Amor después del matrimonio
Capítulo 41

Capítulo 41:

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“No, soy un hombre que habría hecho feliz a Isa, estábamos por huir lejos, para empezar una vida juntos. Estaba harta de tus borracheras y tu falta de comprensión, por eso se acercó a mí, poco a poco nos fuimos enamorando. La primera vez que la hice mía, no imaginas la forma que vibró entre mis brazos, aún conservo su sabor”

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Pasó la lengua por sus labios.

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El rostro de Oliver se desencajó, su mirada se desorbitó, marcándose la vena de la frente, estaba completamente exacerbado, había logrado despertar al verdadero demonio, deseando acabar con él de una buena vez.

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“Te voy a matar”

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Le juró.

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“¡Basta!”

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Victoria ingresó con la gente de seguridad, y de inmediato los separaron.

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“Acepta soy más hombre que tú”

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Espetó Mason.

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Victoria observó a Mason, sin poder dar crédito a lo que escuchaba, se dio cuenta que había creado un verdadero monstruo, al que no le importaba nada más que él, era un desgraciado, a diferencia de ella, que todo lo había hecho por el bien de su familia.

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“Ya cállate”

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Victoria gritó y lo abofeteó.

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“Te odio”

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Oliver expresó con dolor.

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En su interior sabía que todo lo que dijo era verdad.

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No la complacía nada.

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Especialmente en la intimidad, le rogó muchas veces que se fueran de ahí, pero no la escuchó, cayó en la conclusión que él era el culpable.

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Él y nadie más que él la habían lanzado a los brazos de su hermano.

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Un casanova experimentado, a la que no había mujer que se le resistiera ante sus encantos, eso es lo que se decía en el bufete.

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Mason elevó la cabeza victorioso, por la expresión de su rostro, se dio cuenta que había logrado lo que quería.

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Hacerlo dudar.

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Con el panorama preparado, solo había que soltar la bomba y hacerles saber que tenía una hija con Isa.

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Primero habría que encontrarla y luego conquistarla o buscar la manera, por las buenas o por las malas de que fuera su mujer.

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Una sonrisa sombría salió de sus labios.

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Victoria se estremeció.

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Estaba sintiendo un fuerte escalofrío al ver la reacción de su hijo.

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¿Qué estaba tramando?

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Lo conocía mejor que a nadie y por la forma en la que los veía, no era nada bueno.

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Absolutamente nada bueno.

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Eran las nueve de la mañana, cuando Isabella se despertó, estaba tan agusto metida en aquella mullida cama.

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Hacía tanto tiempo que no descansaba como lo hizo aquella noche.

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Deslizó varias veces las palmas de sus manos con la textura lisa de las sábanas, no supo por qué, pero eso la hizo sentirse relajada.

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Algo que, desde hace varios años, no existía en su vocabulario.

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Al ver a María perdidamente dormida, la hizo saber que también disfrutaba del confort que le daba estar en el departamento de Guillermo.

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Se dirigió a la cabina de baño, y se metió a la ducha; tener contacto con el chorro de agua caliente, la hizo relajarse aún más.

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Era maravilloso el efecto que causaba en ella, qué decir del delicioso aroma del shampo a frutos rojos.

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Momentos después, tocaron a la puerta.

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“¿Puedo pasar?”

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Guillermo cuestionó.

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“Claro, adelante”

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Respondió, mientras se secaba su larga cabellera.

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Guillermo ingresó sosteniendo una bandeja.

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“Les traje el desayuno”.

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“No… debiste molestarte, podemos bajar”

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Susurró la joven.

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Estaba esperando a que despertara María.

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