Capítulo 55:

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Guillermo se puso de pie y la tomó entre sus brazos, para que se pusiera de pie.

“¿Atrévete a negar que desearías que fuéramos pareja y nos arriesgamos?”

Su mirada se perdió en aquellos hermosos ojos color chocolate.

Los ajos de Isabella se fijaron en sus carnosos labios, no podía dejar de desear acariciarlo y volver a sentir que flotaba entre algodones de azúcar.

“No, no puedo negarlo”

Respondió sin dejar de mirarlo.

“Son muchas cosas las que me detienen”

Confesó.

Todo era tan confuso…

Todo era tan rápido…

“Soy madre de una niña que solo me tiene a mí. Y mi deber es pensar primero en ella antes que en mí. Tengo compañeras que pasan por mi misma situación, y se han encontrado con el rechazo de sus parejas hacia sus hijos, algunos de ellos, los han llegado a maltratar. Yo no podría permitir que nadie tocara a mi hija, por pensar primero en mi”.

Guillermo la miró con ternura.

Desde que la conoció, supo que era una mujer muy fuerte, a pesar de haber sido lastimada tanto por la vida.

“Dame la oportunidad de demostrarte que soy un hombre diferente a los que has conocido”

Delineó con su dedo pulgar sus apetitosos labios.

“¿Y si me vuelvo a equivocar?”

Preguntó con temor.

“No podré soportar otra caída”.

“¿Y si no te equivocas? ¿Y si dejas pasar el verdadero amor por miedo?”

Cuestionó con voz firme pero suave.

Inclinó su rostro y cerró sus ojos presionándolos con fuerza, deseaba que aquellas sombras, que la atormentaban de una vez, se disiparan, y desaparecieran para siempre.

Intentaba que sus pensamientos y su corazón se sincronizaran para poder tomar una decisión.

La tomó entre sus brazos y la estrechó, al comprender que tenía miedo.

“¿Qué dices deseas arriesgarte a mi lado?”

Preguntó y luego dio un beso lleno de ternura sobre su frente.

Victoria cerró la puerta del despacho, y miró con seriedad al hombre que tenía frente a ella.

“Mi hijo ya no estará al frente de la investigación sobre la señora Isabella”

Miró a los ojos al investigador.

“A partir de este momento quién lo hará soy yo”

Explicó.

El hombre arrugó el ceño y retiró sus gafas oscuras.

“¿Y el Señor Mason?”

Preguntó con extrañeza.

“¿Por qué ya no trataré con él?”

Indagó sin comprender.

“Seré breve para explicarle cómo funcionan las cosas”

Victoria elevó su mentón.

“Soy yo la que paga por ello y eso me da el poder de decidir quién estará al frente”.

Ladeó los labios sonriente.

“Además que también soy la que decide su futuro, si permanece o no con la compañía, ¿Le quedó claro?”

La mirada pasó saliva.

“Claro que lo entendí”

Se aclaró la garganta.

“Estaba segura que así sería”

Sonrió.

“Necesito que me diga todo lo que sabe de Isabella Rodríguez”.

El hombre tomó la carpeta con lo que había investigado y se la entregó, sus manos temblaron ligeramente al saber que Mason no deseaba que la viera.

Le había dejado en claro que su mamá estaba fuera de todo eso.

Victoria de inmediato la abrió y se puso a leerla.

No pudo evitar reírse al saber que había trabajado limpiando un restaurante.

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