Capítulo 77:

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Al Isabella estar en la oficina con Guillermo, Maritza abrió la puerta, sin tocar, como solía hacerlo antes de que la joven, se lo impidiera.

“¿Estás ocupado?”

Expresó con una gran sonrisa, su barbilla tembló al verla besándolos, su pecho ardió de la impresión que se llevó.

“¡No puedo creer lo que veo!”

Exclamó con molestia.

Guillermo abrazó a Isabella al sentir que se alejaba de él, sintiendo como el ritmo de su respiración se agitaba.

“¿Por qué entras sin tocar?”

Refutó Guillermo.

“Las relaciones entre compañeros son prohibidas en la empresa”

Señaló.

“¿Por qué no cumplen con las reglas?”

Presionó con fuerza los labios para evitar atacarse de la risa.

“Eso fue en el siglo pasado”

Refutó.

“¿En qué siglo vives?”

“Hasta el día de hoy, no hay cambios en los estatutos, tengo que aplicar las sanciones correspondientes, esto amerita la separación del cargo, inmediatamente”.

Señaló hacia ellos.

“¿Me vas a correr?”

Guillermo preguntó sin poder evitar el sarcasmo.

Después de encontrarse con Emma, Oliver necesitó salir a caminar.

Estaba completamente horrorizado de todo lo que ella le dijo, y saber que él la había empujado a los brazos de su propio hermano.

No podía con eso.

Se sentía el hombre más miserable y pequeño del universo.

¿Qué estaba haciendo mal?

¿En qué estaba fallando?

¿Él… es el problema?

Al llegar a central park, se dejó caer debajo de un árbol, recargando su dorso sobre el grueso tronco de un árbol.

Todo en su interior era un torbellino.

No sabía hacia dónde dirigir su camino.

Necesitaba ordenar su vida.

No tenía la menor idea cómo hacerlo.

Entonces pensó en la única razón que encontraba para vivir, aquella niña de la que su madre le había hablado.

“Tengo que cambiar, tengo que ser un buen padre para mi hija. Ella será el motivo que necesito para ser distinto”

Expresó convencido.

“Enfocaré cada uno de mis días en buscarte”.

Dijo con convicción.

“Responde”

Guillermo dijo ladeando los labios.

“¿Me vas a correr?”

Volvió a preguntar.

“Claro que a ti no, ¿Qué demonios te pasa? ¿Por qué te estás haciendo el chistoso?”

“Eso es lo mismo que me pregunto, yo”

Dijo de forma directa.

“¿A quién crees que estás amenazando?”

La miró a los ojos con severidad.

Maritza elevó su rostro, su gruesa voz retumbó en sus oídos, al escuchar la manera en la que hablaba.

“Solo… cumplo con mi trabajo”

Refutó.

“Ella no está cumpliendo con las reglas de la empresa”.

La señaló con su dedo índice.

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