Capítulo 46:

🍙 🍙 🍙 🍙 🍙

“La casa invita”.

Varios días transcurrieron, Guillermo caminó a lado de una joven que portaba un lindo vestido ceñido a su cuerpo en color turquesa.

En cuanto llegaron al corredor donde se encontraban el cubículo, frente a la oficina de Guillermo, se detuvieron.

“Este será tu lugar de trabajo”

Expresó sin poder dejar de mirarla.

Un ligero rubor, tiñó las mejillas de aquella joven, que lucía una nueva imagen.

Con el cabello perfectamente alisado y unas zapatillas de un tacón considerable en lo que se acostumbraba a usarlos.

“En unos minutos tengo una junta, si se te ofrece algo, envíame un mensaje, en cuanto pueda te responderé”

Le guiñó un ojo.

“Gracias, despejaste muchas de mis dudas en la semana, espero que sea suficiente”

Ella expresó sonriente.

“Suerte”

Murmuró y se retiró.

Minutos más tarde, los fuertes chasquidos de los tacones de Maritza retumbaron por el pasillo.

Al llegar hasta el cubículo de Isabella, la miró con frialdad.

Estaba que se moría de celos al saber que estaría pegada a Guillermo la mayor parte del día, sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de lo cambiada que estaba.

La escudriñó lentamente.

“Hasta ahora me doy cuenta porque Guillermo te está ayudando tanto”

Isabella arrugó la frente sin comprender.

“¿A qué se refiere?”

Indagó con curiosidad.

“Eres el vivo retrato de Iris, su difunta esposa. Se amaban tanto. Seguramente es a ella a quién ve, y no a ti”

Ladeó los labios victoriosa.

Escuchar aquellas palabras fue como arrojarle un balde de agua helada.

Si eso era cierto, Guillermo no sentía interés por ella, sino por su mujer, a la que perdió.

Parecía ser un hombre muy correcto, muy sincero, no supo qué pensar, sin embargo, le dolieron las palabras de aquella mujer.

¿Será verdad lo que Maritza dijo?

Sacudió su rostro y dirigió su mirada a Maritza.

“El licenciado es un hombre muy bueno”

Mencionó con firmeza.

“Tiene un buen corazón. Es por eso que me ayudó, pero también porque sabe que puedo hacer un buen trabajo”

Tomó asiento y sacó la agenda de Guillermo.

“¿Le puedo ayudar en algo?”

“No, en nada”

Expresó la mujer.

“Ya veremos si es que puedes con el puesto, no quiso hacerme caso, espero que no se arrepienta de haberte contratado”.

Estaba por marcharse, pero se detuvo.

“A menos que lo estés entreteniendo de… otra forma. Solo así me explicaría, porque tanto interés por ti, seguramente cumple la fantasía de creer que la vuelve a tener entre sus brazos”.

Isabella se puso de pie, y tomó la taza que Guillermo le había regalado, en la mañana, antes de que salieran hacia la oficina.

Para ella fue un gesto muy lindo, ya que la había mandado a grabar con su nombre, solo que él le había mandado a poner:

‘Bella Rodríguez’

‘Seguramente desearía ser usted, esa mujer’

Pensó y se dirigió hacia la mesa donde se encontraba la cafetera, ignorándola, rodó los ojos al ver que iba detrás de ella.

“Te voy a estar vigilando y al primer error que tengas, te voy a echar a patadas”

Murmuró bajito.

“Que tenga buen día, licenciada”

Expresó dándole la espalda, en cuanto se alejó, presionó con fuerza su puño.

“Jamás permitiré que me vuelvan a tratar así”

Aseguró y volvió a su lugar.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar