Amor después del matrimonio
Capítulo 162

Capítulo 162:

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“No se acerquen a mi hija”

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Gruñó llena de rabia al ver que la mujer y el personal de su seguridad, se burlaban.

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“No temas, nenita, yo soy tu abuela, la mama de tu papá Oliver”

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Refirió inclinando su cuerpo para verla a los ojos.

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“Ven conmigo, déjame verte mejor”

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Pronunció modulando su tono de voz.

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María se aferró con las manitas sudadas a la blusa de su mamá, sin comprender lo que ocurría, sintió que ambas corrían peligro.

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“Te tengo preparada una habitación, está hermosa, ya la conocerás”

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Expresó la mujer, sin dejar de sonreír y dio un par de pasos más hacia ella.

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“¡Aléjese!”

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“¡Ella lleva mi sangre!”

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Con una mirada dura, una que jamás habían visto en él y con largas zancadas, se interpuso entre Victoria y su familia.

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Su pecho ardía de lo enfurecido que se sentía, tanto, que no se dio cuenta en qué momento soltó las cosas que llevaba sosteniendo entre sus manos.

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Fue tan grande la impresión que se llevó al ver a esa mujer, cerca de ellas, que en lo único que pudo pensar fue en protegerlas, olvidándose de todo.

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Al escuchar aquella masculina voz, que evidentemente irradiaba furia, Victoria volteó a ver a Guillermo, apreciando los angulosos rasgos de su rostro, que anunciaban a simple vista.

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Peligro.

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De no ser, porque se encontraba resguardada por sus escoltas, hubiese retrocedido de inmediato, pero no lo hizo, contuvo el aire para disipar el escalofrió que la recorrió, anulando el atisbo de temor que se asentó en la boca del estómago.

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Al contrario, irguió su robusto cuerpo y elevó la cabeza con altivez, intentando denotar dominio y poder.

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Guillermo no pudo evitar hacer una mueca, al pasar a un lado de ella, inclinó su cabeza y la miró a los ojos, sin ocultar el desagrado que le ocasionaba tenerla frente a él.

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“Vaya que el mundo es un pañuelo”

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Pronunció la mujer.

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“Jamás imaginé encontrarlos precisamente haciendo las compras te vería”

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Mencionó con sarcasmo.

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Presionó con fuerza sus puños al ver a los dos sujetos detrás de ellas, por lo que de inmediato sostuvo a María, y se acercó a Isabella, para anteponer su cuerpo y protegerla.

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“¿Qué es lo que quieres?”

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Gruño, sintiendo la mano sudorosa de Isabella presionando la suya.

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Sabía que tenían que salir de ahí.

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“Lo que por ley me corresponde”.

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Dirigió su mirada hacia María.

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“Tengo derecho de conocer a mi nieta, lo sabes”.

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Dio un paso al frente.

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“No tienes derechos a nada”

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Gruñó Isabella.

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“El único padre que María conoce es mi esposo, y así seguirá siendo”.

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Bramó, sintiendo como escurrían el sudor de su frente.

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“De ninguna manera”

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Respondió la mujer.

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“Quiero que mi nieta conozca a su padre y conviva con nosotros, tenemos derecho”.

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“Esta conversación llegó a su fin”

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El abogado de la Vega anunció, al ver llegar a uno de los hombres de su personal de seguridad, a quienes les había solicitado que lo esperaran en la entrada del supermercado, al ver que tardaron más de lo acordado, comenzaron a buscarlos.

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Al presenciar aquella situación, el hombre llamó por radio a sus compañeros, corrió hacia Guillermo.

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“Los quiero de inmediato en el pasillo de congelados”

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Ordenó, y se giró hacia los dos hombres para encararlos.

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“Cualquier cosa que quieras, lo veremos en la corte, ya sabrás de mí”

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Anunció Guillermo.

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Victoria pasó saliva con dificultad al escuchar su amenaza, pero no demostró ni un poquito de temor, a pesar de que lo sintió.

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No podía retroceder.

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¡No ante esa mujer!

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