Amor después del matrimonio
Capítulo 27

Capítulo 27:

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La joven inhaló hondamente para no contestarle mal, entonces supo que esa era la oportunidad que estaba buscando, y para ser tomada en cuenta, hablar directamente con la cabeza de aquella importante firma de abogados.

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Suspiró profundo, y se dirigió al ascensor del personal y se movilizó para cumplir con su labor.

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Luego de un viaje de varios días, Guillermo ingresó al corporativo, caminó por las baldosas de mármol y se detuvo unos minutos para hablar con Maritza, la gerente de recursos humanos, e hija de unos viejos amigos de sus padres.

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“¿Ya tienes a los candidatos para cubrir el puesto de mi asistente?”

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La mujer contuvo el aire ante la penetrante mirada color chocolate de Guillermo.

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Tuvo que tragar con rapidez la saliva para evitar tartamudear.

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Ante el estremecimiento que le provocaba tenerlo tan cerca, era algo que no podía evitar.

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Desde que lo conocía muchos años atrás le provocaba tantas cosas.

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Su aroma era exquisito, embriagador, su incipiente barba perfectamente contorneada, le acentuaba más la personalidad enigmática.

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Hasta el momento nadie de ahí sabía nada de su vida personal.

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Además, que su postura estaba cargada de seguridad, y eso la volvía loca.

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Suspiró profundamente al saber que la poca información que tenía de su vida personal, era por lo que sus padres le contaban.

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“Dos candidatos”

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Se aclaró la garganta para responder.

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Pues su intención real, era mantener lejos a toda mujer que trabajara directamente para él, desde que había enviudado, no quitaba el dedo del renglón para intentar conquistarlo una vez más.

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Frunció el ceño con extrañeza.

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“¿Hombres los dos?”

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Indagó.

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“Sí, las chicas que se han presentando, no tienen los estudios necesarios, ante sus exigencias, no le aguantarían el paso, señor”

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“Sí tú lo dices… te creo, eres la experta en las contrataciones”

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Miró su reloj.

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“Después de la comida, los entrevistaré”

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Indicó caminando hacia el ascensor para dirigirse a su oficina.

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En cuanto ingresó a la oficina del desconocido CEO, lo primero que hizo Isabella, fue limpiar el fino escritorio de caoba y colocó sobre su escritorio su curriculum, deseando que aquel hombre le diera una oportunidad.

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Encendió la aspiradora y comenzó a pasarla por cada uno de los sillones de la sala, estaba por continuar para pasarla por el piso, cuando una de las secretarías de los abogados la llamó.

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“Necesitamos tu apoyo, el abogado García, tiró el café en la mesa de juntas y la vas a ocupar en poco tiempo”

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Tuvo que interrumpir sus labores, dejando todas las cosas de limpieza ahí, sin imaginar que Guillermo, estaba por llegar.

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Mientras caminaba por el largo pasillo, saludó a un par de colegas, y se detuvo a conversar con uno de ellos.

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Hablaron sobre algunos pendientes y luego ingresó a la presidencia.

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Frunció el ceño al observar que había cosas regadas por todos lados.

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“¿Qué rayos es esto?”

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Se preguntó con algo de molestia.

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“Lo lamento señor, pero la chica que hace la limpieza se enfermó, hubo que traer a otra chica”

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Explicó la secretaria.

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Guillermo inhaló profundo y centró su mirada en los libros de su estantería, los cuales estaban perfectamente acomodados, al igual que su colección de autos.

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“¿Cuánto tiempo le llevará terminar?”

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Indagó.

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“Voy air a trabajar a la oficina que está desocupada”.

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“Como veinte minutos”

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Respondió la mujer.

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Se acercó a su escritorio y tomó la pila de carpetas que tenía y salió de ahí.

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“Necesito un café”

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Solicitó a la secretaria.

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Tomó asiento sobre la silla de cuero y chasqueó con molestia la boca, no era su silla, ni tampoco su oficina.

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Sujetó la carpeta que estaba al frente para poner a estudiar el caso, que había dejado, entonces frunció el ceño al encontrarse con una hoja de vida.

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