Capítulo 48:

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“Sí”

Respondió al tiempo que afirmaba con su cabeza.

Al ver que no lo miraba a los ojos, supo que algo la inquietaba.

“¿Estás enojada?”

Indagó sin dejar de mirarla.

“No, todo en orden, licenciado”

Respondió acomodando las carpetas sobre su escritorio.

¿Necesita algo más?

“Deseo invitarte a comer”

Se acercó a ella, pero se detuvo al ver que retrocedió.

“No, muchas gracias, tengo muchas cosas que hacer, que tenga buen provecho”

La joven giró en su eje y salió de la oficina, sintiendo que su corazón latía desbocado.

No se atrevió a mirarlo a los ojos.

“¿Qué me ocurre?”

Se cuestionó con preocupación, al sentir que su pecho dolía.

Su extraña actitud, le causó desconcierto, por lo que salió de la oficina detrás de ella y recargó sus manos sobre su cubículo.

“¿Qué te sucede?”

Preguntó mirándola fijamente a los ojos.

“Nada, tengo mucho trabajo”

Mencionó mostrando una pila de expedientes que tenía que archivar.

“¿Necesita algo?”

Preguntó mientras abría una de las carpetas y fingía leer unos documentos.

“Saber, ¿Qué te ocurre?”

Argumentó bajito para no llamar la atención.

“Estoy bien, deseo hacer bien mi trabajo, no quiero que tenga quejas”

Se justificó.

“Es mi primer día y no deseo que comiencen a murmurar que me contrató por otras razones”.

Guillermo arrugó la frente.

“¿Por qué otra razón te habría contratado?”

Indagó.

Me gustaría que saliéramos a comer para conversar y me dijeras, ¿Por qué estas molesta?

¿Alguien te hizo algo?

Negó con su cabeza.

“Nadie me hizo nada, no puedo salir a comer”

Contestó sin verlo a los ojos.

“Lo lamento”

El tono de su voz decreció.

Dirigió su mirada hacia el corredor donde estaban los compañeros de Isa y se tensó al darse cuenta que los estaban viendo.

“Licenciado”

Uno de los socios de la firma se acercó a él.

“Necesito hablar con usted, sobre algunos casos. Necesito su consejo, lo invito a comer ¿Qué dice?”

Presionó con fuerza sus puños y respiró profundo.

“Está bien, acepto tu invitación”

Contestó y se giró.

“Te veo después de la comida”

Comentó a la joven.

“Vamos a tener una junta, espero que tenga tiempo, Señorita Rodríguez”

Dijo con seriedad y se retiró.

Emma se aferró con fuerza a su cinturón de seguridad.

Intentaba respirar profundamente para disipar el nerviosismo, que le ocasionada viajar en la camioneta de su cuñado.

Desvió su mirada hacia la autopista y no dijo ni una sola palabra.

“Vi que Oliver salió casi cuando entraste a la habitación”

Rompió el silencio.

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