tenía un poder de convencimiento sobre mí y siempre se aprovechaba del gran cariño que sentía por ella.
“Está bien, desayunamos y nos vamos”.
“Anoche los escuché a mi mamá y a ti reconciliándose, me da mucho gusto que hayas recapacitado papi”.
Me dio un beso en la mejilla.
No podía decirle que no había tal reconciliación y sería absurdo decir que su madre había abusado de mí estado de inconciencia.
Solo esperaba que se regresara pronto a la universidad y yo pudiera hacer mi vida lejos de Karina.
Estábamos desayunando cuando Karina bajó, vestida solo con camisón, se sentó junto a mí y Karla le sirvió el desayuno.
“¿Me sirves café amor?”, me dijo a mi porque la cafetera estaba de mi lado.
Tomé una taza y se lo serví sin decir nada.
“No sabes qué feliz soy porque ya se reconciliaron mamá, anoche los oí y no quiero ser indiscreta, pero qué bárbaros, quien diría que a su edad todavía tiren pasión de esa manera”.
“¡Karla!”, dije ya molesto por la situación.
“¡Ay, papá! No tiene nada de malo, yo soy adulta hace muchos años y además casi soy médico. Sé de se%o más que ustedes, te lo aseguro”.
“Los problemas entre tu mamá y yo son solo nuestros, por favor mantente al margen”.
“Está bien, pero promete que al menos esta noche te vas a quedar aquí, para que mañana me lleves muy temprano al aeropuerto, mi vuelo sale a las nueve de la mañana y tengo que estar de madrugada”.
Sabía que no iba a poder negarme, para llegar al aeropuerto con el tiempo necesario para el vuelo internacional, tendríamos que salir de casa a las cuatro de la mañana y eran casi dos horas desde mi departamento hasta la casa de Karina.
Lo más lógico era quedarme de nuevo ahí, pero esta vez tendría la precaución de no beber nada de alcohol y de cerrar la puerta con seguro, para evitar que intentara dormir de nuevo conmigo.
Parecía una estupidez, pero me sentía atapado en una red, era como una telaraña que me envolvía y que no me dejaría escapar tan fácil.
…
No sabía cómo reaccionar ante la indiferencia de Adrián, llevaba dos días sin saber nada de él después de nuestro breve encuentro se%ual.
Tal vez mi intuición no se había equivocado y en efecto, no iba a saber nada más de él.
Lo único de lo que yo estaba convencida, era de que no iba a rogar por su atención y mucho menos a hacer un drama si no volvía a llamarme.
Manuel tenía razón, debía alejarme de él y cerrar mi ciclo con José de forma definitiva, sanar mis heridas antes de involucrarme sentimentalmente con un hombre.
Después de todo estuvo muy rico y lo disfruté, pero no era para tanto como para morir por él.
Debía reconocer que sí, me gustaba y mucho, pero no creía tener sentimientos hacia él.
Lo había visto solo dos veces y aunque sentía que había química entre nosotros, eso no era suficiente como para armar una historia de amor en mi cabeza.
‘Cómetelo y luego le das las gracias por participar’.
Recordé el consejo de Santiago y sonreí, porque en efecto, me lo había comido literalmente hablando y quizá, era el momento de dejarlo ir.
Me enfoqué en el trabajo, necesitaba dinero y me había comprometido a leer dos libros por semana.
Tal vez era demasiado, pero yo tenía el tiempo y necesitaba el dinero, así que le pedí a mi jefa que me apoyara enviándome libros de menos paginas para que pudiera alternar mis tiempos de lectura y ella estuvo de acuerdo.
Tal vez iba a tener que leer día y noche, pero mis gastos me estaban comenzando a agobiar, cuando adopté a Tuluza, nunca imaginé que los gastos de un minino fueran a ser tantos.
Entre comida, vacunas y veterinario había gastado una buena suma, pero había estado viendo videos de gatos y la calidad de su alimentación para evitar que a la larga tuvieran problemas de salud.
Era muy importante y no podía comparar cualquier tipo de alimento, tenía que ser del mejor.
Estaba distraída con mi lectura cuando mi amiga Peri me envió un mensaje, como siempre, mi horóscopo.
[Amiga tienes que leer esto].
[Cáncer: La energía de tu alma gemela ya está en tu vida, si aún no lo conoces, estás a punto de conocerlo].
[Cierras un ciclo doloroso en tu vida y abres las puertas a un nuevo amor. Lo sabrás cuando lo veas porque no podrás negar la química que hay entre ustedes. Su amor está destinado a ser, porque proviene de vidas pasadas].
[Peri, ya sabes lo que pienso al respecto].
[¡Ay mujer de poca fe! Estoy segura de que ese hombre que conociste por la aplicación de citas, Adrián Morales, es tu alma gemela].
[Ese hombre que dices que es mi alma gemela, no me ha escrito en dos días y la última vez que nos vimos, le chupé hasta el alma, así que creo que tu horóscopo no le ha atinado esta vez].
[¿¡Qué le chupaste que!? ¿Te acostaste con él? Amiga, eso es grandioso].
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