Amor después del matrimonio
Capítulo 82

Capítulo 82:

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Ladeó los labios sonriente, disfrutando de tenerlos entre sus manos.

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Deseaba hacerles pagar por todo el daño ocasionado a Isa, quizás es lo que haría, su mirada se ensombreció, anhelando poder hacerlo.

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Estaba muy atenta en la tarea que tenía de derecho penal, que no escuchó cuando se escuchó el sonido del ascensor avisando que alguien había llegado.

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Tomó una barra de chocolate y mordió un pequeño trozo, pasando la lengua sobre sus labios, disfrutando de la dulzura de su sabor.

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Desde donde se encontraba caminando Guillermo, observó perfectamente aquel momento en el que ella mordía aquella golosina, que él mismo le había regalado antes de irse a reunión con los Weber, que no pudo evitar que cada poro de su piel se le erizara.

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Sin poder evitarlo, una imagen irrumpió en su mente.

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Ella sobre él tomándolo de manera apasionada, con aquel hermoso destello que manaba de su mirada, pareciendo un par de brillantes estrellas y su larga melena rizada agitándose con sus candentes movimientos, golpeando sus hermosos montículos que tanto le encantaba recorrer con la yema de sus dedos, hasta llegar a sus endurecidas puntas.

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Sacudió su rostro al escuchar el sonido del ascensor, haciéndolo volver al aquí y ahora, se dio cuenta que había detenido su andar, y no solo eso, sino que su entrepierna estaba palpitando.

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¡Carajo!

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Inhaló profundamente para intentar calmar el deseo, que había despertado en él o de lo contrario se la llevaría a su oficina, sin importarle siquiera que estaban rodeados de otros bufetes y ahí mismo la tomaría, como no.

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“¿Mucho trabajo?”

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Le preguntó al llegar a su cubículo, haciendo un gran esfuerzo porque su voz se escuchara lo más estable posible.

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Isabella dio un ligero brinco exaltada, al sentirse sorprendida ante su imperceptible llegada.

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“Me asustaste”

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Respondió riendo.

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“Así has de tener la consciencia”

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Bromeó con mayor naturalidad.

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Arrugó el ceño ante su broma, y lo miró a los ojos.

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“¿Qué tal te fue en la reunión tan misteriosa a la que fuiste?”

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Enarcó una ceja sin poder ocultar su curiosidad, pues no le había querido decir con quien se reuniría, lo único que había solicitado era que le dejara libre su agenda por la mañana.

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Escuchar su pregunta, hizo que todo el deseo que lo envolvía, se disipara en cuestión de segundos y volviera a la realidad súbitamente, cambiando su expresión facial al instante.

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“¿Ocurre algo?”

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Isa indagó al ver su abrupto cambio.

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“Vamos a la oficina”

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Solicitó acercando su mano hacia la de ella.

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Al ingresar a su despacho, se dirigieron hacia la mullida sala de cuero, donde solía reunirse con los socios o algunos clientes grandes, y tomaron asiento.

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Guillermo se dio cuenta que Isabella se había inquietado, pues lo miraba a los ojos sin pestañear.

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“¿Por qué tanto misterio?”

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Cuestionó, sin imaginar a qué se debía, dedujo que se trataba de algo importante para él al tratar con tanto hermetismo el tema, pues en realidad, él era un hombre discreto en su vida personal y por ende también en los negocios.

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“Desde hace algunos meses la firma Weber, había estado solicitando una reunión conmigo, por cuestiones ajenas a mí, y de causas mayores, la primera vez los dejé plantados, desde ese día han estado insistiendo, y no había podido dar un espacio en mi agenda para poder aceptar la invitación que me habían hecho”.

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Con tan solo escuchar que pronunció el apellido Weber, la piel se le erizó por completo a Isabellam no se lo podía creer.

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Nunca imaginó que Guillermo tuviera que relacionarse con ellos, no pudo evitar sentir temor, al grado que sus manos temblaron.

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“¿Vas a hacer negocios con ellos?”

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Su voz se alteró un poco.

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“Aún no he tomado una decisión”

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Respondió con sinceridad.

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“Hace un par de meses me interesaba acercarme a ellos, ya que tiene presencia en algunos estados en los que me gustaría estar”.

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A pesar de que intentó ser cuidadoso con cada palabra que iba pronunciando, se dio cuenta que Isabella no lo estaba tomando nada bien.

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Se veía pálida.

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Al tomar sus manos se percató que estaban temblorosas.

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