Capítulo 58:

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Ambos correspondieron a aquella expresión de emoción, Isabella extendió sus brazos para que se acercara, se llevó una gran sorpresa al ver que su pequeña se acercaba, pero era a Guillermo a quien abrazaba.

Guillermo se enterneció al verla llegar hasta sus brazos.

“Te extrañé”

Escuchó decir a la pequeña.

“También yo”

Respondió depositando un tierno beso sobre su frente, distinguiendo como la niña se aferraba con fuerza a su cuello.

“¿Para mí no hay un abrazo?”

Isabella le preguntó a María.

“Si también tengo uno muy grande”

Contestó acercándose a ella para darle un abrazo y un beso, y luego volvió a los brazos de Guillermo.

“Vaya parece que tengo competencia”

Isabella mencionó sonriente.

“Espero no tener que elegir”

Bromeó él, sintiendo que como la pequeña se dejaba de mover.

“Vaya tienes buenos brazos, ya se quedó dormida”

Murmuró.

“Espero que no pase eso conmigo”

Bromeó.

Al ponerse de pie, con María en brazos, Guillermo, detuvo a Isa, tomándola por el cuello, para acercarla y poder besarla.

“Prometo que nunca te aburrirás a mi lado”.

“Te creo”

Susurró.

Por la mañana Victoria ingresó a la habitación de Mason y azotó a la puerta con fuerza.

“¡Despierta!”

Ordeno.

“Tenemos que hablar”.

Mason se rodó sobre la cama y la ignoró.

“Es necesario que hablemos”

Abrió a las gruesas cortinas para que ingresara luz.

“¡Déjame dormir!”

Gruñó con molestia y se cubrió el rostro con una almohada.

“¡Abre los ojos!”

Jaloneó la almohada y se la quito.

“Anoche no pudimos hablar porque llegaste muy tarde”

Reclamó.

Al ver que no abría los ojos, tomó un vaso de agua y vertió sobre su rostro un chorro.

“¿Qué demonios te pasa?”

Se sentó sobre la cama, completamente encolerizado.

“¿Por qué entras sin mi permiso? Y encima de todo me mojas”.

La miró con molestia, con el pecho agitado.

“Quiero que expliques ¿Por qué me ocultaste que tengo una nieta?”

Reclamó fúrica.

“El lugar de María, está en esta casa, con su padre, Oliver tiene que saberlo, ¿Acaso no piensas?”

Mason se tensó al escucharla, ya había descubierto su secreto, no podía permitir que se lo dijera a su hermano tenía que hacer algo.

“Porque las cosas no son tan sencillas como piensas, ¿Acaso no recuerdas el motivo por el que la corrió?”

Victoria frunció el ceño, aquella escena llegó a su cabeza, entonces separó los labios en un gran 0, al ver la sonrisa cargada de cinismo que esbozaba su hijo.

No se atrevió a decir más.

Isabella frunció el ceño al observar que Guillermo cerraba las rendijas de sus persianas al reunirse de forma misteriosa con uno de sus asociados.

Supuso que se trataba de un caso sumamente importante y no deseaba que nadie los viera, además que la indicación que dio es que no los interrumpieran.

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