Amor verdadero
Capítulo 10

Capítulo 10:

Se trataba de un libro de numerología lo cual era un tema totalmente desconocido para mí.

Me preparé un café y comencé a leer el libro hablaba de que cada número grupo de números simbolizaban el mensaje que los Ángeles enviaban a las personas que buscaban tener alguna explicación sobre acontecimientos que estaban sucediendo en su vida.

Para mi sorpresa era un libro bastante interesante, me pase todo el día leyendo sin parar. Solo me distraje un momento para prepararme un sándwich para comer.

Estaba tan inmersa en la lectura qué no me di cuenta del tiempo hasta que un mensaje en mi móvil mi distrajo.

Tomé el móvil y vi qué se trataba de un mensaje en la aplicación de citas. Se trataba de Adrián Morales. Estuve tentada a no contestar, pero me ganó la curiosidad.

El mensaje decía [¡Hola More! ¿Cómo estás? ¿Cómo va tu día?].

Vi el reloj y eran exactamente las 4:44 de la tarde y yo todavía no comenzaba a escribir la reseña que tenía que enviar a más tardar a las seis.

Contesté el mensaje sin pensar y le dije [Adrián estoy trabajando en la reseña de un libro y tengo un plazo para entregarla. ¿Me podría escribir después de las seis?].

No tuve contestación, así que pensé que quizá se había molestado por mi respuesta. Me encogí de hombros y seguí con mi trabajo.

Terminé la reseña justo a tiempo, la envié y me dispuse a darme una ducha para relajarme y preparar la cena.

Aunque en realidad no me apetecía cocinar, debía comer.

Iban a dar las siete de la noche cuando recibí un nuevo mensaje.

[Espero no molestar ¿Terminaste con tu tarea?].

Sonreí al ver qué Adrián no había contestado antes porque había respetado el tiempo qué le había pedido para terminar mi trabajo y me pareció un gesto muy amable de su parte.

Sin duda era un hombre respetuoso y eso se me hizo una buena señal, ya que sí era capaz de respetar mis tiempos sin molestarse, quizás era una persona que valdría la pena conocer.

Dejé la cena y me dejé caer en el sofá, por alguna razón que ni yo misma entendía, quería disfrutar el tiempo que durara esa conversación.

Que una mujer fuera capaz de poner por encima su trabajo y sus actividades personales antes qué hablar con un posible prospecto de pareja, hizo qué, conocer a Morelia Ortega me interesara todavía más.

Eso significaba que era una mujer independiente, capaz de valerse por ella misma y de no esperar un hombre que la mantuviera o le resolviera la vida para vivir sin trabajar.

Le di el espacio que me pidió y más tarde le volví a escribir nuestra conversación fue de lo más fluida parecía como si fuéramos ya buenos amigos.

[Espero no molestar ¿Terminaste con tu tarea?].

[¡Sí claro! Justo a tiempo para publicar la reseña en el horario establecido].

[¿Reseña? ¿Puedo saber a qué te dedicas? Claro, si no es indiscreción].

[Hago reseñas de libros er%tico – románticos para el blog de una editorial].

[¡Wow! ¡Qué interesante! Con lo que me gusta leer].

[Bueno, en realidad no creo que sea el tipo de lectura que alguien como tú acostumbre].

[¿Por qué no?].

[Mis amigos intelectuales, dirían que es literatura basura, el romanticismo está más bien enfocado a las mujeres que gustan de las novelas rosas].

[Bueno, pásame el enlace del blog donde puedo leer tu trabajo y deja que juzgue eso por mí mismo].

[¿Sabes? Esta aplicación es bastante incómoda para conversar ¿Te molestaría si hablamos por Messenger?].

Me sorprendí cuando me pidió que dejáramos la aplicación de citas y que habláramos por medio de Messenger, ya que era algo todavía más personal.

A los pocos minutos me envió una solicitud de Messenger y yo la acepté, no pude evitar revisar su perfil para conocerla un poco mejor.

Al parecer no era de las personas qué publicaban cosas íntimas, todas sus publicaciones eran sobre su trabajo, la gran cantidad de libros qué había leído y de los cuales colocaba un enlace dónde se podía leer la reseña que ella hacía para el blog de la editorial, por lo que pude comprobar que no me estaba mintiendo sobre su trabajo.

También publicaba alguno que otro pensamiento profundo, sobre todo del valor personal de la mujer.

Sus fotografías de perfil reflejaban una mirada triste y ninguna de ellas una sonrisa cómo sí de alguna manera mostrará al mundo que no era feliz, aunque aparentaba serlo.

More Ortega.

[Hola]. Recibí su primer mensaje por Messenger.

Adrián Morales.

[Hola].

[Así es más cómodo para mí porque puedo escribir desde la computadora. Odio tener el celular en las manos].

[Estoy revisando tu trabajo en el blog, es muy interesante].

[Bueno, después de que lo leas, me das tu opinión masculina ¿Te parece? Por lo pronto te dejo, estoy muy cansada y me estoy quedando dormida].

Esa noche se despidió de mí enviándome un emoticono con un beso, yo no solía ser tan expresivo ni siquiera por mensaje, pero me pareció un lindo gesto de su parte qué me hizo sentir que le agradaba hablar conmigo.

Estaba por meterme a la ducha cuándo recibí un nuevo mensaje.

Tomé el móvil pensando qué de nuevo se trataba de Morelia, sin embargo, la notificación provenía de la aplicación de citas se trataba de Mitzy la otra mujer con la que había interactuado.

Ella me propuso que nos tomáramos un café, vi la hora y todavía no era muy noche y en realidad yo estaba muy cerca del centro de trabajo de ella y pensé que sería buena idea conocerla.

Finalmente yo era un hombre solo y no me sentía atado a ninguna mujer era libre para conocer a quién yo quisiera y por el momento, no me apetecía iniciar ningún tipo de relación formal y Mitzy parecía una mujer bastante liberal, además de atractiva.

Acepté salir con ella y quedé en verla cerca de su trabajo.

Le pregunté que si no le importaba qué no llevara auto, no quería que al verme en la lujosa camioneta pensara que era un hombre adinerado y que fuera eso lo que la motivara a salir conmigo, pero no le importó.

Me duché de prisa y tomé un taxi para llegar a tiempo.

Si había algo que me molestaba era la impuntualidad de la gente, por lo que yo siempre trataba de ser muy puntual sobre todo cuándo se trataba de salir con alguna mujer.

Siempre llegaba por lo menos cinco minutos antes de la hora de la cita, aunque por lo regular me tocara esperar.

Tal como lo pensé Mitzy llegó diez minutos tarde a nuestra cita.

Cuando la vi me di cuenta de que sus fotografías en el perfil de la aplicación no tenían ningún filtro, era una mujer madura, alta, blanca, de ojos claros y labios muy apetecibles.

Tenía unos kilos de más, pero la curvatura de su cuerpo la hacía ver bastante se%y y su coquetería natural me pareció encantadora.

Nos tomamos un café y hablamos sobre todo de sus hijos, como toda madre ella estaba orgullosa de poder salir adelante sin la ayuda del padre de sus pequeños.

Eso me pareció admirable.

Para mí una mujer capaz de enfrentar al mundo por sus hijos era sin duda una mujer digna de admiración.

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